Premios literarios 2010

Premios literarios 2010

Unos, los optimistas, dirán que un año más; otros, más pesimistas, dirán que un año menos. El caso es que 2010 llega a su fin y queremos repasar los premios otorgados por editoriales e instituciones a lo largo de estos doce meses que están a punto de pasar página.

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El más madrugador, como siempre, fue el Nadal (Destino), el premio que supone un regalo de Reyes para el elegido y que en esta edición eliminó la habitual figura del finalista. La epifanía la vivió Clara Sánchez con Lo que esconde tu nombre, una novela sobre la memoria y la culpa y la manera en que afectan al presente. El Premio Herralde, otorgado por Anagrama, fue este año para el colombiano Antonio Ungar y el complejo juego literario que proponen en sus Tres ataúdes blancos. También para el otro lado del charco voló el Alfaguara gracias al chileno Hernán Rivera Letelier, que nos cuenta en El arte de la resurrección la vida de un desarraigado que predica el fin del mundo. Y para cerrar el trío de sudamericanos premiados tenemos al argentino Guillermo Saccomanno. Su libro, El oficinista, dejó impresionado al jurado del Premio Seix Barral, dotado con la nada despreciable cifra de treinta mil euros.

mendoza-planetaPero si de dinero hablamos, no podemos olvidarnos del Premio Planeta, el de mayor cuantía económica y generalmente uno de los más polémicos. Este año el afortunado ha sido Eduardo Mendoza con Riña de gatos. Madrid 1936, por delante de El tiempo mientras tanto, la obra finalista de la valenciana Carmen Amoraga. La novela de Mendoza se ambienta en Madrid en los días previos al estallido de la guerra civil y cuenta la historia de un especialista en arte que se ve atrapado en una trama protagonizada, entre otros, por José Antonio Primo de Rivera o Velázquez. En el caso de Amoraga, que ya fuera finalista del Nadal hace tres años, hablamos de una novela sobre la muerte y la manera en que su inminencia nos afecta. Otros premios otorgados también por Planeta son el Fernando Lara de Novela y el Azorín. El primero fue a parar a manos de Javier Reverte por su retrato de una madre coraje en Barrio cero. El segundo se lo llevó la bilbaína Begoña Aranguren gracias a El amor del rey, novela histórica en la que se cuenta la historia de una mujer que llegó a ser amante de Alfonso XIII.

Siguiendo con nuestro resumen le llega el turno al Premio Tusquets, que ha recaído en Rafael Reig y en su manera inédita de reinterpretar la historia reciente de España sin dejar de lado el humor (jurado dixit) en Todo está perdonado. Por su parte, el Premio Primavera (Espasa Calpe) lo ha ganado Fernando Marías con Todo el amor y casi toda la muerte. Y el Premio Ciudad de Torrevieja (Plaza&Janés), también sin finalista este año, ha sido para el Gustavo Martín Garzo y su novela Tan cerca del aire, en la que el vallisoletano, fiel a su estilo, narra una historia de amor muy vinculada a la tradición oral y al mundo de las fábulas.

Para terminar con el apartado de novelas premiadas tenemos tres certámenes más. El Minotauro, dedicado a la ciencia ficción, fue para las Crónicas del multiverso de Víctor Conde. El Premio Café Gijón (Siruela), que antes otorgara el legendario local madrileño y ahora organiza el ayuntamiento de Gijón, fue para la ópera prima de Antonio Montes, El grito. Y el Ateneo de Sevilla, publicado por Anaya, atravesó el país para viajar hasta tierras catalanas de la mano de Vanessa Montfort y su Mitología de Nueva York.

jon-bilbao-tigre-juan Pero como no sólo de novelas vive el lector, aunque lo parezca, ahí van dos libros de cuentos premiados: Bajo el influjo del cometa, de Jon Bilbao, y Los hábitos del azar, de Francisco López Serrano. El primero se llevó el Premio Tigre Juan, que este año ha vuelto a entregarse a pesar de que la dotación económica ha adelgazado hasta desaparecer. El segundo se llevó el Setenil, uno de los premios más prestigiosos en lo que a cuentos se refiere.

Y para que los poetas no nos tiren tomates llenos de razón, recordamos al ganador del premio Hiperión, que este año ha sido para el segoviano David Hernández Sevillano por su libro de poemas El peso que nos une. Y el Adonáis, entregado este mismo mes, ha sido para el burgalés José Gutiérrez Román y su obra Los pies del horizonte.

Por otro lado tenemos los premios que podríamos llamar institucionales. El más internacional de todos ellos es, por supuesto, el Nobel. Este año los académicos suecos se han decantado más por los argumentos literarios que por los políticos al premiar al peruano Mario Vargas Llosa, que este mismo mes recogía el galardón en Estocolmo. El Premio Cervantes, que se centra no en un libro concreto sino en toda la trayectoria literaria del ganador, ha sido para Ana María Matute. Autora de Pequeño teatro, Olvidado rey Gudú, Los hijos muertos o La puerta de la luna (cuentos completos), miembro de la Real Academia, la escritora barcelonesa recibe así el último gran premio que le quedaba dentro de las letras españolas.

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El Príncipe de Asturias premió al libanés Amin Maalouf, uno de esos escritores empeñados en tratar de entender y explicar las contradicciones entre Oriente y Occidente. Y por último están los Premios Nacionales, divididos en varias categorías: narrativa (Javier Cercas, Anatomía de un instante ), poesía (José María Millares, Cuadernos 2000-2009), ensayo (Anjel Lertxundi, Vidas y otras dudas), cómic (Altarriba y Kim, El arte de volar), literatura dramática (Lluisa Cunillé, Aquel aire infinito) y el premio especial De Las Letras, que este año fue para el escritor, crítico y editor Josep María Castellet.

Enhorabuena a todos.

Leo Mares

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