El descubrimiento de las brujas, de Deborah Harkness
Hoy vengo con un secreto bajo el brazo. Así que abran bien los ojos porque allá va: me encantan las brujas. A ver, así puesto parece que me gusta que me lo hagan pasar mal, pero me refiero a ese imaginario en el que las brujas son seres con poderes y todo lo que ello conlleva. No sé por qué desde siempre me atrajo ese mundo donde lo sobrenatural se mezclaba con la vida real con un halo de misterio incorporado. Así que, cuando El descubrimiento de las brujas salió y avalada por la opinión de uno de mis amigos que está metido en ese mundo, me dispuse a leerlo como si no hubiera un mañana. Y sí, lo hubo, de hecho estoy escribiendo después de habérmelo leído, pero lo que quiero decir con esto es que el mundo que se describe aquí me atrapó tanto que, para todo aquel que lo pretenda, le daré un consejo: nunca, en la vida, se os ocurra leer de noche, porque no podréis dormir. Eso sucede pocas veces, aunque a mí el insomnio me pueda muchas y me quede hasta las tantas de la madrugada leyendo, pero en este caso, por mucho que se me empezaran a cerrar los párpados algo me decía que tenía que seguir leyendo. ¿Me equivoqué? Por lo que he dicho antes está claro que no, pero vayamos por partes que toda reseña requiere de su explicación…
Diana encuentra sin pretenderlo un manuscrito embrujado perdido y buscado sin descanso por el mundo sobrenatural, a pesar de que ella rechaza todo lo que tenga que ver con su pasado de una estirpe de brujas. Poco después conoce a Matthew Clairmont, un vampiro genetista, y junto a él se embarcarán en un viaje que estará destinado a hacer que crucen la línea que separa el mundo de las criaturas y los humanos.
Sí, sé que el resumen no da lugar a engaño, y a alguno de vosotros podéis decirme: ya estamos, otro Edward Cullen en madurito y una chica inocente que cae en sus garras. Bueno, algo de amorío vampírico hay, para qué nos vamos a engañar, pero estamos ante una narración muy distinta de la de la autora de Crepúsculo (a dios gracias, por otro lado). Uno de los puntales que más sorprenden a la hora de leer El descubrimiento de las brujas es la investigación que hay detrás sobre el mundo de las brujas, sobre todo aquello que está relacionado con este espacio que, para la gente de a pie nos es desconocido. Y eso que a mí me encanta este mundo, que me trago absolutamente todo lo que tenga que ver con esa idea que tenemos todos de lo que son las brujas, pero aquí descubrimos que hay algo más, porque en los pequeños detalles es donde se marca la diferencia, donde Deborah Harkness despliega el talento y nos mete de lleno en un mundo oscuro y de contradicciones que engancha sí o sí. ¿Que si está dirigido a un público general? Yo siempre pienso que los libros están para leerlos, y el que me diga lo contrario me miente. ¿Que si este libro lo leerá todo el mundo? No lo creo, no en vano se ha hecho más énfasis en sus aspectos románticos que en todo el transfondo del mundo de las brujas y de las criaturas que es lo que a mí realmente me importó de toda la historia. Al fin y al cabo, hay que ser sinceros, ¿una bruja con un vampiro?
Aquel que venga a encontrarse en El descubrimiento de las brujas con trepidantes dosis de acción, no verá recompensadas sus expectativas. Y que conste que la hay, pero de otra forma a lo que estamos acostumbrados cuando oímos la palabra “acción” salir de la boca de alguien. El concepto que subyace aquí es la Historia, cómo ella se nos revela como un manto sobrenatural a través del tiempo, datos como la teoría de Darwin, personajes como Isaac Newton, pueblan las páginas de una novela que sorprende, ya que Deborah Harkness pone la carne en el asador y sale bien parada. Y ya sabemos todos lo difícil que es salir bien parado hoy en día cuando hay tantos datos históricos de por medio. Pero no resbala, todo encaja, todo sigue su curso para llevarnos a la segunda parte de esta historia, que también reseñaré porque no lo puedo evitar, porque en el fondo me va la marcha y mis ojeras por la lectura ya son cosa de cada día. Y en el fondo por qué no decirlo: porque me he divertido infinitamente con este libro. Puede que para muchos de vosotros no sea el mejor de todos los tiempos, pero no en todos los casos las lecturas deben ser obras maestras. ¿Qué tiene de especial este libro para que yo lo haya reseñado? Que agradece al público la lectura, que nos traslada a otro mundo dentro del nuestro propio, que nos hace vivir aventuras, que nos enseña un romance diferente. En definitiva, que nos hace sentir que hay algo más que no conocíamos, pero que estamos encantados de haber descubierto.