Finisterre

Finisterre, de María Rosa Lojo

Finisterre

No hace tanto que comencé a interesarme por la historia de mi país. La realidad es que en el colegio, la enseñanza de historia no fue lo más destacado. Fue en la universidad, con cátedras exhaustivas donde aprendí tanto que el pasado de la Argentina me resultó muy atractivo. Ergo, leer sobre esta temática no representa tarea tediosa alguna, en especial si se hace a través de una novela romántica. Mejor aún, conocí a la autora personalmente para una entrevista de la universidad. Lo lógico: ni dudé en leer Finisterre de María Rosa Lojo.

Es una historia dividida en dos. Mejor dicho, dos historias se cruzan en este libro. Hay dos escenarios: la Argentina e Inglaterra. El personaje central es Elizabeth Armstrong, hija de un inglés rico cuyo pasado desconoce. Hasta que comienzan a llegarle cartas desde Finisterre, firmadas por Rosalind.

Mientras Elizabeth comienza a tejer su pasado en la Argentina del 1800 a través de las cartas, también continua con su vida social en Inglaterra. En esa sociedad en la que se moviliza, conoce al todavía no famoso Oscar Wilde y clásicos nombres de la historia argentina, cómo la familia Rosas. Por supuesto, en su camino, se cruza el amor con el nombre de Frederick Barrymore.

Y en las cartas, extensas, Elizabeth conoce el pasado de su padre en el Río de la Plata con Rosalind, de una actriz española y de un militar. Todos ellos caen presos de los indios ranqueles, en un momento de la Argentina donde las tierras eran disputadas y Rosas poseía el control de los territorios.  Rosalind relata los acontecimientos cargados de tragedia, dolor, amor y mucho de cultura indígena.

María Rosa Lojo hace su lectura muy llevadera y se percibe la pasión que la moviliza, como escritora, a tomar el contexto histórico argentino para colocar a sus personajes teniendo sus encuentros y revelando el pasado a una joven inglesa. Si bien el uso de cartas en la literatura es algo muy común, aquí no hacen más que perfeccionar una manera de contar dos historias en paralelo sin realizar mezcla alguna. Es cierto que puede resultar poco creíble por momentos, ya que Rosalind parece estar escribiendo una novela en lugar de una misiva.

Por momentos, me hizo recordar mucho a Indias Blancas de Florencia Bonelli. El tema de los indígenas en la Argentina es atractivo para muchos autores que lo eligen para narrar historias cargadas de pasión y amor entre dos mundos totalmente distintos, ejemplificando una clásica premisa donde el amor va más allá de color de piel, religión o idioma. Es una fórmula que funciona, mientras las identidades y culturas se chocan pero se unen. Ceden una frente a la otra y se rinden a la pasión que despierta el más pasional de los sentimientos.

La realidad es que a través de la lectura de libros podemos conocer mucho sobre la historia de un país. Y claro, entretenernos con personajes que hablan de amores complejos que deben batirse con clases sociales y culturas.  María Rosa Lojo en Finisterre utiliza ambos recursos. Y lo hace entretenido.

 

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

Tw: @rosearan

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