Hardcore Maternity, de Marga Castaño y Esther de la Rosa

Hardcore MaternitySi yo no soy madre, no sé qué hago reseñando un libro sobre la maternidad. Supongo que me va demasiado la guasa y que algo de maternidad sé. No porque de mí haya salido ningún bebé llorón. Lo más cerca de ser madre que estoy son mis dos gatos, a los que quiero como hijos -peludos- pero hijos. De todas formas, algo he aprendido de mis hermanos y mis seis (casi siete) sobrinos. He cambiado tropecientos pañales, les he dado de comer, les he dormido, he jugado con ellos, les he cuidado y he aguantado alguna que otra rabieta. También empiezo a redescubrir, gracias a ellos, lo maravillosa que es la edad del pavo.

Lo bueno de todo esto es que, como tía, a mí me toca la mejor parte. Yo juego con ellos, me divierto, me río y los consiento en lo que me apetece. Sí, también trato de educarlos, pero el trabajo duro se lo llevan mis hermanos a casa y esa, supongo, que es la clave de Hardcore Maternity: aguantar a tus hijos desde que se levantan hasta que se acuestan.

“La maternidad es hardcore, aunque se empeñen en decirte lo contrario”, esto es lo que encontramos en la contraportada de este libro escrito e ilustrado por Marga Castaño y Esther de la Rosa. Y sí, claro que debe serlo. Yo siempre he querido ser madre, pero hay veces que la pila de mi reloj biológico falla cuando veo a algunos niños cabrones y a ciertos padres insoportables.

Hardcore maternity es un cómic sobre las aventuras de un grupo de madres en Nueva York. Un grupo de madres que, también hay que decirlo, son un poco hardcore ellas mismas. Vamos, que no son las típicas madres que se preocupan por tener todo bajo control. Ellas son caóticas, mordaces y tratan de, entre tanto lío, conciliar la maternidad con el hecho de ser mujeres independientes. Vamos, una tarea difícil.

Lo cierto es que te ríes bastante con las desventuras de estas madres un tanto díscolas. En Hardcore Maternity hay capítulos para todo, desde aguantar a los hijos con resaca, el maravilloso mundo de las babysitters, las frustraciones y las relaciones con los ex y los intentos de volver a encontrar a alguien aunque sea a través de Tinder.

Hay una viñeta que me hace especial gracia y es esa en la que están todo el grupo de madres en un momento mágico. Disfrutando de la luz del atardecer, charlando y conectando. De repente se oye  a lo lejos la voz de un niño diciendo “Mamá, me he caído”, “mamá, ¡veeeen!”. Todas deseando que no sea el suyo, que no estropee ese momento mágico. Y la cara de felicidad de las otras dos al averiguar que efectivamente es el hijo de la otra.

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Seáis madres o no, os recomiendo Hardcore maternity, porque estoy segura de que al menos os vais a reír. Y quién sabe, quizás os replanteéis eso de la maternidad y la pila de vuestro reloj biológico empiece a fallar como la mía. Tic-tac.

 

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