Una bruja, de August Strindberg

Una brujaEn casa siempre me dijeron que yo podría ser lo que yo me propusiera. Que tenía que apuntar alto, sin importar de dónde vengo o quién soy. Que con esfuerzo todo se consigue. Y yo siempre he intentado hacer caso, pero la verdad es que eso de que no importa quién eres para conseguir las metas en la vida… no me lo trago. Que sí, que uno es el propio dueño de su destino, pero está claro que según de dónde vengas, las facilidades para conseguirlo no son las mismas. Y es que lo he visto siempre: en el colegio, en la universidad, en el trabajo… Pero bueno, una, que se desencanta muy rápido. 

Al menos no todas las personas piensan como yo. Tekla, la protagonista del libro del que vengo a hablar hoy, es una de ellas. Tekla es una muchacha que vive en el Estocolmo del Siglo XVII. Su familia es muy pobre, nada más hay que decir que su padre es alguacil, una de las peores profesiones que se pueden tener. Ella es una niña bastante perezosa y quizás poco inteligente. Pero aún así tiene la firme creencia de que puede llegar a lo que sea, sin importar de dónde viene. A su vez, encontramos un historia un tanto esotérica, ya que, a pesar de que en aquella época ya estaban prohibidos los juicios por brujería, encontramos una trama paralela en la que uno de ellos será el gran protagonista. Recorreremos la vida de Tekla, viendo cómo se casa, cómo fracasa y vuelve a fracasar. 

Una bruja, escrito por August Strindberg y traducido por Elda García-Posada, tiene como protagonista a esta niña a la que pronto se le coge cariño. Cosa curiosa, pues está claro que ese cariño no lo siente el propio autor. Hay que decir que este libro lo escribió poco después de divorciarse y es cierto que en algún momento podemos ver algún tinte de despecho que vuelca sobre su personaje principal. Incluso llega un punto en el que el lector se pregunta si Tekla es precisamente la ex de August. Supongo que nunca lo sabremos. Y eso, precisamente, es lo que más me ha llamado la atención del libro, porque siento que el autor no ha conseguido lo que quería con su personaje: quería que el lector lo odiara tanto como él, pero, por suerte o por desgracia, esto no llega a ocurrir. Una pena, August. Otra vez será. 

Es un libro bastante cortito, tiene alrededor de cien páginas, y eso me animó mucho a leerlo porque últimamente estoy en un momento de mi vida en el que me cuesta mucho leer novelas largas. El trabajo hace que, cuando llega el momento del día de la lectura, acabe sin fuerzas para mantener los ojos abiertos. Así que decidí leer algo más ligerito para poder reencontrarme de nuevo con esos ratos que tan sagrados deberían ser para mí. Pero me equivocaba. Una bruja es un libro cortito, pero no por ello ligero. Es denso en algunas ocasiones, ya que apenas hay diálogos (de verdad, son casi inexistentes). Así que conectar con la historia al principio me costó un poco. Tardé en leer las primeras cincuenta páginas bastante tiempo, más del que me esperaba. Pero pasado ese meridiano lo terminé de un tirón. Una vez que estuve dentro de la vida de Tekla, todo me resultó mucho más fácil. Pero ya os digo, que creo que esto se debe más a mi poca motivación lectora que estoy teniendo últimamente que por el propio libro. Y, una vez terminado, diré que el resultado ha sido muy satisfactorio, es un libro que enseguida he empezado a recomendar a toda la gente que me rodea. Y eso es mucho decir. Es el típico libro que sale en TODAS mis conversaciones porque no puedo evitar recomendarlo. 

Me ha gustado muchísimo conocer a Tekla y, sobre todo, conocer los resentimientos y la oscuridad que se esconde dentro de August Strindberg. Una pena no haber podido llegar a conectar con todo lo que él quería trasmitir, porque está claro que él y yo no tenemos la misma opinión sobre Tekla. Qué se le va hacer, nada es perfecto. 

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