La cena de los infieles

La cena de los infieles, de Beryl Bainbridge

La cena de los infieles

No creo que a ninguno de ustedes les haya pasado desapercibida la cantidad de editoriales que han aparecido en el mercado durante estos últimos años. Uno se pasea por las mesas de novedades y ve casi tantas de jóvenes editoriales como de las más veteranas. Y lo mejor no es sólo que éstas luchen por ofrecer un catálogo amplio, sino que también lo hacen por su calidad y diversidad. No debe ser fácil. Pienso, por mencionar algunas, en Nórdica, Impedimenta, Libros del Asteroide o Periférica.

Siendo inteligentes, muchas de estas editoriales buscan parte de la calidad en el éxito que ya tuvieron ciertos escritores en el extranjero y que, curiosamente, son prácticamente desconocidos en España. Así, obras destacables pero ignoradas hasta la fecha en nuestro país alimentan y enriquecen cada día más nuestras librerías. Es el caso de La cena de los infieles, traído esta vez de la mano de la también notoria editorial Ático de los Libros, y escrito por la recién fallecida Beryl Bainbridge, considerada como una de las escritoras británicas más suspicaces e irónicas de los últimos tiempos.

Aunque yo, que desconocía totalmente a esta autora, si compré este libro fue por otro motivo. ¿No les cuesta a ustedes encontrar libros que hagan reír, con carcajadas y todo eso? Porque a mí sí y, según me lo pintaron, creí que éste de Bainbridge sería uno de ellos. Al final resultó que no, nada de risotadas, ¡pero qué gran descubrimiento! Sus páginas repletas de humor negro, irónico y especialmente crítico me asombraron (y atraparon) desde el principio.

Pero vean, vean. Imagínense una mujer no muy destacable en nada salvo por eso mismo, que dejó tiempo ha una juventud en la que tampoco entonces era bella. Una mujer viuda con tres hijos desobedientes y alborotadores, una casa destartalada y sucia, amistades y vecinos poco cuerdos y una vida aborrecible que la tiene hastiada de casi todo. Tiene buena pinta como personaje ¿verdad? Pues así es Binny, la protagonista y también amante de Edward, el segundo pilar de la obra.

Aunque nada más opuesto. A diferencia de ella, él es un hombre de negocios, barrigudo y, ténganlo en cuenta, casado. Es el clásico, el formal, el respetable y hasta envidiable; el que sigue las consignas para llevar lo que se consideraba una vida ideal. El perfecto simplón amante de la jardinería. Pero desde el mismo momento en que empieza la relación con Binny, ese estatus suyo de aparente felicidad y dignidad se ve amenazado. Es por eso hace todo lo posible por mantener oculta su infidelidad, siempre intentando limitarse a encuentros nocturnos, cuando la oscuridad puede ocultar sus identidades. Quiere a Binny, pero no podría tolerar ser descubiertos. ¿Qué le diría entonces a su mujer?

Claro que la protagonista no tiene motivos para tanta ocultación y, harta de ello, decide organizar una cena con su amante en la que él deba invitar a algunos amigos suyos. Ya va siendo hora de darse a conocer, aunque tampoco esté muy segura de lo que pretende con ello… ¿Porque no era Edward tan sólo alguien con quien divertirse sin ataduras? ¿Por qué ahora quiere formar parte de su vida de una manera más evidente? ¿Es que acaso sí quiere comprometerse?

En cualquier caso, la cena se hace: Binny logra deshacerse de sus hijos y Edward consigue convencer a un compañero de trabajo al que apenas conoce para que él y su mujer lo acompañen. Al principio todo parece ir bien, pero pronto se suceden una serie de acontecimientos que rompen totalmente con los planes de todos. De repente, lo que debería haber sido una apacible e hipócrita velada con buena comida y vino se convierte en una larga, angustiosa y reveladora noche. Todo da un vuelco para transformarse en un verdadero escenario digno de película. Por supuesto, es también la parte más interesante y más cautivadora del libro.

Y es que es a partir de este momento cuando empezamos a ver con claridad de qué pasta están hechos cada uno de los invitados. Éstos se ven en una situación límite y eso los empuja a pensar y reaccionar de un modo poco habitual en ellos, lo que nos permite entrever su lado más oculto, sincero y frágil. Todo ello con varias capas de sarcasmo y ofreciéndonos a su vez la clara esencia de la personalidad de la autora. Porque, aún no se lo había dicho, lo curioso es que al parecer esta novela la ideó Beryl Bainbridge entorno a la infidelidad de su propio marido y a la dura etapa que debió, ella, pasar.

En fin, una estupenda obra con algunas décadas a sus espaldas que no deberían dejar correr, ya que no por nada recibió el mismo año de su publicación el Premio Whitbread de Novela. Léanla y después me cuentan.

Judit Rodríguez ( judit@librosyliteratura.es )

 

4 comentarios en «La cena de los infieles»

  1. “repletas de humor negro, irónico y especialmente crítico”

    ¿Pero qué hago escribiéndote un comentario luego de leer ese fragmento? QUIERO ESE LIBRO, POR DIOS! AMOR EL HUMOR NEGRO (Que es como las piernas, algunos tienen y otros no) la ironía y la crítica!

    Gracias por el dato!

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