Precipitaciones aisladas

Precipitaciones aisladas, de Sebastián Martínez Daniell

precipitaciones aisladas

 

Napoleón Toole y Carasia. Los dos elementos claves por los que elegí leer este título. Y Vera, claro. ¿Acaso no atrae que Napoleón Toole, protagonista, viva en una isla inventada llamada Carasia? Por supuesto que, en mi caso, fue el factor que me arrastró a la lectura de este libro. Eso y el hecho de enfrentarme a un autor desconocido para mí. Precipitaciones aisladas de Sebastián Martínez Daniell es una historia rara no por lo que cuenta sino por cómo lo hace.

Napoleón abandona Carasia Capital para tomar el tren con dirección a Limmermonk. Pequeño pueblito, de clima gris (si es que al clima se lo puede definir por colores). En el tren conoce a Rhea, una nena que termina siendo el gancho para que Ginebra –su madre- lo invite a hospedarse en su casa. La presencia masculina durante el día es algo extraña, ya que el marido de Ginebra es pescador y deja su hogar temprano por la mañana.

En esas vacaciones, de las que no sabemos que espera Toole, tendrán lugar las continuas reflexiones sobre su pasado. Y no el pasado en general, sino sobre Vera. En más de una ocasión, el lector se va a encontrar con el capítulo “la noche que conocí a Vera” y allí se desprende esa relación particular que desnuda a Toole más allá de sus palabras sobre el mundo en general.

 

El intento de alejarse de Carasia Capital, como una vía de escape,  se vuelve en contra y produce esa sensación de nostalgia por el lugar que, pese a quien le pese, se dejó atrás y se habita. Limmermonk no sólo es austero o eso parece, en los ojos de Toole, con una lluvia incesante y la diagramación del lugar (cuadras que para Toole no lo son).

Pero hay más sobre Napoleón que el libro revela con sus puntos de vista por cosas que a uno quizás le pasen desapercibido. Pero es un hombre que seduce y no desde su sex appeal. Lo hace como personaje literario que despierta ese cariño en el lector. No sé si sería su amor hacía Vera, tan incondicional, tan temeroso de perderla que no se atreve a ir más allá de lo que la situación y la razón le permite. O tal vez, mi falta de paciencia para con Napoleón cuando deja que las cosas sucedan y no hace nada por cambiarlas. Esas ganas de sacudirlo pero por la ternura que despierta.

No puedo dejar de decir, en esta reseña, que esta novela hace honor a la lengua. Abundante en términos y definiciones con calidad que tienen los grandes autores. Es cierto que, a mí entender, tanto Toole como los climas que crea el autor pasan por encima a la historia en sí. Si hace frío es casi imposible no sentirlo aunque afuera la temperatura alcance los 30 grados. Literal. Eso es mérito de un narrador que se apoya en la riqueza del vocabulario que tiene sobre la mesa para apuntar a la creación de ambientes tan creíbles que se vuelven casi reales.

Cuánto más abro mi cabeza y me dejo tentar por autores nuevos o desconocidos, más disfruto la lectura de los libros. Es que el universo de autores es tan grande que por más que haya un autor favorito, probar con nombres desconocidos se transforma en una experiencia agradable. Nunca se sabe si detrás del glamoroso nombre de Napoleón Toole se esconde un encanto de protagonista literario que habita ese lugar inventado de nombre Carasia.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

7 comentarios en «Precipitaciones aisladas»

  1. Rosario:

    Es bueno leer autores nuevos, coincido. Lo triste de leer es que sabemos que aunque nos pasemos la vida solo en eso, solo leeremos el 1 por ciento de los libros mundiales… ¡qué pena!

    A mí me gusta que me gusten los nombres de los personajes. Y los de este libro no me gustan para nada. No obstante, parece interesante leer acerca de esa sensación que tiene el personaje cuando deja su lugar y parte a otro. Yo dejé Argentina y me vine a Galicia. Tal vez me sienta identificado.

    Y te confieso que tu reseña me convenció cuando cuentas que tuviste ganas de sacudir al personaje; si a uno le pasa eso leyendo, entonces el escritor narra muy bien.

    Saludos!

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  2. Roberto:
    Bueno, un compatriota que está en España! Yo soy argentina pero sigo acá jajaja.

    Es cierto lo que decís, que el narrador es bueno cuando te genera eso.
    Es un libro que no todo el mundo se puede sentir atraído pero como decís, hay que probar los autores para tener un veredicto. Algunos atraen y otros no tanto.

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