La España vacía, de Sergio del Molino

La España vacíaPuede que una de las mayores dificultades que presente este magnífico libro sea clasificarlo, algo que afortunadamente es completamente innecesario. Por otro lado tratar de decidir si esta obra es un ensayo o no es una manera estupenda de perder el tiempo en verano, porque es evidente que detrás del texto hay un gran trabajo de investigación, por no hablar del trabajo de campo, sin embargo lo que verdaderamente destaca para el lector, al menos para un lector como yo, es un aspecto mucho más personal: las reflexiones particulares de Sergio del Molino que él mismo se encarga de alejar del ámbito académico para situarlo en el que le es propio, el literario. Concretamente el mayor aporte de La España vacía, al menos en mi particular opinión, es la tesis de que es la literatura la que modela el paisaje y no al contrario, como habitualmente se admite. Sostiene el autor que nuestra percepción del paisaje de la España vacía es heredera de la visión que nos legaron quienes escribieron sobre él, en lugar de que fuera el escenario quien condicionara las obras que configuraron nuestra memoria colectiva. Vemos lo que leímos, el paisaje no es sólo geografía sino que incluye textos, leyendas e historias que otros inventaron o recogieron. Y puede resultar más o menos polémico pero lo cierto es que es una tesis que se demuestra sola porque si uno hace un viaje por el interior peninsular tras leer La España vacía la ve con unos ojos bien diferentes a los de los muchos viajes anteriores.

La mirada de Segio del Molino es muy personal y la seriedad y la solvencia con la que afronta la investigación que sustenta el texto refuerzan el carácter literario de la obra, que se lee, gracias a su excepcional talento narrativo, con la diversión, el interés y la pasión que habitualmente invertimos en la ficción.

La España vacía estudia la España interior, ese país despoblado y yermo cuyo atractivo turístico poco tiene que ver con el sol y la playa, y lo hace desde la mirada de alguien que la conoce en profundidad, pero que mira con rigor y sin más militancia que la que él mismo identifica y evidencia. Es un texto enriquecedor que huye de lugares comunes y de correcciones políticas al uso, una obra necesaria que logra que uno valore su país (o no) por lo que es y no por ensoñaciones identitarias más o menos comúnmente aceptadas. Sergio del Molino hace en La España vacía un deslumbrante ejercicio intelectual al desplegar un universo de referencias culturales muy familiar para lectores de mi generación pero al tiempo interesantes para cualquiera.

Uno se acerca al libro pensando que probablemente sea un estudio demográfico o histórico de una zona geográfica concreta o bien de un manifiesto enamorado de un paisaje y unas gentes poco frecuentadas, pero La España vacía no es nada de eso, es una reflexión personal interesantísima y fantásticamente escrita que nadie debería perderse.

 

Andrés Barrero
@abarreror
contacto@andresbarrero.es

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