Muerte de una heroína roja

Muerte de una heroína roja, de Qiu Xialong

Muerte de una heroína roja

Nunca he sentido una gran atracción por la cultura china, es curioso, porque si algo me encanta de viajar es conocer distintas costumbres y modos de vida, y está claro que el gigante asiático tiene una historia que merece ser conocida, pero nunca me ha llamado la atención especialmente.

Es por esto que cuando comencé a leer “Muerte de una heroína roja”, de Qiu Xiaolong, lo hice pensando en encontrar una novela negra más, mejor o peor, pero nada fuera de lo común, y eso parece en las primeras páginas en las que nos presentan el típico caso de mujer aparece muerta y policía comienza a investigar el caso.

Pero hete aquí que de repente aparece en escena el inspector jefe Chen Cao, un policía totalmente fuera de lo común, más interesado en la poesía y en la cultura que en su propia carrera policial y política, rodeado de una maravillosa galería de personajes secundarios con muchos matices y que prometen tener su recorrido en las próximas entregas dedicadas a este detective. Con un personaje que me llama poderosísimamente la atención, que es el chino de ultramar, que tiene poco recorrido en este libro pero al que le veo muchísimo potencial para darnos grandes momentos en el resto de las novelas de la Serie del Inspector Jefe Cao.

Y es entonces cuando descubrimos que Qiu Xialong está utilizando a su alter ego Chen Cao para hablarnos de la sociedad china de comienzos de la década de los 90, para descubrirnos los profundos cambios que se produjeron en este país en muy pocos años, y que hicieron que toda una generación viviera a caballo entre la tradición y los recuerdos de la Revolución Cultural y la llegada de aires nuevos de Occidente. Una época completamente convulsionada en este país, que acaba de vivir uno de los grandes momentos de la historia, y es en este choque entre culturas e ideas donde se desarrolla la historia.

Evidentemente hay mucho de la vida de Qiu Xialong en esta novela, el autor es profesor de literatura anglo-americana, y también fue traductor al chino de algunos autores occidentales, igual que nuestro protagonista.  Además su padre fue víctima de los Guardias Rojos de la Revolución Cultural de 1966 así que podemos descubrir fácilmente los puntos autobiográficos de la novela.

Una historia en la que nos encontramos a un policía recién ascendido en el que el aparato político tiene puestas muchas esperanzas en su posible carrera política, más esperanzas que incuso el propio Cao, que forma equipo con Yu Guangming, un compañero más apegado a las tradiciones chinas y con el que tendrá que encontrar el modo de colaborar dada su distinta manera de ver las cosas. Las mujeres también tendrán gran importancia en la vida de Cao, tanto un amor del pasado que volverá a su vida en el momento que más la necesita, como una joven reportera que nos mostrará lo complicado de las historias amorosas en la sociedad china del momento.

Así que durante el libro seguimos a este inspector joven e idealista en un recorrido por la historia, la geografía, las costumbres e incluso la gastronomía del país, con un objetivo claro para el personaje, resolver el caso de la muerte de Guan Hong Ying, una trabajadora ejemplar y miembro del aparato político, con el que chocara continuamente al intentar esclarecer el caso.

La novela ha sido galardonada con el Premio Anthony a la mejor primera novela y ha sido finalista del Premio Edgar, este reconocimiento no es extraño, ya que con Qiu Xialong nos encontramos con una de las mayores esperanzas de la novela negra, con una narrativa ágil, capaz de hacer que nos interesemos tanto por un poema chino como por una receta de pollo o por cómo se debe tomar el té en cada situación.

Si le tengo que sacar algún pequeño pero a la novela es que quizás hay un momento clave para la resolución del caso que me parece un tanto cogido con pinzas, demasiado facilón diría yo, y que no acaba de cuadrar con el método del resto de la investigación, pero esto queda absolutamente compensado con la inteligentísima resolución que le da Xiaolong al caso, con total coherencia con lo que nos ha ido contando sobre la sociedad china pero descubriéndonos a un Inspector Jefe Chen Cao que va a dar mucho que hablar.

Mis únicos adjetivos para este libro podrían ser maravilloso, vibrante e imprescindible, pero en vez de calificarlo os recomiendo fervorosamente que no tardéis en leerlo y lo descubráis por vosotros mismos, yo tengo claro que en cuanto pueda me saco mi “Visado para Shanghai”.l

7 comentarios en «Muerte de una heroína roja»

  1. Qué interesante parece este libro. Y además todo lo que tenga que ver con la Revolución Cultural me fascina. Apenas he leído nada de literatura china (Sorgo Rojo me deslumbró; La Montaña del Alma, del nobelizado Gao Xinjian, me pareció un tostón insufrible), así que agradezco reseñas como ésta, que desbrocen un poco el camino.
    Un saludo.

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  2. ¡Hola! Me diste ganas de leer sus libros que tengo en la pila de pendientes. Aunque no me gustan las novelas negras, salvo excepciones, este autor cosecha muy buenas críticas y despertó mi curiosidad. Lo empiezo a leer hoy entonces. Gracias por el empujoncito. Saludos.

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  3. El Niño vampiro yo tampoco soy ningún experto en literatura china pero éste libro me enganchó desde las primeras páginas, no te lo pierdas, además si te gusta esa etapa de la historia china vas a disfrutarlo especialmente.
    Analía aunque no seas muy fan de la literatura negra te recomiendo la novela, porque trasciende totalmente su género.
    Leire Kortabarría el libro se centra más en la sociedad y los movimientos políticos del momento, pero también la investigación pura y dura tiene su peso, así que espero que te guste.
    Muchas gracias a los tres por los comentarios.

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  4. Tuve mucho tiempo este libro pendiente, pero cuando lo comencé me enganchó completamente y todavía, después de hace algo más de un año, sigue rondando en mi interior.

    Espero que os enganche tanto como a mí

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  5. Exactamente lo que me pasó a mí Inmaculada, lo tuve un tiempo pendiente, pero en cuánto lo empecé ya no pude parar, y yo también le sigo dando vueltas a algunas cosas

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