La casualidad no existe

La casualidad no existe, de Pedro Palao Pons

La casualidad no existe

Mientras escribo esta reseña miro a mi alrededor y casualmente cuatro de las cinco personas que me rodean tienen una camiseta roja. Me río, aunque no puedo dejar de pensar que ese color me ha perseguido desde que me levanté esta mañana. Mi esposa me dejó escrito algo en un papel rojo, el rojo me cortó la posibilidad de cruzar la calle, por lo que tuve que esperar un rato, tiempo en el que un perro se paró a mi lado y comenzó a olerme ¿Era rojo el perro? No, pero su correa sí.

Si no hubiera leído La casualidad no existe, hubiera dejado pasar de largo esta continuación de colores. Tal vez se lo hubiera contado a mi esposa por la noche y ya. Sin embargo, ahora que terminé este libro, no puedo menos que admitir que estoy acelerado y que nada es casual, sino causal.

Es que según Pedro Palao Pons, nada ocurre porque sí, sino que es producto de una serie de decisiones pasadas que llevamos a cabo, entre otras cosas. En el caso de los colores, por ejemplo, el rojo se suele asociar a un estado de precipitación. El color aparece para decirnos que frenemos, que vayamos más despacio, que bajemos un cambio.

Las casualidades aparecen en todo momento, y eso no solo ocurre con los colores, sino también con personas, sueños, olores, pensamientos. Nos acordamos de un amigo y segundos después nos llama por teléfono; leemos un libro sobre tortugas y luego en la tele “casualmente” hablan de ellas y un vecino nos cuenta en el ascensor que se compró una.

¿Qué hay detrás de estos fenómenos que vivimos cotidianamente?

Eso es lo que se propone responder el autor de este libro. Y aunque una respuesta clara y sencilla es difícil de conseguir (que es tal vez lo que uno desea siempre, aunque no todo puede explicarse de forma rápida) a lo largo de las casi 260 páginas que conforman La casualidad no existe, Pedro Palao Pons desgrana, detalla y analiza pieza por pieza la gran mayoría de estudios, análisis, clasificaciones y definiciones que diversos expertos en la materia han desarrollado a lo largo de la historia.

Intercalando la parte teórica, que por momentos puede sonar confusa o compleja, aparecen una serie de historias fabulosas de casualidades que le ocurrieron a diversas personas en distintas etapas y que asegurarán absoluta sorpresa, diversión, fascinación y porqué no, turbación. Algunas resultan increíbles, como esta que comparto aquí y que servirá como muestra de lo que pueden encontrarse en este libro:

Un día, un estudiante de Harvard debía tomar el tren para viajar hasta la ciudad en la que vivían sus padres. Cuando llegó a la estación, tropezó y tuvo la mala suerte de caer en las vías del tren de la estación de Jersey City, en New Jersey. A los pocos segundos era rescatado por un amable actor que iba camino de Filadelfia para visitar a su hermana. Hasta aquí diríamos que es un incidente sin más trascendencia: alguien padece un accidente y otro lo ayuda. Perfecto. Pero he aquí que el estudiante se llamaba Robert Lincoln, y el actor era Edwin Booth, el hermano de John Wilkes Booth, el hombre que en 1865 asesinaría al padre del estudiante, el presidente Abraham Lincoln.

Cabe aclarar que el libro, sin embargo, no se queda solo en la teoría y en los ejemplos, sino que propone algo más que, para mí, es la clave principal, lo importante que se puede extraer de La casualidad no existe: hacer algo con las casualidades, entenderlas y aprovecharlas para la vida. Propone entonces una serie de ejercicios, test y acciones básicas tendientes a ir armando una especie de historial de casualidades; ofrece además consejos propios y de sabios del pasado como Hermes Trismegisto y hasta un diccionario de señales con las que entenderemos mejor los significados de los números, colores o figuras que nos persiguen, encontramos o perdemos en nuestra vida cotidiana.

No sé cuántas personas leerán esta reseña, pero puede ser que cinco, dos o una de las que la lea justo estuviera buscando un libro de esta temática. Como aún no leyeron este libro creerán que encontraron la reseña por pura casualidad.

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