Fulminado por un rayo

Fulminado por un rayo, de Chris Colfer

fulminado-por-un-rayoEl instituto. Siempre he odiado el instituto. ¿Por qué no decirlo? Sus pasillos, clases aburridas, profesores infumables, compañeros que te hacen la vida imposible. Sí, puedo decirlo: odio el instituto. ¿Quién me iba a decir a mí, años después, que hablaría del instituto de esta manera? Recuerdo sus pasillos interminables, las clases que se hacían interminables y en las que se aprendía poco (y mal), la falta de motivación en mis compañeros, las ganas de tocar las narices a los más débiles, en definitiva, para mí, el instituto fue un suplicio. Cada día soñaba con mi venganza, esas que se sirven en plato frío, y que jamás llevé a cabo (aun pudiendo hacerlo). Sí, lo repito, bien alto si lo queréis: odio el instituto. Y, ¿sabéis que es lo mejor? Que Chris Colfer también lo odia, bueno, quizá no él, pero sí su personaje, que es como yo fui en el instituto, un chico al que le gusta leer, que se interesa por todo lo que tenga que ver con las letras, y que tiene que enfrentarse a la tiranía de sus compañeros. Él también lo aborrece, y uno que ha sufrido en sus carnes la persecución por razones absurdas, resulta que siente un cosquilleo en el estómago al leer. Pero no estoy aquí para contar mi vida, estoy para hablar de un libro, de Fulminado por un rayo que ha sido, sin lugar a dudas, una de las lecturas más refrescantes de este caluroso otoño.

Carson Phillips quiere salir de Clover. En concreto, del instituto y marcharse a la universidad. Pero para ello necesita crear una revista literaria y ganar méritos. Pero nadie quiere ayudarle. Así que, después de haber sufrido la tiranía de sus compañeros, decide vengarse obligándoles a participar en su revista, previo chantaje. ¿El problema? Que lo que empieza bien, acaba por volverse en su contra de la forma más inesperada.

 

Uno se plantea muchas veces, cuando coge un libro, si el autor merece realmente la pena. Oyendo a la gente en las librerías, uno se da cuenta de la poco crítica constructiva que existe, cuando escuchas cosas como: es que ese es de la tele y seguro que el libro es una mierda. No seré yo quien esté a favor de ciertos personajes, pero lo que sí creo es que para poder criticar algo hay que conocerlo. Chris Colfer es mas conocido por su personaje Kurt Hummel en la serie Glee. ¿Cuál es la duda que surge entonces al leer el libro? Exacto. Las voces que intentan desprestigiar la lectura por ser un actor. A todos ellos les tengo que decir una cosa: ¡no sabéis lo que os estáis perdiendo por tener una mente tan cerrada! Porque no estamos ante una historia descafeinada que poco tenga que ver con la realidad, porque lo que aquí se cuenta es una historia dura, que aunque dirigida al público juvenil, pueden leer los adultos.

Sorprende, y mucho, la contundencia que rezuma en todas sus letras Fulminado por un rayo. Y sorprende porque cuando uno ve la vida del instituto desde la barrera puede parecer idílica y sosegada, pero nada más lejos de la realidad. Aquí hay de todo, como de todo había por los pasillos que nos llevaban a esas aulas que eran como cárceles en miniatura. Y Chris Colfer sabe desgranar esas sensaciones, introducir la crítica necesaria para que nos sintamos identificados, convertir al que parece el verdugo en una víctima con el que simpatizamos desde el principio, uno de esos personajes que tocan el fondo, que arrastran el corazón a las últimas consecuencias. Sí, señores, es un libro sobre el instituto, pero en realidad también es un libro sobre la vida. De esa montaña rusa que es puñetera a más no poder, que te sube a lo alto y al minuto siguiente te baja para que te estampes contra el suelo. Hablamos con el personaje de la familia, de los amigos, de sentirse el bicho raro y de intentar ser feliz, a pesar de que todo a tu alrededor pretenda que no lo sea.

No es lo mismo ser parte del instituto que estar en el instituto. Muchos de nosotros estuvimos en el instituto, pero no compartimos la identidad que nos marcaban los compañeros y por eso fuimos vapuleados. Otros recuerdan esa época con cariño. Pero lo que está claro es que libros como Fulminado por un rayo nos enseña que todas esas personalidades que pululan por un estrecho pasillo y se recuestan en sillas demasiado incómodas tienen algo en común: todos guardan sus secretos con los que, a pesar de ellos, intentan encontrar su sitio aunque la realidad se empeñe en poner piedras en el camino.

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