El club de los mejores, de Arthur Gunn

el club de los mejoresLa infancia tiende a ser esa edad en la que la imaginación y la ingenuidad hacen acto de presencia para quedarse hasta que maduramos. Pero en la infancia, a veces, se oculta una cara más amarga cuando la tragedia acontece e intentamos huir de ella. Ser niños, crecer, crear lazos que parecen indestructibles, y ya en la vida adulta continuar con la existencia sin más pretensiones. Pero quizás en momentos determinados, nos olvidamos de lo que de verdad importa. Lo olvidamos para sobrevivir, para poder escapar de nosotros mismos, sin pensar que precisamente de eso no podemos escaparnos, no podemos desplazarnos a un lado cuando somos nosotros los que estamos en juego. El club de los mejores juega a trasladarnos a esa edad en la que todo parece blanco para contaminar con la realidad un marco que podía haberse quedado impoluto. Una historia de segundas oportunidades que se convierten en quizás las últimas, una historia donde los juegos se convierten en trampas, una historia en los que un final no significa un punto y aparte sino un punto y seguido, un hasta luego, un continuar con la vida cuando todo parecía que estaba destinado a hacernos caer en un pozo del que no se puede salir. Una novela, un thriller, un caso abierto que se cerrará sólo cuando algo tan antiguo como la venganza pueda consumarse.

Walter parece tener una vida idílica. Un trabajo que le reportará beneficios incalculables, una mujer a la que quiere, y ha recuperado la amistad con un amigo de la infancia. Pero éste va a cambiar su vida para siempre. Una noche aparece en su puerta, aterrado. Han secuestrado a su mujer y han jurado matarla si no paga el rescate. Walter no duda en ayudar a su amigo. Será entonces, en esa fracción de segundo en el que se deciden las buenas o las malas acciones, cuando su vida se verá empujada a desentrañar un enigma que, desde la infancia, le lleva persiguiendo aunque intentara olvidarlo.

Suele decirse que los secretos persiguen a aquellos que los guardan. Una especie de maldición. Y yo no sé si Arthur Gunn (pseudónimo del autor Claudio Cerdán) tuvo esta idea en la cabeza para crear una historia como la que se encuentra dentro de El club de los mejores pero le ha salido una novela policíaca prácticamente redonda y llena de ese entretenimiento que, a veces, nos permite dejar de lado por unos momentos la realidad y ver que pasamos las páginas sin poder parar. ¿Puntos a favor? La rapidez, la destreza de llevar al lector por donde uno quiere sin saber muy bien a dónde va a ir a parar, la facilidad para conectar con los personajes y un argumento perfectamente armado que nos hacen olvidar los pequeños puntos en contra que uno pueda encontrar en la novela. ¿Y cuáles son?, os preguntaréis. Como lector uno tiende a poner su punto de vista en lo que lee. Y precisamente por eso la subjetividad entra en lo que uno está leyendo sin casi pretenderlo. Y quizás he notado un exceso de rapidez en su parte final, menos intensidad en el descubrimiento final, menos apoteosis en lo que me esperaba y aunque esto, para algunos, pueda significar no dar una oportunidad a este libro, estará cayendo en un error. Porque todo el conjunto de esta historia hace que la lectura se convierta en uno de esos lugares donde uno quiere estar para siempre y no abandonarlo nunca.

Es la primera novela de Claudio Cerdán (alias Arthur Gunn) que leo. No será la última, espero. Pero si tengo que decir algo bueno de El club de los mejores es que meterse en las arenas movedizas de la infancia y hacerlo con esa naturalidad que parece que lo estamos viviendo, es de merecerse un halago y que todos aquellos lectores que lo crean necesario se acerquen a él y se metan de lleno en su historia. Poco o nada debiera contarse del argumento para no deslucir aquellos giros en el argumento hasta llegar a su parte final. Porque un recurso que puede parecer trillado como lo es la venganza y hacerlo como si fuera algo completamente nuevo, con una historia que se lee sin respiro, vuelvo a decir que es una suerte en estos tiempos en los que ciertas apuestas valen más por la cantidad – en ventas – y menos por la calidad – en sus formas -. Aquí disfrutaremos de todo lo bueno de una historia bien contada, como de aquello que se llama best-seller y que cuenta con una legión de detractores que, si se me permite, no se han enterado de nada.

 

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