Librerías

Librerías, de Jorge Carrión

librerias“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran”.

André Gide

Los pasillos de una librería. El olor de un libro en la estantería. Una persona que se acerca, trastea, alarga su mano y ase un ejemplar de ese libro, del libro que le cambiará para siempre, o que le dejará indiferente, o que le hará conocer aspectos que desconocía. Todo este proceso, repetido una y mil veces, se da en las Librerías. El amor que uno siente por estos espacios, convertidos por los lectores en templos, en santuarios donde las horas pasan y el tiempo vuela, en hogares donde no hace falta lumbre, sólo palabras, es la base que domina esta lectura que hoy ha hecho que recupere esa fe perdida, esa esperanza que se pegaba en los talones cuando caminaba por cualquier librería y me encontraba con los libros, que me hablaban desde sus posiciones, que me miraban de lado, con un canto ajado por el paso de las manillas de un reloj infame y por las manos de individuos que no cuidaban con mimo lo que tenían delante. Se dice que las librerías tienen los días contados, que los tiempos harán que caigan o que, simplemente, se acomoden a los nuevos tiempos, que corren rápido y no perdonan a nadie, pero yo sigo perdiéndome por ellas, sigo pasando las horas mirando libros, encontrando esa unión mágica entre lo que leo y lo que escribo, entre mis ideas y las suyas, las de autores que escribieron y que ahora, allí, en esas estanterías de colores tan diversos, están a mi alcance. Son las librerías las que nos dan el sustento necesario a los lectores. Son ellas las que nos abrazan desde un punto indeterminado, y este es uno de esos viajes que quien ama los libros debe realizar sí o sí. Porque en ellas, en las librerías del título, se encontrará la respuesta a todos los interrogantes.

Jorge Carrión ha escrito un viaje que, para aquellos que amamos lo que hacemos, los que leemos y escribimos, resulta tan indispensable como cautivador. Un recorrido por todo el mundo a través de las Librerías, de aquellas que sobreviven y otras que ya cerraron, que pusieron indefinidamente el cartel de “Cerrado” y que nos hacen guardar el recuerdo de todo lo que sucedió dentro de ellas, y lo que se extendió fuera, en nuestra vida, en las experiencias que aquellos libros comprados con las pesetas de antes, o con los euros de ahora, nos provocaron. Pero también se trata de una pequeña historia del mundo, porque dentro de una librería se encierra el universo entero, la Historia, lo que permanece o se pierde en la memoria, recordándonoslo, haciéndonos sentir una y otra vez todo lo que un libro nos dio. Y esa historia, que se queda con nosotros a través de los libros, también se crea por las personas que la frecuentan, por los libreros que convierten su profesión en un estilo de vida, en su forma de ver la vida a través de las letras, en querer más de los libros, en necesitarlos para sobrevivir. Porque vivir en los libros es un arte, no simple palabrería, como este libro que evoca momentos indispensables que, dentro de una librería, pueden vivirse.

Viví mi infancia entre libros, en mi adolescencia los busqué y encontré las joyas que me acompañaron y aún lo siguen haciendo y, ahora, cuando decido más que nunca qué libros entran en mi vida, descubro con Librerías de Jorge Carrión que estaba equivocado, que en innumerables ocasiones fueron ellos los que me eligieron a mí, que cuando paseaba tranquilamente por las librerías que fueron como parte de mi familia, eran todas esas lecturas las que me llamaban, las que convertían en historia un simple acto como el de coger un libro, leer su contraportada, llevarlo a casa, o pasearlo por los rincones que formaron parte de tu vida, de tu propia historia, y que se quedaron allí, como los amigos que no abandonan nunca. Quizá por eso tenga este libro en ese lugar destacado, ese en el que los libros vuelven a visitarse, a releerse, a meternos de lleno en sus páginas. Porque si uno vive en las lecturas, si las considera como un modo de vida, tiene que leer este libro, tiene que llegar a su final, tiene que investigarlo, que pasear de nuevo por las librerías, y después, cuando una nueva lectura haya hecho acto de presencia, tiene que agradecer que, hoy en día, se editen cosas como la que me ha traído aquí. Porque leer, ese acto que une, tiene hoy más valor que nunca.

 

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