Las correcciones

Las correcciones, de Jonathan Franzen

Las correcciones
¿Viste ese momento cuando todo el mundo está leyendo ese libro? ¿O qué toda la gente habla del autor porque su novela ha sido anunciada con bombos y platillos? Bueno, en ese momento recordé que había leído una entrevista al autor, a raíz de la publicación de su último libro en su idioma original. Claro, la traducción llegaría un año y medio más tarde. Pero yo recordaba al autor, recordaba el nombre de su novela en inglés. Y cuando leí que la gente estaba leyendo ese título en español, recordé al autor. Bueno, de esa novela no les voy a hablar hoy. No, porque no quise empezar por eso que todo el mundo está discutiendo. Quise irme atrás y quizás después entender la última novela. Entonces, busqué y me encontré con un argumento interesante. El argumento de Las correcciones de Jonathan Franzen.
Franzen nos presenta a los Lambert: Alfred –el padre-, Enid –la madre- y sus hijos Gary, Chip y Denise. Una familia americana. Enid, obsesionada con conseguir una reunión para lo que ella llama “la última Navidad”. Y quiere que todos vayan a su lugar, a St.Jude’s. Pero de entrada, sabemos que Chip les miente en relación a su trabajo, que Gary no quiere saber nada con volver a St.Jude’s y Denise, bueno, Denise intenta persuadir a sus hermanos.
Y en un ida y vuelta entre el pasado, los Lambert llegan a su propio futuro. Porque en 700 páginas, Franzen recorre la vida de cada uno de ellos. Chip, aquel en quien su padre depositaba muchas esperanzas, un profesor que es echado de su universidad y escribe un eterno guión cinematográfico sin dejar de involucrarse en un asunto turbio en Lituania. Gary que está casado con Caroline y tiene tres hijos, dos de ellos insoportablemente hijos de la tecnología y el capricho. Sólo uno se muestra educado, hasta salido de los años 50. Y Denise que tiene sus remordimientos con su vida sexual, una chef de mucho éxito pero cuyo deseo la mantiene en problemas todo el tiempo.

En el medio, Enid y Alfred, él jubilado con un Parkinson que lo afecta. Ella, con un único objetivo: reunir a la familia en Navidad. Y entre medio, luchando con el desplante y la mala educación de Caroline, el poco interés de Chip en dejar sus asuntos de lados por un pedido de su madre y Denise que tiene que escapar a sus problemas. Sí, un duro retrato de cinco personas que crecieron juntas y una vez que los hijos llegan a la adultez, las cosas cambian. Dolorosamente, lo hacen. Ya no se trata de cinco individuos que se entienden: se suman hijos, problemas, rumbos, matrimonios.
Si bien en algunos momentos es confuso por el traspaso de presente a pasado y viceversa, sin duda su lectura es fácil porque todo nos es familiar. Es una fotografía de una familia del último milenio, que vive otro ritmo de vida y que tiene otras cosas a su alcance. Y que relega la familia, que anda vagando por la vida y que también es incomprendida por generaciones más antiguas. Hete aquí ese choque de distintos puntos de vistas, condicionados por el momento de la sociedad, cuanto condiciona el ser hijo de una década y ver las cosas a través de ese prisma.
Y llega al final, en esa cena. El final es genial, excelente.  Que los hijos se den cuenta que la ecuación se invierte y ya no son ellos quienes llaman a sus padres porque los necesitan como todo niño, sino que son los padres quienes necesitan de sus hijos en determinado momento de la vida.
¿Viste cuándo querés conocer a un autor pero no querés irte a la obra que todos hablan? Bueno, entonces ese es el momento para ir atrás y, por ejemplo, conocer a un autor no con su última obra. A veces, es la manera para continuar con su lectura.
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

2 comentarios en «Las correcciones»

  1. ¿Y cuál es su obra famosa, la que hablan todos? Me atrapó tu reseña, sobre todo eso de que la cena final es genial; imagino llegar a ese final luego de conocer a todos a lo largo de 600 páginas previas. Genial!

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