Historias de Roma

Historias de Roma, de Enric González

Historias de Roma

“¿Están aquí por el libro de Enric González?” Esa es la primera pregunta que te formula la empleada de la Biblioteca Casanatense en Roma después de enterarse de que eres español. La biblioteca, una hermosa instancia situada en el segundo piso de un edificio que pasa totalmente desapercibido, es uno de esos pequeños recovecos escondidos en las calles céntricas de Roma a las masas de turistas que invaden la ciudad eterna a diario. Un remanso de paz y tranquilidad, un tesoro compuesto de libros antiguos, manuscritos e incunables, con visitas guiadas y acceso gratuito que merece la pena visitar.

La respuesta, por supuesto, era sí, estábamos allí por el libro de Enric González. En particular, por sus Historias de Roma. Un libro que se lee de un tirón, entre otras cosas porque no es muy extenso, y que ofrece una visión muy global de la capital de Italia y de sus habitantes. Sin dejarse absolutamente nada fuera, el periodista español se pasea por cada uno de los aspectos de la vida romana, abordando asuntos como su política, su religión, su fútbol, su cine, su cocina o, incluso, su burocracia. Y lo hace con una narrativa sencilla, muy ligera, que simplemente fluye, donde mezcla su propia experiencia personal de sus años como corresponsal allí con los acontecimientos y lugares que atraviesan y recorren la ciudad.

Y es que Enric González es todo un contador de historias. Su prosa es como un breve susurro en el que desfilan anécdotas sucediéndose y entremezclándose unas con otras, con la misma naturalidad como si se tratara de una conversación. Y siempre quieres saber más. Incluso cuando acaba quieres saber más. Porque es Historias de Roma un perfecto libro para realizar un primer acercamiento a la ciudad italiana. Entre sus páginas se encuentran secretos como desde dónde observar las mejores vistas o tomar el mejor café del mundo. Para ello su autor escapa de lo evidente de las guías turísticas, Roma se vende por sí sola, y se centra en todo lo demás. Es así como te habla, por ejemplo, de cómo la nieve se cuela en invierno por el agujero de la cúpula del Panteón y sus copos, ya en el interior, se quedan suspendidos girando en el aire. Hermosa imagen que se me ha quedado grabada en la cabeza solo de su puño y letra. Los libros, a veces, son así de mágicos.

Historias de Roma, a veces, lo es. Un texto tan sumamente breve que recomiendo releer si tenéis la oportunidad de viajar a Roma alguna vez y pasear entre sus calles, deteniéndoos en alguno de sus lugares más significativos, como el encantador Campo dei Fiori, para revivir las historias que allí ocurrieron de esa particular manera que tiene su autor de narrarlas. Como cuando te habla de la figura de Giordano Bruno, en cuyo recuerdo se erigió una estatua en el centro de la plaza. Porque lo bueno de este libro es que es un libro tan sumamente breve que lo podrás llevar a casi cualquier parte y pararte a leer y disfrutar con placer de sus historias. Lo malo es precisamente que al final resulta demasiado corto para una ciudad tan desbordante como lo es la capital italiana.

En realidad, es lo que tiene su autor, que se te hace corto. Y es que Enric González te hipnotiza con su prosa como si te hablara directamente a ti. Ya lo decía antes, todo un contador de historias. Una de esas personas a las que uno podría estar escuchando durante horas y horas sin pestañear. Incluso aunque contara siempre las mismas cosas y ya te las supieras de memoria. De esas a las que, cuando llega alguien nuevo, le pides que repita tal o cual historia. Y escuchas embobado. Y observas cómo el otro escucha embobado. No sé a vosotros pero a mí esas personas me fascinan completamente. Y Enric González es, sin duda, una de ellas.

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