Esta novela tiene dos protagonistas separadas en el tiempo, una es como la continuidad de la otra, la sombra, el rescoldo. Emma y Jane, pueden parecerse físicamente, pero tienen diferentes personalidades. Las dos acababan de pasar por situaciones duras y tristes, cuando deciden buscar una casa nueva para alquilar en Londres. Las dos se enamoran de la misma casa situada en Folgate Street, 1; La Casa, que es la tercera protagonista en discordia. Minimalista hasta el extremo y con lo último en domótica. Una casa de revista, una joya de la arquitectura, con varios premios y que alquilan por un precio ridículo. Alguna pega tenía que tener, claro; el arquitecto que la diseñó y dueño, Edward Monkford, tiene que dar el visto bueno a la inquilina y hay múltiples reglas que se deben seguir, muy variadas y algunas muy ridículas.
Emma y su novio Simon, pasarán la criba del excéntrico y atractivo Monkford y alquilarán la casa. Lo que pasará en ella lo iremos sabiendo poco a poco, en el transcurso de la novela. Por cada capítulo del libro dedicado a Emma, hay otro dedicado a Jane, que es la que en la actualidad está pasando el proceso. Se solapan las vidas y los acontecimientos, pero solo en el libro; hay varios años de diferencia en la realidad. Jane va repitiendo muchos de los pasos que da Emma, pasa por situaciones muy parecidas, pero el resultado no es el mismo, claro, porque ellas tienen vidas diferentes y sus personalidades tampoco son las mismas aunque se parecen físicamente de forma inquietante.
Mientras leía La chica de antes, recordé a Rebecca de Daphne du Maurier. La película basada en el libro y dirigida por Alfred Hitchcock es magnífica, estoy casi segura de que la habéis visto, los que tenéis cierta edad y os gusten los clásicos. Esta es una de esas apreciaciones mías algo extrañas, pero una mujer que se parece a otra del pasado…
El libro está contado en primera persona, por lo que solo sabremos lo que las protagonistas vivan, pero cuando estemos con Jane, por ser una época posterior, iremos averiguando cosas de Emma también. Ellas son las víctimas y también tienen el papel de investigadoras, porque esta novela es un thriller psicológico, de los que te tiene en ascuas. La casa es un refugio pero también una jaula de oro, que se puede volver en contra de las dos mujeres.
En cuanto a los hombres que acompañan, los tengo que explicar, porque son importantes: Simon, novio cariñoso y abnegado de la primera chica, Emma, tiene algo que no me gusta desde el principio y ya me diréis si os pasa lo mismo. En cuanto a Edward Monkford, me ha recordado mucho a Christian Grey, incluso la primera aparición en la trama es parecida. Añadimos que es guapo, rico, poderoso, algo atormentado, maniático, dominador, celoso, con no mucha empatía, vamos, una joya (léase con ironía, por favor). Me diréis que los chicos no salen muy bien parados, pues lo siento, pero son un churro. Es más, creo que el autor quería precisamente eso, que no nos enamoráramos de ellos. Quizá durante algunos momentos sientas algo de pena por alguno de ellos, pero dura poco. Igual soy yo, que estoy algo dura últimamente.
Para mí la novela cumple con las expectativas: es entretenida, está bien contada y bien llevada, es rápida y fácil de leer. Tiene mucho diálogo y las partes más de introspección de las chicas son ligeras. Me ha tenido en vilo hasta el final y me ha sorprendido en varias ocasiones. Todo el mundo oculta cosas…, pero al final sale a flote la porquería.
Tony Strong, alias Anthony Capella, alias J. P. Delaney, estudió Literatura inglesa en Oxford y es reconocido como publicista. Yo no lo conocía y elegí este libro por la sinopsis de la editorial y porque el título en “mi ca-ca-cabeza da vueltas persiguiéndote…” ¡veis! otra vez la cancioncita de Nacha Pop. Qué mayor estoy que todo me recuerda a algo. Bueno, esto tampoco está tan mal; sería peor ser consciente de que debería recordar cosas y no puedo.
Me lo leeré, seguro
Creo que va a pasar un buen rato con el libro.
Gracias por comentar 🙂