La invasión de las bolas peludas, de Luke Rhinehart

La invasión de las bolas peludasEl pasado 20 de abril, el escritor Eduardo Mendoza recogía en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares su más que merecido Premio Cervantes. En su discurso ponía en valor el humor como género literario, ese humor que ha impregnado toda la obra del barcelonés, legándonos personajes que ya forman parte de nuestra literatura como su marciano Gurb o aquel detective anónimo que tantas novelas ha protagonizado. Y empiezo hablando en esta reseña del maestro Mendoza porque el libro del que hoy vengo a hablaros es una de las novelas más divertidas que se han publicado en los últimos años, casi a la misma altura que Sin noticias de Gurb.

La invasión de las bolas peludas es la última obra del norteamericano Luke Rhinehart, autor de la novela El hombre de los dados que tan famoso le hizo en los años 70 y que tuve la suerte de leer el año pasado gracias a la oportuna recuperación de los amigos de Malpaso. En esta ocasión, Rhinehart se vale del humor para hacer una divertida, voraz y ácida crítica al sistema capitalista norteamericano simulando una invasión alienígena de lo más curiosa. Empecemos explicando un poco la historia. Billy Morton es un pescador entrado en años que vive una vida tranquila basada en su vieja embarcación pesquera y una plácida familia en Long Island formada por su joven esposa y sus dos hijos. Un día, faenando en el mar, aparece entre sus redes un raro pez con forma esférica y pelos plateados. Ante el estupor de Billy y sus compañeros, la bola empieza a dar botes por la embarcación y al llegar a tierra, decide acompañar a nuestro protagonista a su casa, convirtiéndose en la mascota ideal para sus dos hijos. Este pequeño bicho, apodado Louie, resulta no ser el único en la Tierra, y aunque solo parecen querer divertirse, en sus actos empiezan a advertirse unas intenciones no tan benévolas. Cuando estos nuevos habitantes comienzan a organizar hackeos masivos a grandes empresas (Agencia Nacional de Seguridad incluida) y sabotajes varios, la maquinaria del sistema capitalista y el Gobierno de los Estados Unidos tratarán por todos los medios de parar esa presunta amenaza, convirtiéndose los Morton en los grandes perjudicados por su intento de defender a esas inofensivas bolas de pelo.

Si El hombre de los dados tenía diálogos sublimes capaces de sacarte una sonrisa, en esta ocasión contamos con capítulos enteros de carcajada sonora, de esa que produce agujetas en el estómago al día siguiente, sobre todo para los que no solemos ejercitar suficientemente los consabidos abdominales en el gimnasio. Las primeras cien páginas del libro son una auténtica delicia, si bien es cierto que a partir de ahí el nivel de risas (no de calidad) empieza a decrecer. El mérito principal de Rhinehart no es solo hacer reír al lector, haciendo válida esa máxima que dice que es más difícil hacer reír que hacer llorar; el verdadero mérito está en utilizar el humor (mezclado con la ciencia-ficción) para sacar los colores a un sistema político, financiero y social lleno de carencias. Mientras los proteicos (así serán bautizados estas peludas bolas) parecen tener como único fin la diversión, los EEUU se pondrán su traje de salvadores del Mundo (ese disfraz que tantas veces suelen ponerse sin que nadie se lo pida) para hacer, una vez más, el mayor de los ridículos. Louie, Galimatías, Molière, LS y su séquito proteico, una vez conocidos los modos de comportamiento de la raza humana, arrojan un veredicto demoledor sobre nosotros. La estupidez humana no tiene límites. Tal cual.

Luke Rhinehart decide contarnos esta historia de una manera muy original, llevada a cabo con acierto. En La invasión de las bolas peludas se van mezclando distintas voces y distintos relatos, salteándolo de vez en cuando con ficticios informes policiales, recortes de periódicos y varios extractos del “Nuevo diccionario proteico del idioma americano”, donde el autor saca toda su artillería irónica y satírica. Y para muestra, os dejo dos definiciones de este divertido repertorio.

CAPITALISMO: Apaño económico para que las empresas privadas y los muy ricos organicen el sistema y puedan controlar los medios de comunicación, a los políticos y todas las ramas del gobierno con el fin de garantizar que las cuentas bancarias de los ricos, por los ricos y para los ricos no desaparezcan de la faz de la Tierra.

REINO UNIDO: Portaaviones estadounidense situado cerca de las costas europeas, usado para bombardear a ciudadanos árabes en varios lugares de Oriente Medio y África.

Al igual que le pasaba con su gran obra, el principal defecto de Rhinehart reside en un exceso de páginas que, pese a ser digerible, impide a su novela alcanzar el sobresaliente. Pero aun así, no puedo más que terminar la reseña recomendando esta genial historia, una valor seguro en la literatura de humor actual y sobre todo, una novela llena de verdades que terminan por sacar los colores a más de uno.

César Malagón (@malagonc)

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