Un final para Benjamin Walter, de Álex Chico

Un final para Benjamin WalterLa tierra tira, ¿no os pasa? Sin ser yo nada patriota ni tener mis raíces demasiado ancladas en ninguna parte, es cierto que, de algún modo, una se siente de aquí. Y cuando digo aquí me refiero a Extremadura. Por algo he pasado la mayor parte de mi vida en esta preciosa tierra y por algo tengo un montón de sentimientos encontrados para con ella. Es normal. En las relaciones largas pasan estas cosas: uno pasa del amor al odio sin apenas darse cuenta. Pero también es cierto que en ese odio hay cariño. ¿Vosotros me entendéis? Porque creo que ya me estoy yendo por las ramas, discúlpenme.

Os cuento todo esto porque Álex Chico es extremeño como yo y supongo que él sabrá entenderme. Aunque él es de Plasencia y yo de Cáceres, no tenemos el gusto de conocernos. Ya os he dicho en alguna que otra ocasión que, como escritora, soy un poco outsider y que no me va mucho el prodigarme por presentaciones y encuentros literarios, así que puede que esa sea la causa de que nunca hayamos coincidido personalmente, aunque me consta que en papel sí. (Bendita poesía).

Resumiendo, que como la tierra tira, también tiran la lecturas de mis compañeros, así que por eso me decanté por leer Un final para Benjamin Walter, para leer la voz de mi paisano que, aunque exiliado, sigue siendo de aquí.

No podría haber elegido una peor introducción para este libro, pero así soy yo. Un libro que está a medio camino entre el ensayo y la novela y que habla del exilio. Y yo aquí intentando hablar de raíces, ¿qué os parece? Pero bueno, en el fondo todo exilio es una prolongación de nuestras raíces, un saberse ajeno a dos tierras, pero al mismo tiempo saber que formas parte del pasado, presente y futuro de ambas.

Algo así es lo que le debió ocurrir a Benjamin Walter, quien en 1940, abandonó Francia por un paso clandestino en los Pirineos. Su objetivo era atravesar España y seguir hasta América, dejando atrás todo lo horrible que estaba ocurriendo en Europa en aquella época. Pero no todos los exiliados lo logran. Benjamin Walter morirá en Portbou, un pueblo fronterizo. Álex Chico se pregunta qué pudo ocurrirle en esas últimas horas de su vida y para ello viaja hasta Portbou, para enfrentarse cara a cara con el pasado y el presente de un pueblo que tiene mucho que contar.

Todas esas indagaciones conducen al autor a tratar de tirar de un hilo que pertenece a una maraña bastante más compleja de lo que cabría esperar. Y así, tirando y tirando, entre silencios y lugares abandonados, entre personajes presentes y ya desaparecidos, entre lugares que algún día supieron demasiado y que hoy permanecen mudos, el autor nos sumerge en este viaje de reflexión y supervivencia.

Un viaje difícil, porque enfrentarse al pasado siempre lo es, pero hermoso, porque Álex Chico, poeta, sabe cómo manejar las palabras en Un final para Benjamin Walter, para envolvernos y transportarnos con él hasta Portbou. Yo me he dejado llevar y, aunque a veces la nostalgia me haya invadido, también ha sido reconfortante sentir las palabras de Álex Chico como un abrazo.

Deja un comentario