¡¡Felicidades, César!!

“¿Cómo que os vais a casar?

Pero,  ¿qué estás diciendo?

(…)

Nos os caséis, no os caséis

Vámonos a tomar algo.

No os caseis, no os caseis,

Demos una vuelta en cambio.”

(Astrud)

FelicitaciónEstá bien comenzar una felicitación para una boda con las letras de esta canción. Si no la conocéis os invito a escucharla aquí.

Si después de oírla, aún sentís las ganas de casaros en vez de, qué se yo, ir a echar unas cañas tranquilamente a una terracita con los colegas… ¡Enhorabuena! Puede que estéis hechos el uno para el otro.

Desde el equipo de LyL queremos felicitar a Cesar Malagón, el Community Mannager más molón (sí, he buscado la rima fácil), más atento y paciente de todo Internet porque es un valiente y ¡¡se nos casa!! Vítores, aplausos, confeti y una conga por él, queridos lectores.

Aparte de ayudarnos con nuestras inquietudes en las redes sociales (ya os digo yo que podemos llegar a dar mucho la lata) y de realizar su trabajo perfectamente, César es un gran lector y mejor reseñista. O viceversa. Encima es divertido el gachó. (Chica, te llevas un tesoro).

Como en LyL adoramos la literatura y, por supuesto, el humor, queremos que algunos escritores te den algunos consejitos, amigo.

Oscar Wilde dijo “la mejor base para un matrimonio feliz es la mutua incomprensión.” Por si acaso, vosotros poneos de acuerdo, aunque sea el primer día para dar el sí quiero. Después puede que hasta os resulte útil.

El genial Mark Twain decía: “¿Por qué nos alegramos en las bodas y lloramos en los funerales? Porque no somos la persona involucrada.”. Esperamos que vuestros invitados estén muy felices y se lo pasen realmente bien. Aunque sólo sea porque no son ellos los que se casan hoy.

Groucho Marx era más canalla aún: “Conozco a centenares de maridos que serían felices de volver al hogar si no hubiese una esposa esperándoles”. No os preocupéis, también funciona a la inversa. Así que, aunque os queráis mucho, concedeos vuestro tiempo para que estéis deseando reencontraros en casa.

Pero no todo va a ser malo. “Un matrimonio feliz es una larga conversación que siempre parece demasiado corta.” dice André Maurois. Deseamos que paséis horas y horas conversando y que el tiempo se os pase volando.

Gabriel García Márquez, que de amor sabía mucho, dijo “El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañana antes del desayuno”. ¿A qué era listo Gabo? Esto implica una cosa: “haced el amor los unos sobre los otros”, que dijo Woody Allen. Vamos, que desde la noche de bodas hasta que la muerte os separe tenéis que… ejem, ejem, no quiero que esto suene muy verde… ¡¡yacer!! Hay que yacer mucho. (Sin pasarse tampoco, no vayamos a tener que ir con una manguera a despegaros).

Queremos que toméis estas palabras como ejemplo en vuestro matrimonio:

“…Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.

Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.

Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa.

Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.

Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.

Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.

Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.

Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.

Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.

Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble”.

Dicho todo esto, querido César, y como reza un proverbio griego “antes de poner en duda el buen juicio de tu mujer, fíjate con quién se ha casado ella”.

Os deseamos, de todo corazón, que seáis muy felices y que este sea el día más maravilloso de vuestras vidas. Gracias, César por tanto y por todo.

Te quiere, te estima y te necesita,

El equipo de LyL.

PD: Nosotros os esperamos en el bar de la esquina, por si acaso preferís venir a tomar algo 😉

Deja un comentario