Lugar que vuelve. Cuentos en rondas

Reseña del libro “Lugar que vuelve. Cuentos en rondas”, de Alba Vera Figueroa

Lugar que vuelve

Volver a ciertos autores es, en ocasiones, una garantía de éxito. Volver a Alba Vera Figueroa no defrauda. Esta autora argentina consiguió, con su voz cálida, delicada y al mismo tiempo llena de fuerza, emocionarme con sus dos anteriores libros de relatos: Los irreales y El crepitar de la memoria. Por eso sabía que adentrarme de nuevo en su mundo, en su compromiso por recuperar la memoria y en sus personajes que rebosan vida iba a suponer de nuevo un viaje emocional que, gustosa, estaba deseando realizar. Y, efectivamente, así ha sido.

Alba Vera Figueroa sigue utilizando la literatura como rebelión en este libro de relatos que cierra su particular tríada. La voz de la autora es aquella del compromiso, una voz que irrumpe en la monotonía y el costumbrismo para, como un vendaval, zarandear todo lo que damos por hecho en la historia, nuestras raíces y orígenes. Y todo, una vez más, con una calidad literaria excelente.

Lugar que vuelve es, como os decía, la tercera parte de esta tríada compuesta por Los Irreales (2021) y El crepitar de la memoria (2022). Los relatos que componen este libro se agrupan en Rondas y Epílogo. De este modo, el lector encontrará en Ronda histórica cinco relatos sobre la Tucumán de los años noventa. Estas historias, entre las que se encuentran “Están cableando la ciudad”, “La tierra, siempre la tierra” o “Rituales” muestran las secuelas psíquicas y sociales ejercidas en los ciudadanos por el terrorismo de estado durante los años 76 a 83. Son estos pues relatos políticos y sociales que nos invitan a reflexionar y a percibir una realidad que hace tiempo quedó atrás pero que sigue estando, en muchos sentidos, latente en la sociedad.

En Ronda de mujeres, las protagonistas son, evidentemente las mujeres. Se recogen aquí seis relatos cuyas temáticas abordan diversas inquietudes, costumbres y situaciones. Relatos como “Giro permitido”, donde la rutina es puro cambio; “Helechos”, que refleja el arraigo y la maternidad; o “Chocolates”, una alegoría acertadísima que el lector deberá descubrir.

Ronda de pinturas contiene relatos de una temática más diversa. Se trata de historias que sirven como experimentación con el lenguaje, con el mundo de la fantasía y lo onírico. En ellos Alba juega con las palabras, domina el lenguaje a su antojo y ofrece al lector un espectáculo literario brillante en relatos como “El secreto”, lleno de lirismo y fuerza o “Malograr el olvido”, donde la ausencia impregna cada una de sus palabras.  

Ronda de misterio, por su parte, está compuesto por cuatro cuentos que rozan lo inexplicable, lo místico y lo irracional. “Del otro lado de la luz” o “La ofrenda” son el ejemplo perfecto de cómo narrar la realidad desde otro prisma, uno que no admite explicaciones.

Finalmente, en Epílogo, la autora consigue sorprender de nuevo al lector con un relato que reúne un poco de las características de los anteriores, pero que resulta ser totalmente diferente a lo narrado. Un relato cuyos protagonistas y destinos sorprenderán al lector, sin duda.

La literatura como herramienta política, el relato como arma. Un utensilio mágico capaz de abrir mil y un universos ante nosotros. Los veinticuatro relatos que componen Lugar que vuelve son la muestra de que, como dijo Margaret Atwood: “Una palabra, tras otra palabra, tras otra palabra es poder”. Y Alba Vera Figueroa, consciente del poder de la palabra, vuelve a sorprendernos, a emocionarnos, a sacudirnos e invitarnos a volver a un lugar que siempre regresa porque permanece, inevitablemente, muy dentro de nosotros.

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