Gotham Central 4: Corrigan

“Gotham Central 4: Corrigan”, de Brubaker y otros

corrigan

Bueno. Pues con este cuarto tomo se acabó lo que se daba. Adiós, Gotham Central, pero adiós por la puerta grande. Va a ser una despedida dura y va a ser muy difícil encontrar otra colección que integre tan bien a ciudadanos corrientes y molientes, en concreto policías, con el universo gothamita de Batman y sus villanos, o, al menos, una que tenga un tratamiento tan correcto y realista que pueda convencer a los lectores que poco amigos de los personajes con capa. Va a ser duro, repito, pero habrá que superarlo. Siempre lo hacemos,  ¿verdad?

También son duras, mucho, algunas de las historias que vemos en este Gotham Central 4: Corrigan, sobre todo la final. Dura, trágica y realista, un enfoque que me ha gustado mucho durante toda la serie.

En este tomo la corrupción está más presente que nunca. Se ve, se huele, se palpa y es un personaje más, casi tan importante como Montoya, Allen, Corrigan o Batman. Gotham sería, sin duda, el paraíso del PP si existiera.

Dejando aparte las verdades, vamos ya a ver qué se nos cuenta en este último número.

El primer relato nos adentra ya de buenas a primeras en la extorsión de dos policías a un delincuente. Una niña es testigo y muere accidentalmente. Los policías manipulan la escena para que el delincuente parezca el culpable del crimen. Corrigan, jefe de la unidad científica de la policía de Gotham, –a quien ya vimos en el tomo anterior, entre otras cosas, escamoteando pruebas de crímenes en los que interviene la “fauna típica” de la ciudad para subastarlas por eBay–, aparece ya desde el principio.

La segunda historia, la más extensa, empieza fuerte con un Robín estampado contra el suelo y rodeado por la típica marca de tiza con la que la policía siluetea los contornos de los cadáveres. Todo parece indicar que Robin ha caído… o le han empujado. Muerto está, de eso no hay duda. Pero, ¿qué ha pasado? Las teorías se amontonan. ¿Es realmente Robin? La ropa y los aparatos parecen los suyos. ¿Tiene Batman un ejército de Robins por todo Gotham? Además, si identifican el cadáver como Robin podrían dar también con la identidad de Batman. ¿No sería Batman responsable de la muerte de Robin, cuando, al fin y al cabo, solo tiene 16 años?…

Montoya y Allen reciben la visita del murciélago, que les asegura que Robin está en Blüdhaven. Sin embargo, más cuerpos con el traje de Robin irán apareciendo…

Para complicarlo todo, una foto filtrada a la prensa aparecerá para minar la confianza entre policía y periodistas. Incluso la JLA (grupo del que no conozco nada), y una divertida escena con Starfire, harán acto de presencia para ofrecerse a ayudar a esclarecer el asesinato.

El tercer arco no me ha gustado mucho, la verdad, rompe el ritmo del tomo. Da la sensación de ser puro relleno y solo le veo algo de sentido si lo interpreto como la constante vulnerabilidad e impotencia a la que tanto civiles como policías (Allen) están día sí, día también expuestos los habitantes de Gotham.

La última, historia, Corrigan II, es de lo mejor y prefiero no contar nada, salvo que es el vivo reflejo del contraste entre  la lucha interna de Montoya por no saltarse la ley tomándose la justicia por su mano y la frustración de pensar que luchar contra la corrupción es imposible a pesar de tener todas las pruebas delante de uno mismo. Una historia con uno de los finales más brillantes.

Gotham Central 4: Corrigan es otro tomo, como los tres anteriores, indispensable para aquellos a los que les guste el buen noir. Una colección en la que la aparición de Batman está medida con cuentagotas porque él no es el protagonista, sino uno más. Una colección a la que se puede, y conviene, volver cada cierto tiempo. Una colección con guiones soberbios, con dibujo y color a la altura, con diálogos exquisitos y personajes absolutamente perfilados y, lo más importante, con grandes, grandísimas, historias.

Sería un error no leerlo. Un error muy grave.

 

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