Mil besos y cien más

Mil besos y cien más, de Laura Sciolla

Mil besos y cien más

El tiempo pasa pero muchos aspectos de la condición humana no cambian. Los sentimientos amorosos, por ejemplo, con sus extremos buenos y malos, siempre estuvieron ahí, desde el origen del mundo, si creemos en la versión religiosa de Adán y Eva, atravesando los días mediante historias apasionantes como la de Romeo y Julieta, decisivas como la de Cleopatra y Marco Antonio y raras como la de Hitler y Eva Braun. El amor en todas sus formas y colores, esa emoción que mueve al mundo y que es lo contrario de la muerte.

Mil besos y cien más, de Laura Sciolla, nos cuenta “uno de los romances históricos más sensuales de todos los tiempos”, el que protagonizaron Claudia y Catulo. Ella era la esposa de uno de los oficiales más poderosos de la ya en decadencia República Romana, (estamos en el siglo I A.C y Julio César empieza a asomar su cabeza) Quinto Cecilio Metello, destinado a la Galia. Catulo en cambio, pertenecía al otro extremo de la pirámide social, ya que era poeta y debía (sobre)vivir día a día a través de sus mágicos, enamorados y enfermizos versos, algunos de los cuales se mantuvieron a salvo hasta el día de hoy. Y en esos versos Catulo habla de una tal Lesbia, a la que algunos historiadores asocian con la patricia Claudia.

Laura Sciolla, a través de 327 páginas que se disfrutan y se leen de corrido, no duda de que Claudia es Lesbia y que es a ella a quien Catulo le dedica sus maniqueos versos de amor; pero como la historia de Roma es la historia de sus hombres, la autora italiana debió, con éxito, imaginar a Claudia y armar su vida con los pocos datos que conocía y es por eso que en Mil besos y cien más conoceremos éste turbulento romance contado en primera persona a través de la mismísima protagonista.

A través de ella viviremos y sufriremos la vida cotidiana de una cruel Roma que se debate entre el fin de la República y la llegada de aquellos que aspiran a un cambio de estilo de gobierno que finalmente se traduciría en la guerra civil que derivaría al nacimiento de la etapa imperial. No obstante, el hilo conductor de la novela, si bien nunca deja de lado los acontecimientos políticos, son los idas y vueltas entre Catulo y Claudio, desde el día en que se vieron por primera vez hasta ese final que no contaré para que todos lo disfruten tanto o más que yo; en el mientras tanto, los lectores se encontrarán con un erotismo de altísimo voltaje que, detallado a través de una más que digna pluma, nos demostrará que en aquellos tiempos también había espacio para pasarla bien.

Claudia, acostumbrada a ser parte de la clase alta romana y a vivir una vida de lujos pero al mismo tiempo llena de hipocresía y reglas claras que eliminan esa libertad que no está dispuesta a perder, rompe todos los moldes (o se rebela) al enamorarse (o verse atraída) por un Catulo al que sin embargo nunca podrá complacer del todo, ya que al enamorado perdido nunca jamás nada lo conforma y solo se siente pleno al poseer al cien por ciento al causante de sus locuras del corazón. Y si eso no ocurre llegan los celos… que ya sabemos que del amor al odio hay un solo paso.

Literatura erótica de calidad e Historia pueden ir de la mano, y Mil besos y cien más es un claro y recomendable ejemplo.

Roberto Maydana

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