Entrevista a Isaac Rosa

Entrevista a Isaac Rosa, autor de “La habitación oscura”

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Hace poco, en un debate con unos amigos, hablábamos de cuál creíamos que iba a ser la novela de este año 2013. ¿Pregunta absurda? Puede ser, teniendo en cuenta las miles de novedades que han salido. Pero yo tenía un título en la cabeza desde el mismo momento en que lo leí: La habitación oscura. Mi voz no tembló en ningún momento, y mis amigos se me quedaron mirando y me preguntaron cuáles eran las razones por las que yo pensaba que esta era la mejor novela que había leído este año. El caso es que, en ese momento, me quedé pensando en cómo explicar lo que había sentido y me puse a escribir la reseña que ya todos habéis leído. Pero me quedé con ganas de más, así que raudo y veloz quise preguntarle a Isaac Rosa por ella, por lo que suponía para él, para el lector y lo que había querido transmitir con ella. Como siempre, lo que sigue es el resultado de una conversación en la distancia, esperando dar las claves por las que todos vosotros tenéis que haceros con el libro.

A continuación, Isaac Rosa.

Para empezar, nos gustaría conocer un poco más tus gustos a la hora de escribir:

1. ¿De día o noche? De día, aunque mi día comienza cuando formalmente todavía es de noche (eso que llaman madrugar)

2. ¿Un cigarrillo al lado? No, no fumo.

3. ¿El papel y la pluma han pasado a mejor vida? Escribo en ordenador, pero rodeado de libretas, papeles, notas y pósit manuscritos. Y pese a las posibilidades de los teléfonos, siempre llevo encima una pequeña libreta. Todos mis libros empiezan y terminan a mano: arrancan en las notas y concluyen en las correcciones. El bolígrafo sigue siendo una tecnología insuperable.

4. ¿La inspiración llega por sorpresa, o sorprendentemente, siempre te pilla trabajando? La inspiración, sea lo que sea, hay que convocarla, hay que crearle condiciones. Con pocas excepciones, suele llegarme mientras leo, escribo o paseo (pasear es fundamental, una forma de escritura sin trazos).

5. ¿Quién es tu mayor crítico? Si hablamos en términos de exigencia, diría que yo: la crítica más negativa que pueda recibir un libro mío nunca llega más lejos que mis propias dudas. Si hablamos de críticos que con su lectura ayuden, tengo varios lectores de apoyo, pero dos principales: una escritora amiga, Marta Sanz; y mi editora, Elena Ramírez.

6. ¿Qué personaje te gustaría que leyese tu libro? No pienso en mis lectores en esos términos.

7. ¿Qué libro(s) estás leyendo ahora? Un libro que me interesa mucho y que además presento estos días: “¿Dónde está mi tribu?”, de Carolina del Olmo. Y a punto de meterme en el barro (literal, barro de trinchera) del último Echenoz, “14”.

8. ¿Qué libro guardas como el más valioso? No soy nada mitómano-bibliófilo. Guardo lecturas, no libros. A veces busco un libro que me marcó, y descubro que no lo tengo, por haberlo leído en biblioteca.

9. ¿Qué usas para marcar las páginas? Lo primero que encuentro: postales, fotos, tickets, papeles arrancados, y hasta marcapáginas.

10. ¿El mejor lugar para leer? Cualquiera. Habiendo tranquilidad y tiempo, el lugar desaparece.

Y ahora que sabemos un poco más de tus gustos como escritor, metámonos de lleno en lo que nos cuentas en tu libro…

1. Tras una larga trayectoria como escritor, ¿qué nos puedes decir de Isaac Rosa que debamos saber para conocerle un poco mejor?  

Que todavía soy un escritor en proceso de aprendizaje, de maduración. Que aunque creo saber qué tipo de escritura busco, todavía me sorprendo, y me equivoco.

2. ¿Cómo nace la historia que encontramos dentro de “La habitación oscura”

Surge a partir de una imagen: la de esa habitación. A diferencia de mis libros anteriores, que arrancaban de una idea, de forma más racional (“quiero escribir sobre la sociedad del miedo”; o “quiero escribir sobre el trabajo”), en este caso no me propuse hacer lo que al final hice: una mirada generacional al tiempo complejo que vivimos. El libro, el arranque, surgió de forma más intuitiva que mis novelas anteriores: en uno de esos momentos en que, como decíamos, creas las condiciones para la inspiración (leyendo, escribiendo, paseando), apareció esa habitación: un lugar cerrado, oscuro y silencioso, donde varias personas entran y salen. A partir de esa imagen, surgió todo lo demás, cuando entendí el potencial metafórico de la habitación oscura.

3. ¿Cómo es el proceso de escritura de una historia tan diferente? 

En mi caso, antes de empezar a escribir siempre hay un proceso previo de toma de decisiones: elegir la voz, desde dónde escribo, quién habla, cómo, en qué tono. En esta novela me costó más que las anteriores, tuve que equivocarme varias veces antes de encontrarla. En segundo lugar, buscar una forma que sea eficaz para aquello que quiero contar. En este caso, un discurso torrencial y confuso, que transmita el discurrir mental de alguien metido en una habitación oscura. Y a partir de ahí, ir eligiendo recursos y descartando otros, llevado por esa idea de eficacia narrativa.

4. Sorprende, al leer la novela, el estilo narrativo al primer instante, hablando al lector en todo momento como si él fuera un protagonista más de la novela, ¿pretende esta novela hablar directamente al lector para hacerle levantarse del letargo? 

Pretendo meter al lector en la habitación oscura, que desde la primera página (cuando le invitan a entrar), esté dentro de ella, atrapado sin poder salir, y que sea uno más del grupo. Que comparta la fascinación, la inquietud, el miedo y el asombro, pero también la reflexión sobre qué nos ha pasado, cuál ha sido nuestra responsabilidad, cómo salir de aquí.

5. Creo firmemente que tu novela supone un tortazo en la cara de una sociedad que está adormilada, ¿se necesita en la literatura más implicación para hacernos ver lo que no nos dejan que veamos?

No sé si la literatura conserva hoy fuerza, en su recepción lectora, como para aspirar a un tortazo. Apenas un soplido en la cara, me temo. Y lo dice alguien que cree en el potencial agitador de la literatura, pero lamentando su pérdida de relevancia social. En todo caso, lo intento: pretendo, sí, interpelar a los lectores, incomodarlos, sacudirles la silla. E intento, a través de la oscuridad, encender algo de luz, por paradójico que parezca. Ojalá todo fuese tan sencillo como decir que la sociedad está dormida y hay que despertarla. Es aun peor: está despierta, estamos despiertos, incluso más despiertos de lo que hemos estado en mucho tiempo. Y sin embargo, no es suficiente con despertar, aun tenemos que levantarnos.

6.   Tras tus novelas, ¿cómo sienta que se le considere a uno, y cito textualmente, “uno de los doce narradores más relevantes del panorama literario español”?

Me tomo con distancia ese tipo de etiquetas y rankings, porque esas clasificaciones suelen durar poco, hasta que aparezcan otros doce narradores más relevantes del panorama etc. Aprecio el reconocimiento de los críticos y de los colegas, como es el caso de esa cita. Pero no lo tengo en cuanto al escribir.

7. Desde “Lamalamemoria” hasta esta “La habitación oscura”, ¿cómo ha cambiado el proceso de edición de tus libros? ¿Encuentras más facilidades o sigue habiendo algún que otro inconveniente?

Si hablamos del proceso editorial, de todo aquello que ocurre desde que pongo el punto final, y que en buena parte escapa a mi control, reconozco que soy un privilegiado. Tras publicar mi primera novela (“La malamemoria”) en una editorial pequeña, fui acogido en Seix Barral, donde cuento con el apoyo, el entusiasmo y la complicidad de la que seguramente es hoy la editora más importante en lengua castellana: Elena Ramírez, y todo su equipo. Me lo hacen todo muy fácil.

8. ¿Qué es lo que más te gustaría que se llevara el lector de esta novela?  

Dudas. Esta no es una novela de certezas, de asentimiento, sino de dudas, de discusión. Y con ello no pretendo arrojar más incertidumbre ni crear más desasosiego en el lector, pero sí sacudirle, hacerle dudar, para que desde esa duda sea capaz de salir por sí mismo del callejón sin salida en que hoy damos vueltas.

9. ¿Nos escondemos todos nosotros en habitaciones oscuras de distinto formato para no aceptar lo que estamos viviendo? 

Esa es una de las lecturas: la habitación oscura como metáfora de todas las formas de refugio que nos buscamos. La mayoría no necesitamos meternos en un lugar sin luz: hemos aprendido a cerrar los ojos. Y sí, nos construimos refugios que creemos seguros, y que solo nos salvan durante un rato, se vienen abajo cuando la realidad aprieta.

10. ¿Hay algún proyecto ya para una siguiente novela o se impone un descanso? 

Probablemente una novela que avanzará por algunas puertas que esta novela entreabre. Esta novela no me ha dejado exhausto, no he agotado mis dudas sobre qué nos ocurre. Pero sí me gustaría que fuese una novela que dejase un poso menos amargo que esta. Sin aspirar a ser luminoso, sí creo que necesitamos algo de luz, por escasa que sea.

Gracias por responder a Libros y Literatura

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