La parada de los monstruos, de Relda

La parada de los monstruosLos monstruos nos inquietan, nos aterran. Los tememos porque son horrendas criaturas que representan lo peor a lo que el ser humano puede llegar. Por tanto, hay aquí una reflexión interesante; tememos a la criatura porque nos conocemos demasiado bien a nosotros mismos y sabemos de lo que somos capaces. No tememos pues, más que a una extensión de nosotros mismos. Una que se ha desfigurado, que se ha transformado. Eso nos convierte en monstruos propiamente. Para las distintas acepciones que se puedan encontrar en diccionarios, la monstruosidad es la propiedad de la fealdad, las anomalías que crean espanto y la desvían del resto de la especie. También van relacionados los adjetivos cruel y perverso. Todo eso se adhiere a la monstruosidad que es la cara oscura de la humanidad. Para el poeta Relda, el lazo entre monstruo-hombre es tan estrecho que apenas distingue entre ambos. «Me interesan los monstruos porque tú eres uno. Yo lo soy». Y escribió un conjunto de poemas sobre algunos de los monstruos más célebres de la literatura. El poemario se llama La parada de los monstruos y esta es su nómina: Drácula, Frankenstein, Isabel Bathory y el Poder.

En la introducción, el propio autor deja claro sus intereses y motivos de por qué eligió a estos personajes y desentraña algunas peculiaridades de cada uno. Lo hace desde un punto de vista en el que la monstruosidad, tal y como la concebimos, no lo es tanto en el caso de estas singulares criaturas. Me explico. Para Relda, no hay mayor monstruo que el ser humano, que es quien dio vida a estos personajes porque representan, precisamente, la maldad innata que poseemos. Utilizamos la deformidad y la fantasía para reflejar a través de las más horrendas creaciones nuestra propia perversidad.

Así, Drácula es una sombra en la oscuridad de nuestros deseos ocultos; más si cabe, de nuestros pecados. Tanto las leyendas en torno a Vlad el empalador, como el imaginario del vampiro que succiona la sangre para vivir, son nuestros propios anhelos de lujuria. El vampiro así se presenta:

«[…] El que vive por la sangre ajena / Soy sombra a los pies de tu cama / y dolor en tu último aliento»

Para Frankenstein (pese a que la criatura no tiene nombre, recibe el de su creador, Víctor Frankenstein), la posición que toma es la de aquel ser que fue concebido por la ambición humana. La ambición de equipararse a Dios. El amplio estudio que se ha realizado sobre esta mayúscula obra de Mary Shelley, con todas las lecturas posibles —psicoanalítica, sociológica, estructural, estilística, científica, religiosa e incluso, me permito añadirla, una personal lectura en la que estoy trabajando actualmente acerca del papel alegórico del propio lenguaje que representa la criatura—, con todos estos estudios, repito, son muchas las conclusiones a las que se ha llegado. Relda ofrece la visión de un ser débil, maltratado por el hombre. De nuevo, la figura monstruosa no es la que se ha originado uniendo miembros cercenados de muertos, sino la del creador. Desliza por sus versos el sentir melancólico de la criatura que ya introdujo Mary Shelley en su novela:

«[…] aprendimos juntos que los hombres / desprecian lo que no entienden / y aborrecen lo que es distinto, / lo que no es imagen de su imagen / ni da tregua a sus miedos»

Dos figuras más, dos monstruosidades más se dan cita en La parada de los monstruos. Estas son Isabel Bathory, la condesa sangrienta, aristócrata húngara que desangraba a sus doncellas y se bañaba en su sangre para mantener viva su belleza. Y por último, el Poder. Este monstruo habita entre nosotros, no necesita de un castillo para esconderse, ni salir a causar sus fechorías en la oscuridad. Actúa impunemente sin control. Es un asesino en serie que se cobra vidas día tras día. Le damos vida entre todos y de nuestras vidas se alimenta.

Un libro de poemas corto editado por Cazador de ratas, que ofrece un momento para la reflexión y el disfrute de algunos versos interesantes. Más si, como yo, sientes atracción por los personajes góticos que tanto han aportado a la literatura.

2 comentarios en «La parada de los monstruos, de Relda»

    • ¡Hola!
      La verdad es que resultó ser un libro de poemas bastante curioso. Supe de él casi por casualidad el día que se presentaba en una librería de Madrid. No estuvo el autor presente, pero sí la editora y me llamó la atención por cómo habló del libro. Me alegra que te gustara.
      Un saludo.

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