I.D., de Emma Ríos

I.D.

Qué ganas de hincarle el diente a Emma Ríos, la española dibujante de cómics que triunfa en el mercado ameri … ¡¡BOOM!!

-¡Policía, las manos en la cabeza y no se mueva!

-¿¡Pero qué cojones pasa!? ¿Qué..? ¡¡ZAS!!

-¡Joder! Qué hostia fina me habéis cascado así sin venir a cuento ni nada…

-Por preguntar. Cierre el pico. Queda detenido por acoso mental a la ciudadana humana E114 Emma Ríos.

-¿Qué? ¡Pero… pero… de qué habla?

-Usted ha pensado y escrito sus intenciones de morder a una mujer hace cinco segundos.

-Sí que son rápidos, pero…lo de hincarle el diente era una forma de hablar! Y no me refería a ella sino a su obra.

-Eso ya se lo contará a la Castradora, que será quien decida que hacer con alguien como usted.

-¿Eh? ¡No! ¡No! ¡No me lleven a la Castradora! ¡Noooo!

Aterrador, ¿verdad? En estos casos en los que la policía se equivoca (o no…) siempre me pregunto quién paga la puerta destrozada.

 

Al grano. Este futuro que acabo de medio inventar medio fusionar, a lo Minority Report/Juez Dredd pero extendiendo más el campo de acción, no es el que se nos describe en I.D., pero bien podría serlo. O, bien mirado, puede que incluso esté pasando y no se nos ha contado esa parte. Tecnológicamente sería posible. Aunque no, no lo creo. Y de todas formas da igual.

Lo que se nos cuenta en este cómic es algo que va más allá: el trasplante de personalidades. Que por lo que sea quieres o necesitas cambiar tu envoltorio exterior por otro que te guste más, pues vas a la clínica en la que lo hacen y eliges en el catálogo el cuerpo donado que más te guste.

Como ya he dicho antes de que la pasma irrumpiera sutilmente en la casa, tenía ganas de leer a esta gallega que ha logrado hacerse no solo hueco, sino un nombre en el universo yanqui del cómic gracias a su fichaje por Marvel para Doctor Extraño. Y eso es motivo de orgullo, pero ella quería algo más. Como dijo en una entrevista: “Marvel paga bien, pero no es tu obra”.  Así que, bastantes trabajos después, entre ellos la notable y próximamente reseñada Bella Muerte, Emma ha dado a luz a su propia creación. Una obra enteramente suya: dibujo, color y guión… Y el resultado no puede haber sido más satisfactorio.

Noa es una mujer que se siente hombre, Miguel quiere cambiar su cuerpo por algún motivo oscuro relacionado con su pasado y Charlotte… Charlotte simplemente se aburre.  Los tres están en una cafetería cuando unos disturbios provocados por un ataque terrorista a una colonia marciana les obligarán a ir al piso de Charlotte. Ahí estrecharán un poco los lazos y conoceremos algo más, tampoco mucho, de ellos y de sus motivaciones.

Un puntazo a favor es que para hacer toda la parte científica creíble, Emma ha contado con el neurólogo Miguel Alberte Woodhard, quien la ha asesorado y ha escrito un artículo que puede encontrarse al final del tomo. Dentro de la historia esa parte científica se lee bien y se entiende. Logra su propósito, no te saca del argumento y “entiendes”, más o menos, el proceso.

No obstante,  no hay que olvidar que al final, lo que importa siempre en una historia, al margen de su marco temporal o espacial, son los personajes. Sus conflictos, sus decisiones y las relaciones entre ellos.

En I.D. los caracteres vienen bien definidos apenas sin esfuerzo, tanto por gestos del dibujo como por los diálogos, y eso logra meterte de lleno muy pronto en una historia que ya de por sí es atrayente.

Es cierto que en la parte final flota algo de misterio. No se sabe por qué un determinado personaje ha hecho lo que ha hecho, pero no importa. En realidad es hasta un final mejor así, sin saberlo todo de todos.

También es cierto que se podría haber ahondado algo más en todas las repercusiones éticas, y sobre todo, en lo más llamativo: la adaptación tras la operación a un cuerpo que no es el tuyo, y que nos explican que es un proceso de rehabilitación de seis meses en los que debes aprender a respirar, caminar, tragar… Habría sido interesante ver ese aprendizaje plasmado en viñetas.

Como nota curiosa hay que decir que todo el cómic, todo todo todo, esta “construido” (Emma es arquitecta), solo con los colores rojo (en varias tonalidades) y el blanco (en toda su blanquitud).

El dibujo recuerda algo al manga, y es muy bueno y ágil. La composición de viñetas es también un acierto. Sin ir más lejos, la primera hoja, con los círculos, es genial.

Me alegra comprobar que una española triunfa allá y acá y sobre todo merecidamente, y espero poder ponerme al día con su obra cuanto antes.

¡Buen trabajo, Emma!

PD: me debes una puerta como responsable subsidiaria.

@palati77

Autor de Valeria y El diablo da las llaves del cielo

 

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