El cantor de tango

El cantor de tango, de Tomás Eloy Martínez

el cantor de tango

“¿Sabes bailar tango, no?”, es lo primero que me pregunta un extranjero cuando se entera que soy argentina. Ante la negativa, se puede ver una mezcla de asombro y decepción, como si es un elemento vital para definir mi nacionalidad. Rápidamente, desarrollo una explicación que rompe con el imaginario de los foráneos al afirmar que la gente de mi edad no le presta atención a ese género musical, que sólo algunos se dedican a bailarlo profesionalmente y que fue la generación de nuestros abuelos la que lo bailaba. Generalizando, cierro mi discurso con la convicción de que el tango se ha transformado en un espectáculo para el extranjero más que un elemento de auto reconocimiento para los argentinos.

El cantor de tango de Tomás Eloy Martínez, entonces, no debiera interesarme. Sin embargo, más allá de mi poca afición a esta danza –por no decir nula- resultó un pequeño descubrimiento entre los libros perdidos de mi hermana.  En una oración se puede decir lo básico: un estadounidense que llega a Buenos Aires para escribir un trabajo con una mirada distinta sobre el tango, la mirada del escritor Jorge Luis Borges.

El libro comienza con Bruno Cadogan llegando a la Argentina, a Buenos Aires, cuna del tango. Su objetivo es seguir la pista de un cantor, Martel. De él, se dice que es mejor que el mítico Carlos Gardel pero su forma de proceder es extraña: se presenta de improviso en sitios extraños, no hay grabaciones registradas y su esencia recae en la posibilidad de escuchar su voz en vivo.

Cadogan se sumerge en una vertiginosa Buenos Aires, a las puertas del colapso del 2001. Allí, paso a paso, perseguirá la huella del cantante y pasará de ser un extranjero de visita en la ciudad, a mimetizarse con el espíritu del porteño de ese momento.

Narrada de forma impecable, esta novela es una mirada a la vida de la ciudad más importante de la Argentina. Con un misterio delante, deseando que Cadogan alcance su objetivo mientras se ve seducido una y otra vez por uno de los escritores más emblemáticos de esta cultura –Borges- el libro se transforma en una suerte de guía turística privilegiada.

Decir que Tomás Eloy Martínez fue crítico con la cultura argentina, es un detalle que se ve plasmado en las hojas de El cantor de tango. El hecho de que se incluya a un extranjero como personaje principal para describir la sensación de una ciudad a punto de explotar, la vuelve más atractiva.

La percibo como una novela apasionada, con definiciones de los argentinos, de los porteños. Claro, y  de Buenos Aires. Capital marcada por los acontecimientos históricos que definen sus múltiples espacios, por sudar arte en todas sus expresiones y regalar talentos. Rasgada por una sociedad en constante ebullición, de vida acelerada, de pasiones y fanatismos tan fuertes que nadie puede escaparles.

Cuando un extranjero habla de Buenos Aires, lo hace favorablemente. Es una ciudad que nunca duerme y que, Tomás Eloy Martínez supo percibir en el comportamiento de sus habitantes, de sus costumbres, de sus reacciones y de sus acciones. No sé bailarlo, pero gracias a este libro conozco un poco más del significado del tango.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

8 comentarios en «El cantor de tango»

  1. Bueno por la reseña no parece mal libro, lo que pasa es que con la cantidad de novedades que aparecen todos los dias es imposible hacerse con todos y no parece que este libro vaya a terminar en mis estanterias.
    Un saludo

    Responder
  2. Susana: Cuando quieras y puedas, más que encantada de recibirte en Buenos Aires. Lamento desilusionarte con lo del tango que ni lo bailo y mucho menos lo canto. Pero este libro te acerca un poco…a veces los libros te muestran una parte del mundo…así me pasa con Rusia.

    Pepebadajoz: Te entiendo perfectamente. Si algún día este libro termina en tus estanterías, espero que me cuentes que te pareció. ¡Un abrazo!

    Responder
  3. Buenos Aires es una de las ciudades más hermosas que yo haya visitado, y pronto queremos llevar a mi hija de viaje para allá (le debemos el viaje de sus XV años). Acán tampoco todos bailan baile folklórico, ni visten de charro, ni cantan…y a veces a los turistas eso les parece raro. Y las empresas dedicadas al turismo a veces venden lo que creen que el que viene de afuera quiere ver, no lo que somos en realidad.
    Me apunto el libro, a ver si lo consigo en esta fil ¡gracias Rosario!

    Responder
  4. Ale:
    ¿De verdad? ¡Qué bueno que tengas esa opinión de Buenos Aires!Si bien no nací acá, es una ciudad que me parece encantadora, única.
    Si no lo podés conseguir allá, quizás si viajan por el cumpleaños de tu hija, lo pueden conseguir acá. Tomás Eloy Martínez es muy conocido acá aunque este libro no es el último que dejó.
    Gracias por pasarte!
    Rose

    Responder
  5. Hola Rosario! Te cuento que hay mucho movimiento de Tango llevado adelante por gente muy joven. En el CAFF especialmente. No todo es bueno, pero hay muchas cosas. Lo que sucede es que la Argentina no es un país nacionalista y no apoya su propia cultura. Y muchas veces se presenta al Tango SOLAMENTE como algo de otro tiempo (no como una música que evoluciona) y eso es muy malo. Las radios están llenas de pop latino, de reggaeton y de bachata, y eso es algo impuesto por las discográficas. Y cuando sintonizas un programa de Tango, encontrás a conductores de 80 años. Y eso hace huir a la gente joven a nivel masivo. Y genera un prejuicio mortal.
    Pero pese a todo vas a encontrar mucha gente que lo baila y lo interpreta. Hay que buscarla, pero hay.

    Responder

Deja un comentario