Libros educativos 26

Libros educativos para descubrir el mundo 26

libros-educativosUna de las frases que más me ha repetido siempre mi madre ha sido la de “cuando eras un niño, lo único de lo que tenías que preocuparte era de divertirte”. Y tenía razón – como, por otra parte, casi siempre suelen tenerla las madres aunque se lo neguemos -. Hoy en día, uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos con los pequeños de la casa es en cómo disfrutan de su tiempo libre, cómo gastan esa energía que llevan dentro y que tienen que canalizar de alguna forma determinada. Además, peleamos día a día contra el aburrimiento y contra esa sensación de que pasan demasiado tiempo delante de la pantalla de cualquier máquina virtual que no les estimula – lo suficiente – la imaginación. Por eso hoy traigo dos libros que me han parecido adecuados y perfectos para encontrar, con sólo abrir sus páginas, la posibilidad de un nuevo juego, de un nuevo descubrimiento, para que la vida de los pequeños sea siempre nueva y divertida.

Si tuviéramos que hacer una lista de aquellas autoras que nos acercan libros interesantes a la par que parecen pequeños tesoros que llevarnos a las manos, Àngels Navarro sería una de ellas sin tener ningún tipo de discusión al respecto. Quizá, en este tiempo en el que llevo en la sección infantil y juvenil del blog, haya visto más libros suyos que de ningún otro autor y eso es por algo. ¿La razón?, os preguntaréis. Porque ella sabe perfectamente lo que quieren los niños, todavía no sé cómo, y lo transforma en libros que se convierten en una visita casi obligatoria para entender la infancia y todo lo que ella conlleva. Lo que hoy traigo son dos libros que pueden funcionar tanto por separado como una pareja, y que convierten el tiempo de los pequeños en un espacio para el juego y para descubrir aquello que hay a su alrededor. No hay que olvidar, además, que parte del objetivo de ese mismo juego radica, no sólo en divertirse – que también – sino en conocer lo que nos rodea a través de él.

nunca aburridos fueraSi yo dijera que Nunca más aburridos fuera de casa o Nunca más aburridos dentro de casa es un libro sobre cómo no aburrirse, estaría limitándome a describir una obviedad y eso no le interesaría a nadie. Pero si además dijera que, en el primer caso, encontraremos “juegos con la naturaleza” – aprenderemos a hacer un móvil natural, a observar la galaxia, o a convertir una piedra en algo diferente -, “juegos de habilidad” – ¿quién no recuerda nuestros juegos con las chapas? ¿por qué se pasarían de moda? – “juegos de movimiento” – como, por ejemplo, el juego de las estatuas – o “juegos con agua” – y aquí se me empieza a tocar la fibra sensible porque a mi sobrino, uno de los juegos, concretamente las pompas de jabón, le encantan -. Lo importante de este libro son estos ejemplos, ese poder tener a nuestro alcance elecciones que no se nos habían ocurrido, pero que siempre han estado ahí, esperando que nosotros y nuestros hijos se acerquen a ellas.

nunca aburridos dentroEn cuanto al segundo libro, que me parece mucho más relevante, ya que dentro de la casa siempre suele aparecer el aburrimiento más rápido, encontraremos “juegos de creación” – como crear un cuelgapomos -, “juegos sorprendentes” – como un hexágono mágico o dejar ¡mensajes invisibles! -, “juegos de ingenio” – el tangram o un puzzle infinito – y “juegos alrededor de una mesa” – como adivinar palabras o el memory. Dentro del libro cada uno encontrará cuál es ese juego que le apetece y con el que pretende acercar a su hijo una nueva realidad, mucho más divertida. No hay que olvidar nunca que, los niños, necesitan de la estimulación para desarrollar la imaginación, para reforzar el lenguaje, para que aprendan cómo es todo lo que gira a su alrededor y, por qué no decirlo tampoco, para abrirles las puertas de las relaciones sociales que no dejan de ser de vital importancia para su futuro.

Àngels Navarro es una de esas artistas que nos animan a intentarlo una y otra vez y a convertir el mundo de los niños en el mundo de los adultos también porque, no hay que olvidar, que si ellos crecen es, en parte, gracias a nosotros.

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