Encrucijadas, de Mamen Gargallo Guil

EncrucijadasEl punto de partida de este libro es, si me lo permiten, un tanto convencional, lo cual no es positivo a menos que su desarrollo lo convierta en un valor añadido: una esposa enjaulada en un matrimonio de valores tradicionales de apariencia idílica pero profundamente insatisfactorio que descubre el amor y a si misma gracias a la irrupción de una tercera persona. En un mundo ideal el hecho de que esa tercera persona sea del mismo sexo o no que la protagonista no debería ser relevante, sin embargo hay que reconocer que literariamente hablando le añade cierta riqueza porque suma complicaciones a una situación de por sí delicada. Si además la pareja, el marido, es una figura pública, político y candidato alcalde, y la sociedad en la que transcurre la historia no es especialmente moderna y cosmopolita, la trama se enriquece. Pero no por eso dejo de creer que se trata de una historia convencional. Bien resuelta, eso sí, y eso hay que anotarlo en el haber de la autora.

Encrucijadas es una historia narrada con ritmo en la que hay dos almas bien diferenciadas, una más íntima que se expresa a través del autodescubrimiento de la protagonista, y otra más mundana que encarna el marido y el devenir de su vida política. Ambas son interesantes, la segunda tiene un valor añadido que es la complejidad psicológica del personaje del candidato que tiene su origen en su relación con su padre, así como la corrupción que poco a poco va introduciéndose en su vida. Los principios del marido se degeneran paralelamente a su matrimonio, pero el tratamiento de la corrupción no es especialmente profundo, básicamente lo necesario para caracterizar al personaje y poner de manifiesto su fragilidad al tiempo que su fortaleza. Es un personaje notable.

Pero a mí me llamó más la atención la otra vertiente de esta novela de Mamen Gargallo Guil, realmente me interesaba recorrer ese camino que se intuía en la sinopsis del nacimiento a una nueva vida de la protagonista, a una nueva sexualidad también, y me parecía y me parece un tema que puede dar mucho juego. Sin embargo me reconozco un tanto sorprendido porque como dije al principio dentro del escenario de la novela el hecho de la homosexualidad de la relación que establece Blanca, la protagonista, se me antoja irrelevante. Podría haberle ocurrido lo mismo con un amante varón y muy poco habría cambiado la historia y supongo que eso es bueno, es decir, creo que lo es en dos sentidos: el de la normalización literaria de una situación que debiera ser perfectamente normal socialmente hablando y en el aspecto literario su alejamiento del panfleto, que es muy de agradecer. Pero lo que no acabo de comprender (o el origen de mi sorpresa si prefieren verlo así) es que ese descubrimiento de una nueva sexualidad nazca de una situación de insatisfacción personal y no como el descubrimiento de una verdad interior. Tal vez la encrucijada habría sido más interesante si se le presentase a una persona verdaderamente feliz y realizada.

Me ha gustado mucho, y es un mérito a reconocer, que es una novela que pone a las personas por encima de su condición o sus preferencias sexuales, una historia muy humana en ese sentido.

Por enlazar con el principio diría que el estilo narrativo de Mamen Gargallo Guil, su prosa ágil y su capacidad para construir personajes entrañables consigue transformar el inicio convencional en una historia adictiva en lo que dura la lectura y que se cierra con cariño. Desconozco si la autora pretendía algo diferente pero desde luego lo conseguido no es poca cosa.

Andrés Barrero
@abarreror
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