Clásicos infantiles 22

Clásicos infantiles 22

clasicos infantilesCada libro lleva unido un recuerdo en sus páginas. Es una de esas verdades que llaman la atención cuando nos ponemos a hablar de lectura, de literatura, o de libros en general. Así que, cuando alguien como yo se tiene que poner a hablar de clásicos infantiles, siempre suele pensar antes en el recuerdo que en el libro, porque de ahí van apareciendo títulos que, por razones que no logra uno entender, supusieron un antes y un después en su infancia y juventud. Tras mucho planteármelo, tengo claro de qué os voy a hablar hoy y es que esta serie de libros supusieron el rincón perfecto donde perderme, donde investigar y donde, por qué no decirlo, reír hasta verme con el estómago lleno de las agujetas que dan la alegría. A continuación, se descubre el misterio.

 

Wally. Un nombre que, de por sí solo no dice nada, pero que si lo unimos con el mundodonde esta wally de las letras, enseguida nos viene a la cabeza. Puede que estos libros no sean literatura como tal, que sean un simple divertimento para aquellos que ven la lectura desde lejos, nunca de cerca, pero puedo decir, sin temor a equivocarme, que la serie ¿Dónde esta Wally?, creó un momento tan divertido para un crío que, como yo, empezaba a descubrir lo que los libros podían aportarle, que aún hoy los guardo como si fueran un tesoro. Porque al final de lo que se trataba era de experimentar, de buscar, de sentirte realizado cuando encontrabas a Wally y a toda su familia entre tantos paisajes llenos de imaginación, para decirle a tus padres que esperaran, que estabas a punto de encontrar de nuevo a Wally, que no podías irte a la cama sin haberlo encontrado, en una especie de reto a vida o muerte que terminaba cuando con tu lápiz hacías un redondel en la cabeza de uno de tus personajes favoritos.

donde esta wallyUno de los inconvenientes de hacerse mayor es que, en ocasiones, se pierde esa esencia que te hace disfrutar de libros pensados para jóvenes. Con ¿Dónde esta Wally?, en cualquiera de sus ediciones, eso no sucede. Todavía hoy, cuando en mi trabajo me piden algún libro para que los pequeños se entretengan, sigo recomendando esta colección de libros porque me parecen unas pequeñas obras maestras que unirán, espero que por mucho tiempo más, generaciones de niños y niñas que buscan entre tanta locura a un personaje que con sus rayas rojas y blancas, nos transportaba a rincones que no podíamos imaginar. Tanto es así que cada vez que una nueva edición ve la luz, me siento tentado de comprarla, y eso que todos los títulos se encuentran en mi haber, pero uno siempre piensa que quizá haya algo diferente que buscar, que encontrar, que descubrir. Ya sea en su edición minúscula, en su versión póster gigante, en su recopilación de títulos en un caja, o en tomos sueltos, Wally y su pandilla consiguen que yo me evada un poco de ese aburrimiento que a veces ocurre cuando, en una librería, no llegan novedades dignas de mención. ¿Será una cuestión de edad?, yo no lo creo. Lo importante, en estos casos, es saber que, precisamente, a pesar de la edad, uno disfruta de la misma forma, inventando momentos mientras seguimos buscando aquello que nos animan a buscar todas y cada una de los formatos que Ediciones B ha traído para nosotros, durante tanto tiempo.

Es curioso cómo el recuerdo hace que viaje hasta ese momento en el que yo, cuando mi cuerpo no medía lo que ahora, sonreía mientras buscaba, rebuscaba, y después sonreía cuando Wally hacía acto de presencia. Recuerdo, especialmente, y ahora más teniendo mis volúmenes entre las manos, cómo un buen agarré un bolígrafo y empecé a redondear la cabeza del personaje para que todo el mundo viera que lo había conseguido, que había encontrado al personaje y a todos sus compañeros de viaje, para después verme recompensado, todavía más, cuando vi que en la parte final del libro había más objetos para buscar, para hallar, para que las horas fueran pasando y yo no me diera cuenta. Será que hoy, nostálgico como siempre que hablo de los libros que marcaron la infancia, he recordado por qué estos libros marcaron tanto mi tiempo y el de muchos otros que, como yo, siguieron hurgando en el maravilloso baúl de la literatura. En cualquier caso, bienvenidos sean, porque buscar y encontrar, hallar y divertirse, nunca fue igual.

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