“Oh, let me see your beauty when the witnesses are gone
Let me feel you moving like they do in Babylon
Show me slowly what I only know the limits of
Dance me to the end of love
Dance me to the end of love.”
Hace un par de días leía unas palabras del enormísimo cronopio Julio Cortázar con las que estoy muy de acuerdo. Os copio:
“(…) que si la poesía del hombre de hoy puede darse como se da en un Octavio Paz o en un Drummond de Andrade, también se da cada día más en el lenguaje de las tizas en los muros, de las canciones de Léo Ferre, de Atahualpa Yupanqui, de Caetano Veloso, de Bob Dylan, de Raimon y de Leonard Cohen (…)”.
Para mí, igual que opina Cortázar, Leonard Cohen es poesía y el Premio Nobel 2016 de literatura se lo ha llevado un poeta, con todas las letras, como lo es Bob Dylan. Y no pienso entrar en más discusiones sobre este tema, porque como Oliverio Girondo, soy irreductible. Si no sois capaces de ver que la poesía tiene muchas más formas que las habituales, que la poesía está en las calles y en las canciones, peor para vosotros. Y ahora, después de este alegato exaltado contra el puritanismo poético, procedo a hablar del libro en cuestión.
Leonard Cohen, la biografía no es un libro más sobre este músico canadiense, o al menos a mí no me lo ha parecido. Escrito por Alberto Manzano, amigo del autor desde 1980 y traductor de la mayor parte de su obra literaria, esta biografía es auténtica y sincera. Quién mejor para hablar del músico que alguien que lo conoce bien, ¿no?
A mí me ha gustado Leonard Cohen desde pequeña y muchas de sus canciones forman parte de la banda sonora de mi vida. Recuerdo que mi madre tenía un vinilo suyo que sonaba de vez en cuando en el antiguo tocadiscos de casa. Hoy día, sus canciones siguen acompañándome y tengo la impresión de que siempre estarán ahí. Aunque hace poco que nos dejó (en noviembre de 2016), Leonard Cohen siempre será eterno.
Nacido en el seno de una familia judía de clase alta, Leonard destacó desde pequeño. ¿Sabéis qué poeta es el culpable de que el músico comenzase a disfrutar la poesía? Nada más y nada menos que nuestro Federico García Lorca. Cuando el poeta encontró una edición traducida de Lorca, siendo adolescente, descubrió que existía una poesía desconocida para él hasta entonces que avivó su consciencia poética. Tanta era su fascinación por el poeta granadino que una de sus hijas se llama Lorca Cohen. Gracias a un guitarrista español, que le enseñó unos pocos acordes, Leonard comenzó a interesarte también por la creación musical y el resto, lectores, es historia.
Amigo de grandes poetas de su generación, Leonard vivió la vida que quiso. Frecuentaba los cafés y los bares, acudía a recitales y se entregaba a los excesos como la mayoría de sus coetáneos. Etapas que alternaba con otras de retiro y mayor espiritualidad (debido, quizá, a su tendencia a la depresión).
Decepcionado con su carrera como escritor, Leonard puso rumbo a Nueva York para entregarse a los brazos de la música y la jugada le salió muy bien. Consiguió ser poeta y músico a la vez, algo al alcance de muy pocos.
Leonard Cohen, la biografía, es un libro íntimo, reflexivo y muy sincero en el que Leonard Cohen aparece reflejado como el gran poeta del rock que fue y que siempre será. Las viejas glorias nunca mueren y Leonard Cohen ocupa un lugar privilegiado en el Olimpo de los genios de las letras y la música.