El pequeño teatro de Rebecca

El pequeño teatro de Rebecca, de Rébecca Dautremer

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Venid, venid, acercaos todo lo que podáis. Os contaré un cuento, uno de esos cuentos con muchos personajes, esos que os gustan. Viajaréis con ellos a través de numerosas tierras inexploradas, emprenderéis ruta hacia lo desconocido, pero con criaturas que serán vuestros amigos por encima de todo. Venid, venid, y respirad el movimiento que se siente en este pequeño teatro que abre sus puertas para vosotros, para aquellos que abren los ojos a nuevas experiencias, aquellos que tienen un corazón a prueba de todo golpe, y el alma deseosa de sentir que no se encuentra sola en el mundo. Porque aquí abre sus puertas un teatro ambulante, un teatro que recorrerá diferentes paisajes, diferentes juegos, diferentes historias que, como una paloma que bate sus alas mientras echa a volar, subirá, subirá muy arriba para rodearos a todos con su magia, con sus imágenes, y con los relatos que encierra el telón que, una vez bajado, os hará recordar que habéis vivido una de las mejores experiencias de vuestra vida.

Por eso debéis acercar vuestra cara, vuestra mirada de niño pequeño, vuestras manos temblorosas por el frío que hace ahí fuera, vuestros pies que corretean como si les hubieran dado cuerda, y vuestra boca, para abrirla, para no creeros lo que estáis a punto de descubrir. Un teatro de personajes que no olvidaréis, y que no permitirá que os vayáis sin haber soltado, por pequeña que sea, una sonrisa.

 

Esta es la historia de como entré en este teatro. De cómo me encontró y me dijo que debía llevarlo a todos aquellos lugares que conociera, que me parecieran dignos deteatro-1 enseñar. Y así, mientras sus personajes desfilaban ante mis ojos revueltos, con un movimiento desenfrenado porque mis dedos apuraban el paso del tiempo, acariciando el telón donde se escondían, viajé con “El pequeño teatro de Rebecca” por lugares que, cerca de mi corazón, guardan un lugar especial. Les presenté una pequeña playa, bañada con el rumor de las olas y el viento que rompía en las rocas, donde dos enamorados se conocieron por primera vez y sintieron que habían conocido a la persona de su vida, de su existencia. Una playa que me recordaba las mejores historias que había conocido de la mano de estos seres que me hablaban desde las páginas de este increíble libro. Pero ellos estaban ansiosos, querían conocer mucho más lugares, ya que en su naturaleza de ambulantes, necesitan visitar cada rincón, cada paisaje que se vea a lo lejos y que parezca difícil penetrar. Y así, llegaron a un bosque rodeados de troncos, de árboles que les saludaban con el susurro de un viento que les daba la bienvenida a una realidad que ellos no conocían. Ellos estuvieron encantados de viajar, de sentir las emociones que guardaban en su interior aquellos lugares que les habían sido desconocidos. Porque en sus cuentos, en sus historias creadas por la mente de Rébecca Dautremer, vivían una y otra vez los mismos paisajes, y se habían cansado. Necesitaban explorar.

teatro-3Y así el pequeño teatro corrió por tierras resbaladizas, notaron la rugosidad de las hojas mientras ellos se apoyaban en los troncos para poder acariciarlas, y refrescaron su mirada con el agua de un mar embravecido, un mar salado que agujereaba la arena para que sus páginas se empaparan del mundo real. Porque en sus cuentos, las princesas, los cyranos que todos conocemos, y los enamorados, todos nosotros hemos paseado la mirada una y otra vez, intentando entender cómo era posible, cómo siquiera era creíble que aquellos personajes nos amaran como nosotros lo hacíamos. Y me sentí en deuda, por eso les hice viajar, por eso cuando me lo pidieron supe que no podía negarme. Porque si ellos me habían hecho sentir esa naturalidad, ese querer siempre más de las historias, esa lágrima que se queda bordeando la cuenca del ojo pero que no quiere salir, y ese escalofrío en el corazón cuando la última página hacía aparición, ¿acaso yo no debía enseñarles mi mundo, mis recuerdos e, incluso, mis sentimientos?

Así que venid, venid, acercaos porque la función está a punto de empezar y nadie debe perdérsela. Nadie, bajo ningún concepto, debe separar sus ojos del telón una vez que se levante y conozca, de primera mano, que hay historias que pueden contarse una y otra vez, pero que permanecerán únicas en nuestra retina, en nuestro interior.

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