Aquí yacen dragones

Aquí yacen dragones, de Fernando León de Aranoa

Aquí yacen dragonesEn un momento determinado, te golpea la realidad. Suave o duramente. El caso es que te golpea. Con una caricia o con un tortazo fuera de lo común. Se muestra en un implacable momento en el que no estabas preparado para conocerla. En tus sueños o en la vigilia. Te envía al abismo de los que conocen la verdad, la verdad más absoluta, y el golpe es mucho más fuerte que la caída, porque es el que te ha llevado a esa situación. Con sutileza o con insultos. La realidad se presenta en dibujos negros y blancos, de diferentes colores, pero con tal ímpetu que es imposible salir indemne de conocer aquellos lugares que habían permanecido ocultos, casi en las sombras de los callejones que nunca frecuentamos, y que ahora viven en ti de una forma tan bruta, tan exenta de disfraces, que lo que conocías ya no es igual, ya nunca lo será, porque en el fondo tú también eres totalmente diferente.

Pequeñas píldoras de realidad, de sueños que conviven en las aceras de las calles. Encuentros con una verdad pura, dura por lo sincera, que hacen que nos planteemos que aquello que vivimos, aquello que sentimos, por fin, tiene un nombre.

 

Es curioso el oficio de cuenta–cuentos. No se escriben novelas, sólo relatos cortos, pero en el fondo todos y cada uno de ellos encierran en su interior una historia con principio y final. Son como pequeñas pastillas que nos tomamos cuando estamos resfriados, cuando sentimos que algo va mal en nuestro interior, y que ellas nos salvan de caer en una enfermedad mayor. Así son los cuentos de Fernando León de Aranoa en estas historias donde la verdad se nos muestra con sus últimas consecuencias, en un viaje donde podemos perdernos, quizá encontrarnos en algunas de sus palabras, pero al final acabamos sin saber muy bien qué es lo que hemos vivido, porque en estos cuentos anidan los dragones que te alertan del peligro, como en una advertencia que nos hace el autor para seguir o no seguir, pero que en el fondo todos seguimos como si fuéramos perros lazarillos a la búsqueda del ciego que nos lleve por las calles. Los cuentos son una forma en la que el peligro es entrar y no poder salir, cuando en realidad nosotros no queremos hacerlo, por lo que pasan de peligro a adicción, porque una vez empezado, este libro no podrá ser dejado. Bajo ninguna circunstancia.

Estamos, todos vosotros y yo, iniciados en un mundo que no tiene vuelta atrás. “Aquí yacen dragones” es un cartel de No Pasar, de no introducirse por los derroteros que nos llaman desde lejos, pero a los que no podemos obviar. He ahí la paradoja del lector: no estar preparado para la verdad, pero querer saberla a toda costa. Y en estos cuentos es lo que vivimos, es lo que sentimos, es lo que padecemos: nos sentimos reflejados como en un espejo que nos retrata, que nos hace una radiografía exquisita, pero no de los huesos o el armazón que nos mantiene en pie, sino de los sentimientos que se crean en el corazón, en el alma de persona que todos llevamos dentro, para salir despedidos de la imagen hacia nosotros, en un juego de niño pequeño que te mira a los ojos, te hace una pregunta que no sabes responder, y te deja cara de estupefacción. Porque, salvo contadas excepciones, no he encontrado cuentos, relatos, pequeños viajes, llamadlo como queráis, en los que ver tan claro lo que estaba viviendo, lo que podía llegar a sentir en un mundo como este, cruel e insincero, en el que la verdad es una elección, es tu elección, y debes llevarla a la espalda con todas las consecuencias.

Lo sabemos. Lo sabemos y aun así lo negamos por ese miedo infantil que todos llevamos dentro. Pero tenemos que avanzar, tenemos que vivir como vivimos en estos cuentos, porque a pesar de todo, a pesar de que el mundo explote en mil pedazos, nos quedará la literatura, este tipo de literatura de calidad y de buen hacer, para contrarrestar el terror que nos asalta cada día. ¿Qué hay mejor que eso? ¿Qué hay mejor que un proyecto, una misión como la que nos presenta Fernando León de Aranoa? Recordadlo: podremos ser menos libres, podremos ser sujetos de estudio, podremos ser mentirosos que no quieren vivir una verdad absoluta, pero lo que no somos nunca, lo que no sois porque os conozco, es ese tipo de persona que se da la vuelta cuando la buena literatura, la de verdad, hace acto de presencia y llama a la puerta para quedarse. Para quedarse, para siempre.

4 comentarios en «Aquí yacen dragones»

    • Margari, no lo conocías porque salió ayer mismo 🙂 He leído en él algunos de los mejores relatos en mucho tiempo. Desde luego imprescindible para los amantes de la literatura y los enamorados de la vida.

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    • Supongo Joaquin que no a todo el mundo le puede parecer de la misma forma un libro. A mí hay cuentos que tiene que me encantaron, y que reflejaban muy bien lo que buscaba en ese momento en que buscaba una lectura.

      Siento si no te ha gustado a ti, espero acertar más en las próximas recomendaciones.

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