El ojo

El ojo, de Vladimir Nabokov

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Lo extrañaba. Sí, pero desde que mi hermana un día se lamentó en voz alta porque su autor favorito, el gran Julio Cortázar, no iba a publicar más por razones obvias (está muerto, claro) mientras ella tiene la mayor parte de sus obras leídas, me percaté que mi situación con mi escritor predilecto, Vladimir Nabokov, era similar. Asique estaba siendo cauta con sus libros en mi biblioteca. Pero lo extrañaba y entonces me tomé el atrevimiento de leer El ojo de Vladimir Nabokov.

Alguien que cuida niños que se intenta suicidar. Personaje atormentado, emigrado ruso como muchos de los personajes de Nabokov, residente de Berlín. Y con esa velocidad e ingenio tan particular del escritor, el narrador se aferra a una obsesiva persecución de una idea: que opina su círculo de amigos de un tal Smurov.

¿Quién es Smurov? Lo acusan de homosexual, también de mentiroso, de esos que hacen alarde de su habilidad para quedar frente a los demás como un héroe ruso después de la situación en el país de origen bajo el régimen de Lenin. El narrador, entonces, desarrolla como meta descubrir como lo ven los demás a este Smurov, qué tienen para decir y formar una opinión conjunta de las mil caras que parece ofrecer el personaje.

Entre todos estos adjetivos positivos y negativos, uno se pregunta a donde lo quiere llevar Nabokov con la historia. Es eso lo que tiene el autor ruso: te sorprende de una forma enredada pero con toques tan personales que uno no puede evitar fascinarse, siento totalmente subjetiva como devota que soy de su obra.

No puedo decir más nada de este libro porque es realmente corto y no quiero destapar nada que les arruine su lectura. Hablar de la construcción del imaginario social de un grupo de emigrados rusos sobre un compatriota como ellos de la forma en que lo hace el escritor, es sutil más allá de estar plasmado en cada página. Y es que no es casual que la historia lleve por título “El ojo”, porque se trata de un observador neutral –el propio narrador-que vigila a ese conjunto de individuos para determinar el concepto que forma cada uno dependiendo de distintos factores que asimilan de acuerdo a su propio ego, sentimientos y también, esperanzas.

Todos los libros de Nabokov siempre me dejan pensando. Por un lado, pienso en su talento para escribir, para relatar diálogos y episodios. Por otro, sus envidiables personajes masculinos que combinan inteligencia, locura y obsesiones que los llevan al límite. Concluyo, entonces, sabiendo que agoté otro libro de Nabokov y que él ya no va a volver a publicar. ¿Pero acaso importa? Si saber que leer otra novela suya es leer la última palabra, del último párrafo, de la última página y asegurarme esa fascinación que él genera en mí. Algo que sólo un genio como él consigue y como lectora, se agradece.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

 

2 comentarios en «El ojo»

  1. Leí solo un libro de Nabokov pero realmente me interesa mucho la temática de este, creo que se podría traer a la realidad en forma de estudio y someter a algunos personajes actuales al escrutinio.
    Saludos y gracias por la propuesta!

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  2. Me pasa con Saramago, me quedan dos o tres nomás…. y quiero pero no quiero; para tu envidia, así como vos envidias sus personajes, te cuento que no leí a este autor, así que lo tengo todo para mí; sino leiste a Saramago, tu venganza será terrible; saludos!

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