Muerte con pingüino, de Andrei Kurkov

Muerte con pingüinoHace falta tener mucho talento para hacer de un pingüino dotado de las habilidades de un pingüino y con el carisma propio de un pingüino un personaje fundamental de un texto. Es necesario ser un escritor descomunal para convertir la presencia de un pingüino deprimido en una influencia trascendental en una novela hasta el punto de que me atrevo a decir que Muerte con pingüino, sin ese ave que ni siquiera vuela, no sería Muerte sin pingüino, sino que no sería.
Por cierto, antes de que la reiteración les ahuyente, me comprometo a moderarme con el uso del término pingüino, que probablemente haya escrito hoy ya más veces que en el resto de mi vida.
Pues esta magnífica novela de Andrei Kurkov destila personalidad desde antes de abrirla, el diseño de cubierta no deja indiferente y todo lo que encuentra uno después, menos. Retrata una Ucrania postsoviética, un país que desde luego no nada en la abundancia si no consideramos como tal el exceso de violencia. Pero no es truculenta, no sé si es la particular influencia de ese pequeño ser en blanco y negro la que hace que todo se viva con un tamiz de aparente sosiego, de espectador. Hay violencia, muere gente, incluso el protagonista sospecha que él mismo tiene algo que ver en muchas de las muertes, pero realmente lo asume como algo inevitable. No es que sea insensible, hay otras cosas que le causan irritación, pero aquello que le rodea en lo que no puede o no quiere intervenir directamente, lo inevitable, no le afecta más allá de una cierta curiosidad. Debe ser cosa del frío.
Con un tono entre divertido y contundente, el autor de Muerte con pingüino nos hace conocer una realidad ciertamente terrible, un país en el que la violencia y la corrupción campan a sus anchas, pero que a la vez tiene cierto encanto. Sorprendente si quieren, pero muy atractivo. El punto de partida, un escritor arruinado que convive con un pingüino (de cuando en el zoo repartieron animales porque no podían darles de comer) comienza a ganarse la vida escribiendo esquelas, estelas en el especial lenguaje del libro, con una pequeña particularidad: los protagonistas están aún vivos en el momento de escribirlas. Y el “aún” es importante porque pese a que son todos personas importantes, sin problemas de salud y en plenitud de facultades, comienzan a morir.
Con las muertes comienzan a suceder cosas extrañas, la vida de Viktor se convierte en una existencia mucho más extraña si cabe de lo que cabe imaginarle a un escritor sin éxito cuya mascota es la que ya se ha expuesto. Las cosas parecen irle objetivamente bien personal y profesionalmente pero en realidad todo es falso, no hay más certeza que la de seguir vivo mientras se sigue.
Qué quieren que les diga, Muerte con pingüino me ha parecido una novela excelente, no sólo por su ritmo y su originalidad, sino por su capacidad de contar cosas cuando aparentemente se cuentan otras, por los diferentes planos de lectura, pero sobre todo por la gran calidad del texto. Léanla, encuentren el valor metafórico del ave en cuestión, conozcan otras realidades, pero sobre todo disfruten. El libro lo merece.

Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es

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