Entrevista con el vampiro

Entrevista con el vampiro, de Anne Rice

entrevista con el vampiroQue el mundo de los vampiros ya no es lo que era, es un hecho que a muchos nos escandaliza, a otros les da exactamente igual, y otros lo veneran como si no hubiera un mañana en este tipo de publicaciones. Que, además, las vivencias en este tipo de libros ya no se visten con la misma pátina de ambiente gótico u oscuro, también es una obviedad demasiado grande como para no prestarle la debida atención, teniendo en cuenta que, de toda la vida, los vampiros han tenido una alergia irrefrenable al sol y no se vestían, precisamente, con ropa de marca. Pero si hubo un antes y un después para todos los amantes de este tipo de literatura, sin duda alguna fue la llegada a nuestro país de la serie Crónicas vampíricas de una autora que, en estos momentos, al leer o escuchar su nombre, nos lleva de inmediato a recordar a la familia de vampiros que es protagonista del libro y que convirtieron a Entrevista con el vampiro en un clásico del género de terror donde los haya – por mucho que a algunos les pareciera, como sucede en la actualidad, un ataque flagrante hacia aquel otro clásico, Dracula, que nos enseñó a los vampiros clásicos en todo su esplendor. Quizá esto del cambio de visión sea una cosa generacional. Los públicos necesitan historias con las que puedan conectar y para alguien iniciado en este tipo de literatura, la serie creada por Anne Rice no es, lo que se dice, fácil de tragar al primer mordisco, pero lo que sí tengo claro es que, cuando yo empecé esta novela, tuve que seguir leyendo, tuve que coger las partes siguientes, metiéndome de lleno en un mundo que, por aquel entonces, nadie había conseguido que yo me viera reflejado y contribuyó – aunque muchos años después lo dejara un poco aparcado para retomarlo en la actualidad – a acercarme al género de terror en general, y al mundo de los vampiros en particular, sin saber muy bien por qué, simplemente que estaba, en cierta forma, hipnotizado por aquello que me estaban contando.

Una de las premisas a la hora de hacer esta reseña fue recordar que, aunque no sea mi costumbre, empecé a leer Entrevista con el vampiro después de ver la película del mismo título y que se convirtió en un hito de la gran pantalla que, a día de hoy, parecer ser una de las mejores películas de vampiros de la historia del cine – en primer lugar dejaré al Dracula de Coppola, porque creo que no hay un referente mejor para estos casos -. Y no suelo hacerlo porque cuando ya he visto una película me cuesta meterme en una historia que ya sé cómo va a terminar o que, presumiblemente, ya sé cómo se desarrolla. Pero hay que reconocerle el mérito a Anne Rice por haber convertido su saga de vampiros en una de las más rentables del género que, después de muchos años, sigue sumando adeptos que quieren conocer mucho más del imaginario que creó para todos los lectores – por mucho que tuviera ese arranque de enajenación transitoria en el que abjuró de sus personajes -. Recreaciones brillantes, la historia de la soledad en estado puro, la maldad en los ojos de un Lestat ante el que nos sentimos claramente obsesionados por conocerle, porque incluso nos muerda en el cuello y nos lleve con él al mundo que creó durante generaciones. Se podría describir así el paseo por el que nos lleva esta historia y que convierte a los vampiros en protagonistas brutales de un universo propio en el que una autora se mueve como pez en el agua y que lleva a recrear, en miles de páginas, una historia que no cansa y que nos lleva como un suspiro hacia su final absoluto.

No sé si todo lo que siguió a este historia fue tan bueno o simplemente un truco para estirar el éxito. Lo que sí tengo claro es que Anne Rice supo hacerlo bien, se lo curró, y nos trajo una dinastía de libros que, mejores o peores – hay de todo en estas crónicas – siguió haciendo felices a los admiradores que querían saber mucho más de lo que sucedía en el mundo de la noche. Quizá por eso la segunda parte de este recorrido, la titulada Lestat cayó en mis manos casi una semana después de haber terminado la primera y, a pesar de su volumen, fue devorada en unos días ya que, como decía al principio, es él, el vampiro oscuro, la némesis perfecta para el protagonista, el que nos llama la atención desde las páginas y nos acaba convirtiendo en adeptos de una pequeña secta – o de una grande, piensen en las increíbles comunidades de seguidores que se formaron en torno a estos libros – que nos dejaría la sangre helada, pero a la vez deseando que cada uno de esos vampiros fueran nuestros compañeros o, simplemente – y quizá eso sea lo mejor y lo peor a un tiempo – en personas reales con las que caminar por las aceras de una edad cualquiera en un tiempo indeterminado. El precio de la eternidad, ya sabéis.

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