Nosotros, de Evgueni Zamiatin

NosotrosNosotros pasa por ser una de las novelas fundadoras del género de la distopía pero tampoco se lo tomen demasiado en cuenta: ésta es de las buenas, de las que se sirven de la ficción para analizar la realidad y poner en pie una crítica feroz que no habrían podido publicar de otra manera. Publicar es un decir, claro, porque las autoridades soviéticas (la obra es de 1921) la prohibieron y vio la luz por primera vez en el Reino Unido en 1924. El bueno de Evgueni Zamiatin tampoco tiene la culpa de las atrocidades cometidas después en el nombre del género.

Zamiatin no se limita a construir un futuro diferente, disfuncional a nuestros ojos para advertirnos de la deriva del presente, hace algo más. Nosotros describe el futuro, presenta para los protagonistas, quienes constantemente lo confrontan al pasado, presente para nosotros (para los lectores contemporáneos al autor, quiero decir) poniendo de relieve las diferencias. El narrador, D-503, ecribe breves notas en las que reflexiona sobre su vida y contrapone las bondades del sistema en el que vive cuya principal regla es la ausencia de libertad, algo de lo que se sienten orgullosos, con ese estado anárquico y semisalvaje que es la vida que conocemos vista a través de sus ojos. Salvo una hora diaria todas las actividades humanas, desde la alimentación (a base de un derivado del petróleo) hasta el sexo,  están reguiladas por unas tablas y supervisadas por una figura paternal, el Gran Bienhechor, que con mano de hierro guía sus existencias.

Pero algo le pasa a D-503, destacado ciudadano, matemático y fiel al sistema, que empieza a desviarse del camino trazado y deja testimonio de su deriva en las notas que va escribiendo y que constituyen el texto de Nosotros. Algo en principio ridículo, inconcebible, pero potencialmente letal no para él, sino para el sistema mismo. Y no es el único afectado. Nosotros, los salvajes primitivos que creíamos que la libertad podía ser algo positivo, inmediatamente reconocemos el mal que le acecha: se enamora. Sin embargo los sabios doctores del futuro lo describen de otro modo tal vez errado pero incluso más poético, sin duda a su pesar: a D-503 le infecta un crecimiento descontrolado en su interior, un proceso aparentemente cancerígeno pero que ellos, conocedores de grandes verdades que nos son inalcanzables, describen de un modo mucha más certero: le está creciendo un alma.

La comparación entre ambos mundos, el relato de cómo se llegó a ese remanso de paz y ausencia de sentimientos que garantizaba una paz perpetua a sus habitantes y sobre todo, la aguda inteligencia de Zamiatin hacen de Nosotros una obra extraordinariamente interesante. Además su ritmo es fluido y los personajes están tan bien construidos que al tiempo que desgranan sus contradicciones hacen lo propio con las nuestras. Y nos reconcilian con nuestro imperfecto mundo a un precio bien razonable: mantenernos alerta frente a los totalitarismos.

Se disfruta mucho con este libro, créanme, pero no sólo al modo tradicional (como siempre ocurre frente a una obra brillante y bien escrita) sino que de alguna manera se cierra con una sensación de agradecimiento. Y de frustración, claro, porque las enseñanzas de Evgueni Zamiatin, pese a su preclara anticipación de los hechos, sirvieron de bien poco en el devenir de la historia. Somos como somos, incapaces de aprender del talento lo que necesariamente acabamos por deducir del dolor.

Andrés Barrero
contacto@andresbarrero.es
@abarreror

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