Mientras sorprendan los días

Mientras sorprendan los días, de Sara Mañero

Mientras sorprendan los días es la primera novela de la madrileña afincada en Valencia Sara Mañero. Se trata de una historia llena de elementos cotidianos que pertenecen tanto al discurrir normal y previsible de todos los días como a ese recinto perteneciente al misterio consustancial a estar vivos. Se conjugan en la historia las alegrías, la nostalgia, los encuentros y desencuentros con personas queridas o que algún día lo fueron así como con los que hasta ahora eran perfectos desconocidos, el orgullo por el propio linaje y la historia de la familia de uno mismo, los sinsabores de la vida y las sorpresas, grandes y pequeñas, que ésta nos depara a todos.

La trama se devana en torno a tres personajes principales: Pilar, enfermera separada y madre de dos hijos adolescentes, todavía lidiando con un cáncer de mama del que no se ha acabado de curar; Paco, su exmarido, en paro y acogido por su madre, con la que se lleva mal; y Mario, vecino de Pilar y a punto de aceptar un puesto de responsabilidad en Brasil. La historia se ocupa muy especialmente de Pilar y, poco a poco, vamos introduciéndonos en su mundo, habitado no sólo por sus preocupaciones actuales, sino por sus recuerdos de infancia y juventud, con sus tías solteras, su hermano Nando, sus padres… Conoceremos sus orígenes, la suerte que corrieron sus antepasados en la Guerra Civil y en la posguerra, y los porqués de separaciones familiares que ocurrieron antes de que ella tuviera edad para entender algunas ausencias. Para narrar esta parte, Sara Mañero se sirve de sus conocimientos de la historia del Madrid de esa época, detallando sucesos, fechas y localizaciones exactas de la ciudad, rescatando así la memoria colectiva de todo un pueblo en un episodio tan dramático como imprescindible de tener presente, so riesgo de que sea reescrito por quienes quieren manipular conciencias colectivas.

Siendo Pilar el personaje central de la historia, personalmente es el personaje de Paco el que me ha calado más hondo y el que me ha parecido más entrañable y mejor construido. Sin gozar de tanto espacio como el personaje de Pilar, se me figura que son especialmente acertados y de gran penetración psicológica los pasajes en los que se nos habla de su situación actual en casa, con una madre que le hace la vida imposible y que es una experta manipuladora, hasta el punto de que podríamos calificar el suyo como de cierto tipo de maltrato psicológico pasivo-agresivo. Es el personaje de Paco el que, a mi modo de ver, mejor refleja una situación que, seguramente y por desgracia, podemos suponer sin equivocarnos común a muchas personas en la España de hoy en día. Al hacerlo, la autora suscita nuestra compasión y nuestra empatía sin caer en el folletín ni en los estereotipos. Es un retrato breve pero certero, dramático y lleno de un fatalismo -ignoro si buscado o no por parte de la autora- que ya se respira desde el golpe de buena suerte que este personaje recibe al principio de la novela.

Es muy acertada también la forma natural y sosegada con la que se va desarrollando la historia, atrapando a los personajes en su red de sorpresas, buenas y malas, sin grandes golpes de efecto, lo cual es un punto a favor de una novela que respira naturalidad y sencillez por todas sus letras. Estamos ante un relato entrañable que busca la proximidad con el lector y que, pese a sus giros, nunca da la sensación de inverosimilitud, sino que se mantiene dentro de los márgenes de lo posible y lo creíble.