El libro de los sueños

El libro de los sueños, de Juan Carlos Martínez Barrio

El libro de los sueños
Me la pasé bien leyendo este libro. Me pareció lindo, atrapante, real.
Esto es lo primero que pienso sentado frente a mi ordenador y dispuesto a compartir con ustedes las sensaciones que hacen que hoy venga a recomendarles la lectura de El libro de los sueños.

Pasé dos buenos días, porque eso es lo que tardé en leer esta que es la primera obra de Juan Carlos Martínez Barrio, Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valladolid que nació en 1965 en Poza de la Sal, provincia de Burgos.

Y justamente en ese lugar de la geografía española, pero en el año 1929, comienza esta terrorífica y adictiva historia.

Ismael tiene un buen amigo, Gustavo, cuya tía además lo quiere como si fuera su propio sobrino, y no mucho más. Ni padres, ni novias, ni amantes ni mascotas. La vida de Ismael es muy limitada, por ende en El libro de los sueños no aparecen más de diez personajes, todos secundarios. Si a esto le sumamos que la historia está escrita en primera persona nos encontramos con que en el 90 por ciento del libro el personaje principal desfilará antes nuestros ojos. Y con gran velocidad, porque si a algo lleva el recurso de la primera persona es a que la lectura sea fluida, rápida y llena de acción.

No pasa mucho en Burgos, ni siquiera hay de qué trabajar. Ismael queda desempleado y su situación se complica, hasta que aparece Gustavo con una idea genial: comprar y luego vender libros antiguos a coleccionistas dispuestos a pagar mucho dinero. Como Ismael posee el conocimiento, ya que antes había trabajado en la biblioteca del ayuntamiento, decide meterse de lleno en el proyecto y allí van, a hacer sus primeras investigaciones. Todo marcha genial y logran obtener un buen lote que venden enseguida.

La vida les sonríe, hasta que llega la página 29.

Y todo cambia.

Al regresar de un viaje, Ismael descubre que su amigo se ha suicidado, dejándole una carta en la que explica que el causante de todo es un libro que el último vendedor ha colocado de forma secreta en el lote. Sí, lo que se imaginan, es El libro de los sueños.
Ya están avisados, sino quieren pasar del mundo que los rodea como me pasó a mí, no lean ni una página que supere la número 29.
Están avisados. Si lo hacen la próxima vez que levanten la vista será cuando lleguen a la número 222, la última.

Es joven Ismael, y si algo caracteriza a los jóvenes es la soberbia y la sensación de inmortalidad. Está claro, sufre por la muerte de su amigo, pero para nada cree que el causante de su suicidio pueda ser un simple libro raro. Y no crean que estoy contando la trama de este relato, porque antes de empezar a relatar la historia, un envejecido Ismael Velazco se lamenta por haber actuado así, por no haber oído las advertencias, por haberse condenado al infierno en vida.

A partir de ahí entraremos en el vértigo y la velocidad de los hechos acontecidos, sufriremos las penurias de Ismael y nos preguntaremos constantemente qué le pasa y qué pasará en la siguiente página, cuál será el siguiente crimen (que los hay y muchos) cómo resolverá la víctima de este maldito libro la realidad que lo carcome de a poco. Sin dudas el punto fuerte del autor es su capacidad para crear climas, ambientes y escenarios terroríficos dignos de ser llevados al cine. El libro de los sueños no sería una mala película.

Juan Carlos Martínez Barrio no escribe ni difícil, ni poéticamente, ni utiliza flashback, sino que su escritura es lineal, fácil de leer y simple por donde se la mire ¿Resulta esto un aspecto negativo? En mi opinión no, porque logra que solo nos dediquemos a seguir la historia, a verla pasar cinematográficamente línea a línea y que por sobre todas las cosas no podamos despegarnos de la novela, una de las más atrapantes que leí este año.

Recomiendo entonces El libro de los sueños a todos aquellos que quieran pasar un buen momento, divertirse, verse rodeado de misterio y sobre todo animarse a pasar la página 29.

Roberto Maydana

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