La muerte del corazón

La muerte del corazón, de Elizabeth Bowen

La muerte del corazónLa juventud es algo que se marchita como las flores que no son cuidadas con cariño. Vamos creciendo, sumando momentos que nos hacen darnos cuenta de lo que es la realidad, de lo que significa realmente estar en este mundo, y los pétalos que nos recubrían van cayendo para dejar al descubierto un cuerpo frágil, tiritando como en invierno, sin bufandas ni gorros que nos protejan de las heladas. Crecer se parece al paso de las estaciones, porque vamos repitiendo nuestros errores, las faltas que se quedarán como pequeñas marcas en nuestra piel, como muescas de una batalla que no hemos ganado, pero en la que hemos batallado casi hasta la extenuación. Y las flores siguen marchitándose para dar lugar a nuevos ramos, a nuevas plantas que decorarán nuestra vida, que a veces está rodeada de mentiras. Y puede que nos quedemos allí, en una habitación rodeados de la soledad que significa ser adultos, o abramos la puerta para enfrentarnos a todo aquello que creíamos importante hace tanto tiempo, y que ahora ya no lo será más.

La juventud de Portia se ve amenazada por una familia que no la quiere, que simplemente la tolera. Pero todo empezará a desmoronarse cuando conozca a Eddie, cuando empiece a enamorarse de la única persona de la que tendría que alejarse sin remedio. Porque en el amor, en el primer amor, es irremediable sentirse decepcionado.

 

Las novelas, a veces, se leen de un tirón, con la rapidez que nos da la acción en la historia. Pero otras, como sucede en “La muerte del corazón” tendremos que atravesar sus páginas con el sosiego con el que andamos por la arena un día de mucho viento. A paso lento, iremos descubriendo una sociedad marcada por las apariencias, unos sentimientos que nacen y están destinados a morir, a caer en una tumba, aunque sus protagonistas no lo vean. Esa es una de las grandes maestrías de las historias que leemos: nos permite anticipar lo que sucederá, sin que los personajes tengan idea alguna de lo que les va a suceder. La autora nos envuelve con sus descripciones, con sus diálogos perfilados con exquisito equilibrio, en una atmósfera propia de las novelas clásicas, de esas historias en las que las muchachas se enamoran por primera vez, sienten lo que es un corazón que bombea en el pecho, y sienten el escalofrío del amor surcando cada poro de su piel. Pero en el fondo esta es una historia sobre la pérdida, sobre la pérdida del amor materno, de una familia que siempre quiso pero que ya nunca lo hará más porque ha desaparecido; y una pérdida de la inocencia, de mirar la realidad con la ingenuidad de los pocos años, con el brillo en los ojos de la llama de la pasión o el parpadeo sorprendido por experimentar un beso por primera vez. En esta novela, no nos encontramos con felicidad, sino con una sensación por todos conocida: la decepción de vivir una realidad que no gusta, que se viste con un sabor amargo.

Considerada como una de las mejores novelas del siglo XX, Elizabeth Bowen retrata con perfecta armonía los cambios de la juventud, las diferencias de clases entre personajes que han nacido en realidades opuestas, y fijan la mirada en lo que significa crecer sin ser observado, sin ser visto por los demás, o al menos sin importarles lo más mínimo. Portia somos todos, lo hemos sido en algún momento de nuestra vida, cuando lo que creíamos cierto no lo era en absoluto, cuando mirábamos al mundo desde la ventana con el miedo a enfrentarnos a él, o con la angustia de no ser comprendidos, de no ser entendidos por un mundo adulto que nos miraba por encima del hombro. Ser joven, ya lo he dicho antes, es como cuidar una flor, alimentarla, sentirla como propia y vivirla en toda su intensidad. Pero al final, si nadie se dispone a echar una mano a los delicados tallos que sostienen nuestros pequeños cuerpos, se sentirá abatida, caerá por su propio peso, y acabará manchando el soporte que nos permitía estar anclados en el suelo, en definitiva, en el mundo.

Esta es la historia de una vida, de una muerte, de un sentimiento tan universal que no importa cuando se escribiera, en realidad todos lo podemos sentir en pleno siglo XXI. Y así es como sucederá en un futuro, cuando otros ojos se abran para leer esta historia, para encontrar que por mucho que pase el tiempo, son vidas como las que nos presenta Impedimenta las que nos enseñan, una y otra vez, que el mundo es un lugar hostil, en el que luchar con uñas, con dientes, con la artillería que tenemos a nuestra mano, para no dejarnos vencer. Nunca.

4 comentarios en «La muerte del corazón»

  1. Conocí a una chica hace casi un año, pronto cumplira años y deseo regalarle un libro, esta reseña me encanto, actualmente soy portia… pero no se si sea el indicado para ella, podrian recomendarme algunos titulos?? cumple 19 es una chica linda no ha leeido nada que valga la pena y quiero darle esa oportunidad, gracias!!!

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    • ¡Hola Rafael! A lo largo de nuestra página, tienes muchísimas reseñas para elegir el libro que pueda ser el adecuado. De todas formas, si quieres que te aconsejemos, indícanos qué tipo de libros crees que le pueden gustar a ella. Cuanta más información nos des, más fácil es que acertemos con la recomendación. Nosotros siempre decimos que no hay libros buenos o malos, sino el libro adecuado para cada persona y cada momento. Y eso depende mucho de sus gustos y de lo que le apetezca leer a ella.

      Un cordial saludo

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