Vivir afuera

Vivir afuera, de Rodolfo Fogwill

vivir afuera

 

Zambullirse en la lectura de Fogwill es saber que el desenfado del autor estará presente a lo largo de la historia. Pero creo que esta vez no estaba tan preparada para la lectura –si es que podemos prepararnos, excepto que el autor ya tenga marcas registradas- aún después de leer a Los Pichiciegos. Es el tipo de libro que es un gris, ni blanco ni negro. No se cierra con un “me gustó” o un “no me gustó”.  Está en el medio porque es Fogwill quien escribe, porque quizás sea algo ligado a mis gustos lo que incline la balanza para un lado o para otro. Eso es lo que un libro como Vivir afuera de Rodolfo Fogwill provoca.

Son historias cruzadas, en una madrugada de Buenos Aires, de unos pocos personajes que transitan por Buenos Aires y el conurbano. Mariana, Saúl, Gil Wolff, la Susi y Pichi desarrollan la novela, en unas pocas horas de sus vidas que resumen sus experiencias, sus pensamientos y exponen los distintos formatos que adquiere la vida para personas que no conocen otra cosa más que el negocio sucio, el mal trato y la droga como medio para subsistir.

Sus vidas se cruzan en esa madrugada, con tal velocidad que apenas es posible entender el momento exacto en que cada personaje se conecta a otro, cuando dejan de ser compañeros de aventuras algunos de ellos y se pasan a otro equipo, siempre motivados por ese mundo desesperado donde la enfermedad del sida parece común, casi un chiste enfermizo entre ellos.

En ese paseo de montaña rusa que genera náuseas, con una escritura indiferente, irónica y violenta en vocabulario, no puede más uno que horrorizarse ante una parte de la sociedad que vive bajo esas reglas impuestas por la situación que la rodea. La marginalidad, el defender un amor enfermo disfrazado de una seguridad desesperadamente buscada y la reflexión.

Definir si me gustó o no este libro, una vez terminada su lectura, no fue fácil. No lo he definido aún. Lo que me restaba en mi cabeza era la violencia impresa en cada página y el choque que genera en el lector que lejos está de quedarse indiferente para dejar pasar la lectura sin una posición. Una mezcla de rechazo y de silencio personal, en mi caso, ante algo que es mejor negarse que no es así, que en la vida de las personas sólo conozcan el sexo solamente violento y su forma de sobrellevar la vida sólo sea mediante drogas. Tal vez peque de ingenua o no quiero reconocerlo porque es un pensamiento que me incomoda, pero me molestó este libro de Fogwill.

No obstante, no puedo decir que me disgustó (de lo contrario no escribiría esta reseña), más bien me generó mal estar, ese sentimiento de rechazo frente a la agresión que significa la escritura de Fogwill y la realidad que muestra. Será negación, será que esta vez no soporté su insolencia pero quizás lo piense dos veces antes de volver a tomar su lectura de nuevo. La próxima vez, para zambullirme en un libro de su autoría, no tendré que olvidar que a Fogwill no se lo debe subestimar.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

9 comentarios en «Vivir afuera»

  1. Parece que este libro también tiene impreso esa “violencia” propia del vocabulario y las situaciones que plantea la realidad de todos los días.
    Muy buena reseña
    Un beso Rose!

    Responder
  2. Georgina: Así es. En demasía, debo decirte. Pero es Fogwill…y es en parte su marca registrada.

    Susana: Bueno, sucede que algunos libros incomodan por distintas causas. Yo estaba muy inquieta mientras leía Vivir afuera. Ja! ya quiero ver quien te incomodó a vos.

    Gracias por comentar!

    Responder
  3. Si ese escritor logra que a uno le cueste “quedarse indiferente” con la lectura, eso habla bien de él; es increíble que con letras alguien logre hacernos sentir mal, ¿no? Un argentino te mandaría al psico para ver porqué te molestó tanto jajajaja; nunca leí nada de ese autor, pero cuando lo decida, iré con respeto y precaución! Saludos!!

    Responder
  4. Roberto:
    Me causó mucha gracia tu comentario sobre los argentinos.
    Es muy insolente Fogwill…bueh era. Prefiero Los pichiciegos de él, por sí te decides a leerlo.

    Gracias por tu comentario.

    Responder
  5. Se murió y nunca agradeció la plata q gano al remontar sus ventas o un gracias a tu hermana mi grandeza se acrecento me afanó gran parte del proceso q me toco y por negativas nunca se resolvio en su debido tiempo el allá en capital con su musa y yo en varela con los q te usan.

    Responder

Deja un comentario