Inmersión, de Lidia Chukóvskaia

InmersiónInmersión, un sendero en la nieve es más que una obra bellísima, es todo un testimonio de firmeza moral y de compromiso con la justicia y la libertad. Cuando el simple silencio era más heroico que simplemente digno, Lidia Chukóvskaia elevó su voz frente a la injusticia, frente a la persecución de artistas y escritores de finales de los cuarenta que bajo la acusación de “cosmopolitismo” escondía una purga más, y una de tintes antisemitas. Ella defiende a los acusados colectivamente y lo hace mediante un argumento pertinente y tremendamente sugestivo, algo que siempre he pensado pero que no recuerdo haber visto expresado con palabras: unas denuncias tan abstrusas escritas en un tono tan gris, tan plano, reiterativo y fatuo no pueden ser ciertas. ¿Se puede distinguir una mentira por la forma en que está escrita? Probablemente no siempre, pero en aquella situación desde luego sí. Cosas como «Idealista y formalista, exponente recalcitrante de la escuela comparativista y ferviente defensor de todo lo procedente del extranjero, el profesor Shumílov (alias Shneierman) ha difundido, a lo largo de toda su vida, teorías infames con el fin de degradar la dignidad del hombre soviético y ha embutido en la mente de nuestros jóvenes alegatos contrarios a la patria y a la ciencia» sencillamente no pueden ser otra cosa que burda propaganda, una miserable utilización del lenguaje para disfrazar de delito cualquier sencilla expresión de la naturaleza humana. Es un consuelo que el servilismo pudiera proporcionar todo tipo de reconocimiento y beneficios materiales, pero no talento.
Inmersión no sólo tiene esta vertiente de compromiso con la libertad, también es una obra hermosa que transmite la belleza de los paisajes nevados, la paz de los bosques. La protagonista, Nina Sergueievna, escritora y traductora, acude a una residencia de escritores como premio de la unión de escritores. Un mes de descanso en el campo. Y durante ese mes no sólo trabaja en su obra, para la que requiere de esa Inmersión en sus propios recuerdos, y traduce, también conoce a una serie de personajes que le permite poner en pie un retrato certero de una sociedad dominada por el miedo, la propaganda y la desinformación. Allí va recibiendo noticias de detenciones en teatros o editoriales, allí conoce a críticos mediocres que alardean de sus verdades absolutas con tanta arrogancia como incapacidad, allí conoce a un poeta que comparte con ella su obra y a un escritor antiguo condenado al Gulag que le abre los ojos a ciertas realidades, especialmente a la suerte de su desaparecido marido. Diez años sin derecho a correspondencia, un eufemismo que esconde una suerte trágica que ella se negaba a aceptar. O a la gente del pueblo, que de forma colateral denuncia también las diferencias sociales entre unos y otros.
Nina Sergueievna tiene algo que le proporciona la fuerza necesaria para mantenerse en pie, para respetar su propia dignidad intelectual antes que su integridad personal (algo que también aprende a modular), y es su amor a la poesía. Hay mucha poesía, Pushkin por ejemplo, o Pasternak, que no es solo fuente de citas sino un argumento en sí mismo. No es sólo la belleza de su prosa sencilla lo que confiere el aire tan especial a Inmersión, es también la relación de la protagonista con la poesía la que lo logra. Siente uno unas ganas terribles de leer las memorias de Chukóvskaia en las que narra su relación con su amiga Anna Ajmátova por más de treinta años.
Y hay finalmente una interesante (y emocionante) reflexión sobre el coraje, sobre decir lo necesario. La protagonista en un momento dado puede comprender el silencio, entiende que puede ser preciso no hablar para seguir vivo, pero no logra asumir que en lugar de gritar la verdad o guardar un digno silencio, se proteja uno sumándose a la mentira.

Andrés Barrero
contacto@andresbarrero.es
@abarreror

2 comentarios en «Inmersión, de Lidia Chukóvskaia»

Deja un comentario