Ada o el ardor

 Ada o el ardor de Vladimir Nabokov

Ada o el ardorY el mundo siempre será injusto. Si hubo alguien que merecía el Nobel de Literatura ese era –y es- Vladimir Nabokov. Lógico que tras esta declaración, se puede hacer una larga lista de no ganadores que deberían haberse ganado el rótulo. Pero Nabokov es indiscutible, no puede haber opiniones negativas hacía él. Si las hay, no las voy a aceptar. El escritor ruso podía jactarse de una imaginación infinita y compleja, que lograba salir de su cuerpo a través de las palabras, que él manejaba con una maestría magnánima. Y Ada o el ardor de Vladimir Nabokov, es justamente otro de esos ejemplos.

Van Veen conoce a Ada. Son primos. En realidad, son hermanos pero ellos creen que son primos. Desde pequeños hacen florecer un amor pasional, marcado desde el inicio por una fuerte conexión erótica que no buscan frenar y la exploran con  la naturalidad de dos humanos queriéndose, casi expertos a pesar de su corta edad.

El personaje masculino relata el inicio de la historia de amor y la continuación, las separaciones, el destino separado pero unidos por cartas, por el pensamiento y el recuerdo. Ada hace sus comentarios entre paréntesis –en una genialidad narrativa del autor- sobre sus impresiones en relación a esta historia de amor.

El contexto tiempo-espacio está distorsionado en tanto se nos habla del 1900 con elementos tan avanzados del siglo XX que desorientan. El autor tomó un planisferio y lo aguó, cambiando los lugares levemente en nombres en un intento consciente de despistarnos prolijamente. Van hace referencia a los hechos que han cambiado al mundo, las guerras, los cambios producidos en el mundo donde un país gana a otro en poder. Y los nombres de los que hicieron del siglo XX lo que fue, un Hitler con un nombre modificado.

Al circo nabokoviano no le pueden faltar personajes como Demon, el padre de Van, divertido en su diálogo. O la hermana de Ada, Lucette, protagonista de grandes escenas de esta novela.

Si Lolita resultó una revolución que se ha extendido hasta hoy (pedofilia, amor, obsesión y tantas cosas más), Ada o el ardor debería ser aún mucho más temida. Una relación incestuosa que queremos que triunfe, plagada de contenido erótico –es en Ada o el ardor donde he leído la escena de masturbación mejor lograda en literatura, casi poética- que florece desde temprana edad y se extiende hasta el momento en que Van ya es impotente.

Una novela de amor no convencional pero escrita de forma magistral, a lo Nabokov. Es Ada o el ardor de Vladimir Nabokov, una obra que justifica la afirmación del inicio. Alguien que jamás va a ser igualado.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

TW: @rosearan

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