Un polvo en condiciones, de Irvine Welsh

Un polvo en condicionesDesde siempre me ha sorprendido la manera en que la opinión pública afronta las noticias en función de quién sea el protagonista de estas. A modo de ejemplo, solamente hay que ver las (escasas) consecuencias que están teniendo los líos de faldas del presidente Donald Trump y cómo se asumieron los del golfista Tiger Woods. Todo tiene que ver, creo, con la imagen que te forjes desde un primer momento: si el público te percibe como un ser angelical, cualquier pequeño tropiezo que tengas destruirá por completo tu aura; sin embargo, si desde un principio te muestras como un tipo de escasos escrúpulos, misógino y con comportamientos infantiloides, algunos actos que a otros les costarían el puesto a ti se te reprocharán de una manera mucho más tibia. Porque el efecto sorpresa, justa o injustamente, condiciona mucho. Parto de esta idea porque Un polvo en condiciones es una novela que solo sorprende a un tipo de público: a aquel que nunca ha leído un libro de Irvine Welsh. Y es que el autor escocés nos ha acostumbrado tanto a las historias extremas a lo largo de su carrera que, en su caso, seguramente lo más transgresor sería lanzar un cuento infantil.

En esta última obra el protagonismo lo copa Juice Terry, un viejo conocido que, a grandes rasgos, se asemeja a una versión mejorada de José Luis Torrente. Es decir, el protagonista de esta novela no porta consigo la tonelada de caspa y de estupidez del madrileño, pero sí reduce su existencia a una única actividad y propósito: follar. Terry solo piensa en follar; cuanto más y con cuantas más mujeres al mismo tiempo, mejor que mejor. Al tratarse de un tipo con labia y gracias también a que complementa su trabajo como taxista con la aparición esporádica en películas porno de bajo presupuesto, su vida transcurre con cierta placidez, hasta que un día se le informa de que, debido a sus problemas cardiacos, tiene que dejar de mantener relaciones sexuales. Terry busca una distracción, algo que le ayude a distanciarse de ese vicio que le estaba matando. Y en torno a él surgen no pocas situaciones variopintas: un magnate americano que aspira a conseguir tres exclusivas botellas de whisky a cualquier precio, varios descubrimientos familiares de poco o ningún gusto, un encargo en apariencia fácil por parte de un mafioso que se acaba complicando de buenas a primeras… incluso un huracán, conocido como ‘el tocapelotas’.

Welsh es un tipo capaz de provocarte una erección y una arcada en la misma frase. También es un gran creador de tramas, aunque en esta ocasión creo que se ha decantado más por su primera virtud. Así, aunque no existe una historia potente a lo largo de la novela, son los chascarrillos, las pequeñas anécdotas, incluso los detalles más ramplones (hay dos capítulos cuyo principal interés es que tienen forma de pene, sin ir más lejos) los que dan sentido a este trabajo. Incluso las referencias al universo que ha ido creando con los años (la propia ciudad de Edimburgo, personajes míticos como Sick boy o el propio Terry…) dan fe de que lo último que ha buscado el bueno de Irvine con esta novela ha sido una revolución.

Un polvo en condiciones es una hamburguesa grasienta puesta frente a una discoteca a la hora de cierre; es una novela que se devora con facilidad y con placer, a pesar de la culpabilidad que va provocando cada mordisco. Lo único que le puede faltar para cumplir su objetivo, que no es otro que el de escandalizar al lector, es, seguramente, no haber sido escrita por Irvine Welsh. Y es que en la escalera de la provocación el escritor escocés ha ocupado con el paso de los años un puesto demasiado alto como para sorprender a sus fieles a estas alturas. Habrá que seguir esperando con ansias su cuento infantil.

4 comentarios en «Un polvo en condiciones, de Irvine Welsh»

  1. Comparto al 100% tu opinión sobre Welsh. Yo dejé de leerle hace ya bastantes años por ese empeño suyo en escribir novelas desagradables llenas de malotes y gente chunga. Por lo que deduzco de tu fantástica reseña, sigue insistiendo en serlo, así que yo por mi parte, seguiré leyendo a otros autores.

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    • Lo primero de todo, muchísimas gracias por tu comentario (y perdona la tardanza en contestar). Por desgracia, mi impresión al leer esta novela fue que Welsh se sigue centrando más en el escándalo que en el contenido, lo cual es una pena para un autor que ha demostrado que sabe crear buenas historias. Seguiremos atentos y ojalá nos haga cambiar de opinión a los dos. ¡Un abrazo y gracias de nuevo!

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  2. Me gusta tu reseña. Un polvo en condiciones, no es lo mejor que ha escrito Irvine Welsh, sin embargo, se antoja leerlo, como comerse una hamburguesa de franquicia, sabrosa sin dejar de ser comida chatarra, pero espero algo bueno de este escritor, como Trainspotting, tengo fe, saludos.

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    • Hola, Luis. Me alegra que además de la opinión sobre esta novela, compartamos la esperanza en el bueno de Irvin :). Esperemos que más pronto que tarde vuelva a las historias de estrella Michelin y se deje de comida rápida. ¡Un abrazo y muchísimas gracias por comentar!

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