Alucinaciones, de Oliver Sacks

AlucinacionesHay libros que nos gustan, pero hay otros que consiguen mucho más… Nos fascinan. Y me estoy dando cuenta que esto último me pasa mucho con los libros de ensayo y divulgación científica. Hace poco os hablé de uno de mis últimos flechazos: De matasanos a cirujanos, de Lindsey Fitzharris; y si me remonto a lecturas de años anteriores, el ejemplo que me viene de inmediato a la cabeza es El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks. ¡Brutal! De verdad, tenéis que leerlo. El cerebro es extraordinario, para bien y para mal, y los casos reales que este neurólogo relataba en aquel libro eran tan sorprendentes como inquietantes.

Esa primera lectura de Sacks me impactó, así que me apetecía leer más libros de él. Pero aún me entraron más ganas al leer la reseña de Alucinaciones que Antonio J. Osuna Mascaró hizo en Manual de linternas. En ella rendía homenaje tanto a las obras como a la figura de Sacks, y aseguraba que si había un libro a la altura de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero —que es impresionante, en serio—, ese era Alucinaciones. Por lo que fue el título que escogí para reencontrarme con este genial divulgador de neurología.

Alucinaciones comienza adentrándose en el propio significado de este término, que ha ido variando con el paso del tiempo y que incluso hoy en día resulta difuso, pues es complicado discernir dónde está la frontera entre alucinación, percepción errónea e ilusión. Para definirlo de forma sencilla y escueta, se podría decir que alucinación es aquella percepción que surge en ausencia de ninguna realidad externa: ver y oír cosas que no están presentes. Sacks asegura que oír voces no es algo inusual y no tiene por qué ser sinónimo de locura, pero como está estigmatizado socialmente, apenas se habla de ello y pocos son los que reconocen haber vivido este tipo de fenómenos. Por fortuna, su práctica médica y la correspondencia que mantenía con sus lectores, además de varias vivencias propias, hicieron posible que reuniera decenas de experiencias reales contadas en primera persona, para hacernos comprender —al menos, un poco— estas anomalías cerebrales.

En Alucinaciones, Sacks dedicaba capítulos al síndrome de Charles Bonnet, a la narcolepsia, a la epilepsia, a la migraña, al Alzheimer, a la parálisis del sueño, a las experiencias alucinatorias derivadas del consumo de drogas, etcétera. Estaba convencido de que la alucinación es «una categoría única y especial de la conciencia y la vida mental» y que permite «una comprensión más directa de cómo funciona el cerebro». Esto, ya de por sí, es sumamente interesante, pero es que además abordaba otra perspectiva de las alucinaciones: su impacto cultural, desde el folklore hasta la religión. ¿Son el origen de la creencia en duendes y hadas?, ¿han contribuido a generar nuestra concepción del demonio y otros seres malignos o a que alguien pensara que era el elegido de dios? Sin olvidar que las alucinaciones también tienen su reflejo en la literatura. Lewis Carroll se inspiró en su micropsia a la hora de escribir el episodio en el que Alicia se hacía gigante; los ambientes de pesadilla de Poe eran transcripciones de sus alucinaciones y en el relato El Horla, Maupassant reflejaba lo que él mismo sentía cuando se encontraba con su doble.

Todos estas historias hacen que Alucinaciones sea una lectura enriquecedora, con la que aprendemos y nos sorprendemos. Pero su gran valor es, sobre todo, que nos hace perder el miedo a aquello que no comprendemos. Aquellas percepciones que han sido vistas como indicios de locura o, incluso, fenómenos paranormales, son reacciones de nuestro cerebro (capaz de romperse y rehacerse en un instante) y, por tanto, parte de nuestra esencia humana. La neurología nunca dejará de fascinarme y, de la mano de Oliver Sacks, os aseguro que a vosotros también os cautivará.

Deja un comentario