Deshielo y Ascensión

Deshielo y Ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta

deshielo y ascensión¿Cómo se reseña una novela que lo tiene todo? Se suele pensar, erróneamente, que cuando una novela lo tiene absolutamente todo, es más fácil enumerar la cantidad de bonanzas que impregnan sus páginas. Pero eso es falso. No sólo se trata de un trabajo mucho más difícil sino que además, el que escribe debe esmerarse para poder poner en palabras aquello que ha visto reflejado en el papel. Y todo eso, incrustado en una pequeña reseña que le haga algo de justicia a un argumento sólido y lleno de matices. Deshielo y Ascensión cuenta con el honor de haberse convertido en una de las novelas más difíciles de reseñar de este año. Pero no hay que llevarse a engaño, porque eso no significa que sea negativo sino, simplemente, que requiere por mi parte un trabajo más elaborado, de una mayor concentración, y que mis ideas se aposenten en mi cabeza formando las frases que, después, ustedes verán desde la pantalla de su ordenador. Es una labor increíble, por otra parte, pero difícil. Porque lo que yo pretendo explicar aquí no es otra cosa que la gran proeza de un nuevo autor, del que desconocía casi todo, y que se ha postulado como nueva voz a tener en cuenta, a tener muy en cuenta, a la hora de coger una novela y saber que estaremos ante algo que merece realmente la pena. Todo lo demás puede parecer un sinsentido. Aunque lo lógico, en estos casos, es caer en alguno que otro para poder llegar al fondo del asunto. ¿Comenzamos, entonces? Muy bien, ustedes lo han querido.

 

Si yo les nombrara a Álvaro Cortina Urdampilleta se quedarían igual. Leerían su nombre, su cerebro lo integraría en el apartado de más nombres leídos y poco más. Pero todo nombre tiene aparejado una proeza, un pequeño asunto que le convierte en héroe, y ahí está su Deshielo y Ascensión para que lo comprobemos. A la hora de explicar lo que significa esta novela podríamos empezar hablando del apartado de ciencia ficción, consiguiendo el autor la creación de un mundo completamente nuevo desde sus más endebles cimientos. Eso es un punto a favor, aquellos que te hacen saber que los autores se han trabajado una historia y que han sabido imprimir en sus palabras la pasión por la escritura. Continuemos pues por la parte humana. Cuatro monólogos que nos explican las relaciones que se forjan, tratando temas como la religión, la soledad, el amor en su forma más dura, la familia, los deseos y las mentiras, el paso del tiempo que aja siempre los cuerpos y, por qué no decirlo, las almas. Y todo ello, con una escritura rápida, dinámica, llegando a sobrepasar la velocidad de la luz y convirtiendo lo que parecía una historia sencilla, en una tela de araña en la que cada detalle cuenta y tiene su valor en la gran bomba a punto de explotar que es la vida. Pero hay más. Porque detrás de cada uno de los monólogos nos encontramos con un ser vivo muy diferente, unidos por la desgracia, por esa apatía que da la experiencia y que hace que nos movamos por la inercia de seguir adelante aunque no lo queramos. Y es que esta novela respira vida, una vida de otro planeta, pero vida al fin y al cabo.

Y comprendan que lo que estoy contando viene por una novela que poco tiene que ver con mis gustos, pero que ha conseguido que Jekyll & Jill suban de nivel en materia de edición. No es que estemos hablando, ustedes y yo, de un libro cualquiera, es que de lo que estamos hablando es de algo completamente diferente, eso que uno se alegra de haber elegido como lectura y que compite, con uñas y dientes, por formar parte de una biblioteca de excepción. El mundo de Deshielo y Ascensión es sólo comparable al propio universo que, como sucede con éste, consigue que una vez leída, su historia se expanda, provoque la reflexión, se engrandezca más allá de unas medidas standard de la edición, y contribuya a que nuestra mente produzca millones de sinapsis que nos trasladen a un mundo completamente diferente. Es como un pequeño chute de droga, una blanda, no se vayan a pensar que sería contraproducente, pero droga al fin y al cabo. Y es que esa adicción, la que provoca Álvaro Cortina Urdampilleta la que insufla, la que eleva para no dejarnos caer, contribuyendo con su prosa, con su forma de narrar, a convertir este gran mundo que es la literatura en un lugar mucho mejor, rellenando un hueco que se escapaba, que permanecía flojo y que no encontraba autor de renombre, aunque este no sea todo lo conocido que debiera. Él ha hablado, a nosotros nos queda la opinión, en este caso mi opinión, que es igual de válida que cualquiera pero que se convierte, desde hoy mismo, desde esta publicación, en plena adoración.

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