Día de la literatura rusa contemporánea en España

Día de la literatura rusa contemporánea en España

día_literatura_rusaTantas ganas tenía de asistir a este acto que el alma rusa que sólo se me expresa cuando leo tomó posesión de todo mi yo y estuve a punto de demorarme más en llegar al Conde Duque, donde se celebraba el Día de la literatura rusa contemporánea en España, que el agente Shípov en visitar Yasnáia Poliana. Pero, aunque algo tarde, llegué, y lo hice como se deben hacer las cosas cuando uno se siente invadido de alma rusa, para disfrutar a lo grande. Lo cierto es que como salí con prisas llegué con lo puesto, es decir, que compartiré con ustedes mis impresiones más que unas notas interesantísimas que habría tomado pero que sin cuaderno, bolígrafo ni batería en el móvil era difícil tomar. Y es una lástima porque se hablo de autores que sin duda son extraordinariamente recomendables y que en condiciones normales podrían ocuparme mi agenda lectora inmediata y por supuesto futuras reseñas entusiasmadas, como es norma. Pero no, apenas puedo dar alguna pista al respecto. Pero tiene sus cosas buenas, es decir, al no tener que estar atento a anotar datos puede uno estarlo a disfrutar, a escuchar lo que se dice y a pensar en ello. ¿Y qué es eso en lo que pensé?, se preguntarán, pues en que pese a los diferentes que son Rusia y España, a que la primera sea tan desconocida para nosotros como inabarcable hasta para ellos, en lo que se refiere a hábitos lectores no somos tan distintos. Los problemas de las editoriales son muy similares y los problemas de los lectores para encontrar referencias de garantías también porque no sólo todo el mundo reseña y recomienda con criterios no siempre fiables, sino que también toso el mundo escribe con lo que la oferta es ciertamente desmedida y cuesta conseguir la visibilidad necesaria. Sin embargo parece que allí lo que podríamos llamar literatura de calidad, entendiendo como tal la que se aleja de la superficialidad, goza de mejor salud.

Otra de mis reflexiones (esta antigua, pero que se vio ratificada anoche) es que uno de los problemas de la literatura rusa contemporánea en España es que aun siendo de calidad y potencialmente interesante para nosotros, los nuevos escritores rusos, como es natural, no sienten mayor interés por parecer escritores rusos sino por encontrar su propia voz, como todos por otro lado, Y nosotros, sin embargo,  buscamos herederos de Tolstói, de Chejov, de Dostoievski, cuando parece razonable que ellos quieran marcar distancias con ellos. Herederos sí, imitadores no. Esto lo pensé por primera vez al leer consecutivamente una recopilación de relatos de autores rusos jóvenes (El segundo círculo, Ed. La otra orilla) y “Cuentos rusos”, una fabulación de Francesc Serés que no es ruso, pero que escribió este volumen que parecía muy ruso a ojos de lector hispano. Una de las participantes en la mesa redonda, por cierto, Alisa Ganieva, formó parte de esa recopilación citada bajo el pseudónimo de Gulá Jiráchev con dos de los cuentos más sorprendentes, personales y en definitiva mejores que se podían encontrar en ella.

Los otros ponentes fueron Yulia Obolénskaya (traductora), Jorge Saura (profesor del RESAD), James Womack (editor de ediciones Nevsky) y Darío Ochoa de Chinchetru (editor de Automática editorial) y sus intervenciones, además de francamente interesantes, resultaron francamente divertidas.

Respecto a las recomendaciones, puedo citar Asán, de Vladimir Makanin, Dos capitanes, de Veniamin Kaverin y Un día más largo que un siglo, de Chinguiz Aitmátov. Viniendo de quien vienen no siento la menor prevención a hacerlas mías aun sin haberlas leído, cosa que no acostumbre a hacer.

Tras la mesa redonda se proyectó la película documental de Los hermanos Ch. de Mijaíl Ugariov.

En definitiva, de las muchas razones que hubo para disfrutar de una noche muy especial para mí la mejor sin duda fue la constatación de que existe un público para la literatura rusa contemporánea, y ojalá se amplíe porque en mi experiencia puedo decir que una generación que da frutos tan interesantes como Anna Starobinets no sólo merece atención, sino fidelidad.

 

Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es

 

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