Vamos a contar mentiras

Reseña del libro “Vamos a contar mentiras”, de Mauricio Güell

Vamos a contar mentiras

Din don: los pasajeros con destino a Tailandia pueden embarcar por la puerta seis.

Ante este aviso, Félix Belmonte, un joven de veinte años, se pone en pie para comenzar la aventura de su vida. Convencido por un artículo de la revista Playground que asegura que un viaje así le serviría para impregnarse de la sabiduría de otras culturas, sentir en sus carnes el regalo de la verdadera libertad y descubrir nuevas perspectivas que ampliarían sus horizontes, Félix se dirige a la puerta de embarque para empezar un viaje de una semana del que, está seguro, volverá siendo otro.

Es hora de demostrarse a sí mismo y a todos los demás de qué pasta está hecho. Pero, cuando está a punto de cruzar la puerta de embarque, Félix se encuentra con un pequeño problema: pasaporte, DNI, carné de conducir, dinero … todo se ha esfumado. Ni rastro. Tras rebuscar mil veces en todas partes decide rendirse. Segunda pastilla de Diazepam al canto.

Consigue tramitar un pasaporte de urgencia, pero, para seguir alimentando esta espiral de desgracias, Félix es informado de que el siguiente vuelo se encuentra completo y que dentro de dos días podrá coger uno nuevo por el módico precio de 1936.86 euros. Caballero, ¿puede permitirse este billete? Por supuesto que no puede. Cojonudo, ¿ahora qué? Pues habrá que probar con otro Diazepam. Evidentemente, el efecto de las cuatro pastillas que ha ingerido esa mañana empieza a notarse y decide sentarse en una silla y dejarse llevar.

Para cuando despierta, un guardia le ha sacado ya del aeropuerto alegando que allí no puede estar. Genial, parece que su aventura termina aquí, pero ¿cómo va a decirle a su familia lo que ha ocurrido?, ¿qué pensarán sus escasos seguidores de Instagram después de haber publicado una foto con la pantalla del destino en el aeropuerto?, ¿y Claudia? ¿qué pensará Claudia?

Ni de coña. Seguirá adelante con su viaje. Nadie tiene que saber que en realidad nunca llegó a embarcar y que en lugar de a la exótica Tailandia este viaje le llevará por otros derroteros más provincianos.

Así es como Félix decide seguir adelante con su farsa. Pero, ¿qué va a hacer durante esta semana? Comienza entonces un periplo de lo más surrealista que lo llevará a recorrer las playas de la costa catalana con la revista Tot Maresme como si una guía de Lonely Planet se tratase.

Como un protagonista de Into the wild venido a menos, Félix, entre Cocacolas light, Sertralinas, Diazepanes y buena música comienza a recorrer la comarca del Maresme sin ningún destino concreto, simplemente dejándose llevar por sus propios pasos. En este periplo de una semana, en el que seguirá haciendo creer a todos que realmente está en Tailandia, el joven vivirá experiencias únicas: prostitutas, vagabundos que viven en cajeros, porreros, raviolis Knor, surfistas, setas alucinógenas, literatura, fiestas de pueblo, influencers, mítines del PP y hasta revoluciones políticas.

Mauricio Güell (1994, Barcelona) nos sumerge en Vamos a contar mentiras en un roadtrip provinciano al que no le falta de nada. Con un estilo fresco, original e irreverente, el autor consigue hacer al lector cómplice de un viaje tan mundano como único. El humor del autor, en ocasiones sarcástico e incisivo, en otras simplemente absurdo y desternillante, impregna cada una de las páginas de esta novela. Carcajada tras carcajada, el lector descubrirá todo un elenco de personajes de lo más variopinto.

Una crítica, además, a la sociedad actual de consumo en la que el destino importa más que el propio viaje y en la que el arte de aparentar encubre mucho más de lo que parece.

Vamos a contar mentiras, de Mauricio Güell, es un libro divertidísimo repleto de un humor absurdo que conseguirá hacerte reflexionar mientras ríes. Porque, lector, ya te digo yo que vas a reírte mucho con esta novela. Una fantástica ópera prima de Mauricio Güell, joven promesa literaria, que me ha hecho viajar, reír, soñar, disfrutar y, fíjate tú, hasta querer hacer una escapada a el Maresme. Y es que, a veces, para vivir experiencias únicas no hace falta irse tan lejos.

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