Lo que señala el norte

Reseña del libro “Lo que señala el norte”, de Pedro Conde Luque

Lo que señala el norte

Siempre he pensado que una de las tareas más difíciles a las que se enfrenta un narrador es la de saber condensar bien aquello que quiere decir. Una, que ha leído mucho, enseguida detecta cuándo un escritor tiene esta habilidad y, sinceramente, es algo que agradezco. No me gustan demasiado los circunloquios y en la literatura estos llevan, a veces, a caminos pedregosos. Saber decir lo que se tiene que decir en pocas palabras, sin demasiadas florituras y sin aburrir al lector es un don. Un don que, sin duda, Pedro Conde Luque posee.

Y es que el mismo autor duda de si Lo que señala el norte, su segundo libro publicado, podría ser clasificado como un cuento largo o una novela corta. Personalmente, creo que es una novela. Una de esas novelas que condensan a la perfección su trama. No creo que le falte ni le sobre nada a este libro que ha conseguido atraparme desde la primera página.

Pedro Conde Luque nos adentra en esta singular historia a través de un narrador en primera persona. Un narrador del que poco sabemos, tan solo lo que él nos deja intuir, pero al que, poco a poco, y página tras página, iremos descubriendo bien.

En voz de este narrador conocemos a Dolores, una viuda sin hijos que vive dos casas más allá de la suya. Una mujer menuda, desgastada por una vida larga de trabajo y sinsabores, que siempre viste de riguroso luto. Para nuestro narrador, Dolores parece pedir en cada respiración, en cada mirada y palabra que llegue pronto el fin de sus días.

Comienza así una macabra obsesión que llevará a nuestro protagonista al límite de sí mismo, una aventura extraordinaria en una vida completamente ordinaria. Disfrazando su deseo en empatía, en una misericordia casi divina, decide acabar con la vida de Dolores. Matarla no sería un crimen, sino más bien una obra de caridad.

Así es como se cuela en su casa para perpetrar su gran obra benéfica. Dolores debe morir. Sus ojos, su cuerpo… todo en ella pide a gritos acabar con esta vida sinsentido y él será el héroe dispuesto a poner fin a este sufrimiento. Bajo la oscuridad de la noche, tratando de evitar así ser visto por cualquiera de sus vecinos, que nunca entenderían que lo que él quiere llevar a cabo es un acto de amor, nuestro narrador llega a la habitación de Dolores.

Pero los crímenes perfectos no existen, ni siquiera aquellos que se cometen misericordiosamente. Siempre hay algo que se escapa, un pequeño detalle, un testigo con el que no contábamos, alguien que jamás podría comprender la bondad que esconde este acto de amor puro.

Pedro Conde Luque nos adentra en la mente de un personaje por el que comenzamos sintiendo, irremediablemente, cierta empatía. No obstante, a medida que avanzamos en la lectura, el autor consigue, magistralmente, hacernos pasar de esa simpatía inicial al horror.

Con un tono reflexivo, el autor nos sumerge en Lo que señala el norte en una historia breve que condensa a la perfección esa esencia retorcida y macabra de su protagonista. Una novela que sorprende, que atrapa, que conmueve y que describe con maestría la psique humana.

Lo cierto es que esta historia, algo sórdida, en ocasiones conmovedora y ciertamente muy adictiva, me ha encantado. No esperaba encontrarme algo así cuándo comencé a leerla, pero las sorpresas me chiflan. Lo que señala el norte, de Pedro Conde Luque, es el ejemplo perfecto de una novela bien construida y brillantemente ejecutada que no dejará indiferente a ningún lector.

Deja un comentario