Mi barco, Roberto Innocenti

Mi barcoClementine es el nombre de un navío mercante. Estamos casi en los años 30 y su capitán todavía no sabe que será su capitán, pero es algo que presiente. Desde pequeño ha soñado con el mar y hasta le dijo a la hija de la lavandera que ya vería cómo un día el sería capitán. No se equivocaba.

La historia empieza por el final. Un final un tanto triste. Un gran temporal provoca el naufragio de Clementine. Dicen que el capitán debe hundirse con su barco. ¿No os parece demasiado terrible y poético? Sin embargo, en estos últimos momentos, en que el capitán ve naufragar su barco y con él prácticamente todo lo que ha sido, comienza a rememorar su vida a bordo de este navío.

Así, la historia de Mi barco es la historia de un joven que no tenía experiencia en el mar y que aun así, zarpó una mañana desde San Francisco para emprender el viaje de su vida. Una vida que estaría desde entonces inevitablemente ligada al mar. Puertos lejanos, nombres exóticos, alimentos y personas diferentes, delfines… Cada día en el barco era diferente.

Todo iba cambiando, al igual que el mundo seguía su curso. E inevitablemente llegaron las épocas de guerra. Durante aquella época, Clementine fue mandado a servir por la Marina de Estados Unidos, una práctica habitual entonces. El barco mercante fue utilizado entonces para trasladar soldados y suministros a Europa. Al volver la paz de nuevo, Clementine retomó su función comercial.

Con más de 91,4 metros de proa a popa y más de 12,2 metros de babor a estribor, estos barcos son conocidos como naves de tres islas, debido a sus grandes estructuras. Siempre pintado de blanco, Clementine contenía una cámara frigorífica en la que los alimentos se conservaban frescos entre viaje y viaje.

Como podéis ver, es mucho lo que ha visto y recorrido nuestro capitán a bordo de su barco. Toda una vida ha pasado ante sus ojos y ahora, que es el momento de decirse adiós, toca recordarla.

Mi barco es un libro precioso, de esos que te tocan la fibra. Con texto de Amy Novesky y traducción de Carlos Heras, la historia de este navío puede ser leída por todo tipo de lectores, desde los más pequeños hasta cualquier tipo de mente curiosa. Las ilustraciones corren a cargo de Roberto Innocenti, artista italiano que ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera y que plasma con delicadeza y detalle la historia de este barco que nos hace flotar un ratito a la deriva.

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