El extranjero

El extranjero, de Albert Camus

el extranjeroVivir lo cambia todo. Tan pronto como caminas, algo te detiene. En un solo instante estás perdido. Tu rumbo cambia. Ya no eres el mismo. O quizá sí lo eres. Puede que en realidad fueras así siempre. Sólo que la vida te amansó el carácter. La fuerza. Las ganas de combatir. Y caminas por las calles un día tras otro. Sin pensar. Aplicando la máxima de que un día es sólo eso, un día más. Pero algo te cambia. De la noche a la mañana. Como si no pudieras hacer nada por evitarlo. Como si no quisieras hacer nada por evitarlo. Que no es lo mismo. Que todo termina y vuelve a empezar. Convirtiéndote en un extraño. En una imagen que te devuelve un espejo cóncavo. Otra forma de mirar, de vernos, de observarnos. El reflejo de lo que no te imaginaste. Pero en tu casa eres el dueño, y en la calle un simple desconocido. Cambiamos, lo hacemos todo el tiempo. Y contribuimos a crear pequeñas leyendas. Acontecimientos que contaremos más adelante. Cuando ya haya terminado todo, cuando en realidad no merezca demasiado la pena. El tiempo que pasa, las agujas que siguen su curso, el mundo que no espera a nadie. El extranjero que contiene a un hombre, que cambia, que ya no es el mismo, que vaga por las calles, y que es encerrado. La luz y la cierta oscuridad que nos anega, la visión de un cambio, de dos personas dentro de una misma. Un cuerpo dividido, escindido, que nos lleva de la mano a una historia que ya es un clásico. Así es la vida. El cambio, el seguir adelante, el no encontrar el consuelo, o encontrarlo pero rechazarlo.

Un hombre en apariencia normal y corriente comete un crimen. Su proceso judicial nos dará cuenta de lo absurdo de su vida, del sinsentido que la cotidianidad ha gobernado en su existencia.

 

Albert Camus es un referente. Lo es, y no hay una palabra que disienta. Pero en mi caso, como sucede a veces, lo ha sido tarde, o al menos todo lo tarde que puede darse en un persona en la treintena como yo. Sí, es mi primera novela del autor, es mi primera incursión en el mundo de la literatura de un escritor que pudo decirlo todo, y que lo dijo para que quedara para nosotros. Pero como soy de los que piensan que más vale tarde que nunca, cojo con mis manos El extranjero y descubro con asombro la capacidad, la pasión, la maestría al unir las letras, en una historia que en apariencia parece anodina, pero que en realidad demuestra que con lo sutil, con la simpleza que guarda encadenar algunas frases, puede crearse una historia que toque al lector, que lo remueva y lo convierta en un trapo zarandeado. No digo que esta novela nos deje exhaustos, que nos deje abandonados a nuestra suerte, simplemente digo que cuando se unen ciertos aspectos en un mismo texto, es inevitable que el cuerpo reaccione a las pruebas que dicen que lo que tenemos entre manos es algo lo suficientemente grande como para no prestarle atención. Albert Camus, con mi primera incursión, consigue aliviar el nudo en el estómago de encontrar algo especial, algo que va más allá de la literatura, que lo sobrepasa, creando caminos entre el lector y la novela que no me planteaba ni siquiera yo, que leo todo lo que cae en mis manos y ha sido mucho.

Dije hace un tiempo que los clásicos cabrían en mi vida durante todo este año. Necesito visitar ciertos lugares para darme cuenta de lo que se ha conseguido, lo que se ha escrito, lo que me queda por leer. Mirar atrás a autores como Albert Camus del que se ha escrito tanto, del que se hablado hasta lo indecible, me recuerda siempre que hay partes de mi mismo que no he conocido o, mejor dicho, que la literatura no me ha hecho recordar todavía. El extranjero, con su personaje en apariencia anodino, con sus escenas tan macabras de puro reales, consigue convertirse en una novela que en pocas páginas nos recuerda lo que es, lo que tiene que ser, lo que se consigue cuando se es un genio. Porque no hay mayor error que pensar que la poca extensión es sinónimo de peor calidad. Hay veces que no se necesitan miles de páginas para radiografiarnos, para enmudecernos, para crear un mundo que nos ha tirado de una patada. Puede que yo no entienda del todo lo que me ha hecho, puede que su protagonista se parezca tanto al nihilismo que reina ahora que por ello he sentido tanto, pero en cualquier caso, lo importante de todo este entramado que nos cuenta el autor, es la posibilidad de encontrarnos con una novela llena de matices entre tanta simple vida.

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